Leemos mucho más literatura traducida que en su versión original, afirmó Bojana Kovačević Petrović, académica de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Novi Sad de Serbia, al finalizar su estancia académica en la Universidad Veracruzana (UV) con una conferencia magistral impartida en la Unidad de Humanidades.
La profesora del Departamento de Lenguas Romances de la universidad eslava fue la facilitadora del tercer curso-taller Traducción y Literatura, adscrito a la Cátedra Interamericana “Carlos Fuentes” (CICF), que este año contó con la colaboración de la Dirección General de Relaciones Internacionales (DGRI) y el Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias (IIL–L) de la UV.
En el Salón Azul de la Unidad de Humanidades, Kovačević impartió la conferencia “Escritores-traductores hispanoamericanos: Borges, Cortázar, Aira, Piglia…”, ante un público compuesto por estudiantes y académicos de la Facultad de Letras Hispánicas principalmente.
“En definitiva la traducción está vinculada estrechamente con la literatura y cuando uno lo piensa, leemos mucho más literatura traducida que en su versión original”, planteó.
Un hecho paralelo y poco tomado en cuenta es que “pocas veces sabemos los nombres de los traductores, normalmente no los recordamos”.
Mostró que desde hace siglos, destacadas figuras literarias de Latinoamérica se han dedicado a la traducción, como son los casos del inca Garcilaso de la Vega, Andrés Bello, José María Heredia y Pablo Neruda.
En el caso de Jorge Luis Borges, recordó que su primera traducción publicada fue el cuento El príncipe feliz de Oscar Wilde, que realizó cuando tenía nueve años y señaló además la importancia de que haya traducido a Walt Whitman siendo el propio Borges un poeta.
Otro de los aportes del argentino fue la difusión de autores de habla inglesa en América Latina, como lo muestran sus traducciones de Las palmeras salvajes de William Faulkner, Orlando y Un cuarto propio de Virginia Woolf y la última página de Ulises de James Joyce.
En el caso de Julio Cortázar, comentó que antes de volverse mundialmente famoso por su novela Rayuela en 1963, ya había publicado traducciones, entre ellas Memorias de Adriano de Marguerite Youcernar que el propio escritor consideró como definitoria en su decisión de volverse narrador.
En cuanto a Ricardo Piglia, dijo que “era un gran traductor y tenía muchísimas reflexiones sobre la traducción”, hecho que enfatizó porque “no se presta debida atención a los traductores, siempre son algo que se supone, que está como de paso, pero Piglia está muy consciente de la traducción”.
Retomó su planteamiento de que el traductor “es el mejor lector que puede haber porque es uno de los pocos que lee el texto con un detallismo y un interés extremo”.
Sobre César Aira, reconoció que no se identifica mucho con su postura de traducir por oficio la mala literatura, porque es “más fácil” y aporta ingresos; en tal sentido, recomendó a los jóvenes interesados en la traducción ser selectivos y escoger buenos libros y buenos autores para traducir.
Finalmente hizo un reconocimiento especial a la UV por integrar en una colección las traducciones que realizó a lo largo del tiempo Sergio Pitol, ya que brindan una oportunidad para leer autores que de otra forma serían desconocidos.
“No puedo dejar esta Universidad sin mencionar a su gran autor Sergio Pitol que nos dejó tanto y aprovecho para felicitarles por su colección como traductor, es la cosa más impresionante que he visto y es una verdadera hazaña”, aseveró.
Como moderadora de la charla, Norma Angélica Cuevas Velasco, secretaria ejecutiva de las Cátedras de Excelencia e investigadora del IIL–L, resaltó que es la primera ocasión que la CICF dedica un curso en específico a la traducción.
“Por primera vez vimos traducción de teatro, con todo lo que ese discurso hipercodificado supone”, apuntó al referir además que esta conferencia fue el evento de clausura de la visita académica de Bojana Kovačević, la primera que realiza a nuestro país, por lo que agradeció a la directora de la Facultad, Magali Velasco Vargas, por el recibimiento.
UV/David Sandoval