La aplicación de la vacuna para prevenir el virus del papiloma humano (VPH) ha sido satanizada por diferentes causas, entre ellas las religiosas, culturales y económicas, a pesar de que el no aplicarla provoca un alza alarmante de casos de cáncer cervicouterino, aseguró Miguel Ángel Bernal Davish, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Veracruzana (UV).
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta vacuna puede aplicarse a niñas y niños de nueve a 14 años de edad, y al respecto, el médico ginecólogo y representante del cuerpo académico (CA) Salud Reproductiva y Educación, detalló que existen en el mercado tres tipos de vacuna: la Cervarix, que ayuda a proteger de las cepas 16 y 18 consideradas como las más agresivas y causantes del mayor número de cáncer cervicouterino, y que ya interviene también en el varón provocándole cáncer de pene y ano.
La segunda vacuna es la Gardasil, que además de proteger de las cepas mencionadas, cubre de las 6 y 11 que son condilomas (enfermedades venéreas). La tercera, que lamentablemente aún no llega a países subdesarrollados, entre ellos México, es la nanovacuna Gardasil 9 que protege de las cepas 6, 11, 16, 18, 31, 33, 45, 52 y 58, y que representa una nueva manera de hacer ciencia para mejorar la salud.
Esta última vacuna que se administra ya en algunas partes del mundo, tiene la ventaja de proteger hasta de nueve virus, por lo que representa un nuevo paradigma y un gran paso para optimizar la inmunogenicidad, y se espera que para 2022 llegue a nuestro país.
Como dato interesante, Bernal Davish mencionó que en algunos países las vacunas se están aplicando desde hace 13 años a mujeres y hombres, lo que ha dado por resultado que quienes las han recibido no registren ningún caso de cáncer de cérvix, vulva, vagina, pene y ano; esto pone de manifiesto que son el mejor método de prevención y ha llevado a que otras naciones empiecen a replicar este sistema. El ejemplo clásico es Australia, con una cobertura de vacunación del 95 por ciento a diferencia de nuestro país, que es del 45 por ciento.
Por lo anterior, el académico consideró que es importante que se inicie la vacunación en las mujeres para prevenir el VPH a partir de los nueve años de edad, dado que es la etapa en la que tienen mayor capacidad de generar anticuerpos (tres veces más que un adulto) y aplicarla antes del inicio de vida sexual porque aún no existe el contagio, ya que la vacuna no protege si ya está infectada(o) por alguna cepa del VPH.
Actualmente se debe ampliar la vacunación a los niños y jóvenes para brindar una mayor protección, “no es que se les incite a comenzar una vida sexual como lo comentan algunas madres de familia, sino que es una acción científica de prevención; ahora, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) recomienda que se aplique a hombres y mujeres de entre 27 a 45 años de edad”, para obtener la cobertura total y erradicar el cáncer por VPH.
Alto índice de embarazos adolescentes
El médico especialista refirió que Veracruz ocupa el primer lugar a nivel nacional en embarazos en adolescentes menores de 16 años de edad, lo que pone en riesgo sus vidas ya que aún no tienen la estructura anatómica para ser madres reproductivas, pues la edad ideal es a los 24 años. “Es mucha la diferencia en desarrollo físico, mental, anatómico y social”.
Destacó que por edad no es recomendable el parto de manera natural, ahí estaría indicada la cesárea tras una evaluación obstétrica, en donde el médico debe decidir en qué condiciones se encuentra la joven, las semanas de embarazo y el riesgo-beneficio, puesto que existen registros de defunciones de mujeres jóvenes por una atención precaria o un control prenatal inadecuado, ya que muchos de estos embarazos también se ocultan.
Indicó que la principal causa de fallecimiento de embarazadas es la hemorragia obstétrica, seguida de la preeclampsia, aunque las condiciones son muy variables pueden ir desde que el útero de la adolescente no esté anatómicamente capacitado, no se contraiga después del alumbramiento, la ruptura del mismo o que presente retención placentaria; éstas son algunas de las situaciones que pueden culminar en una hemorragia obstétrica.
Con la finalidad de contribuir a la disminución de este problema, Miguel Ángel Bernal dijo que la UV, a través del CA que coordina, en colaboración con los Servicios de Salud de Veracruz (Sesver) ofrecen cursos de capacitación a médicos generales, alumnos y personal del Área de Ciencias de la Salud interesados en el tema del manejo de hemorragias obstétricas, en donde participan especialistas expertos, y las prácticas se hacen en simuladores de la técnica Zea para el pinzamiento de las arterias uterinas a efecto de detener la hemorragia, así como en el manejo y creación del balón de Bakri artesanal.
Los cursos tienen valor curricular y son avalados por el Departamento de Educación Continua de la UV.
UV/José Luis Couttolenc