En esta parte final de la conversación, José Luis Quetzal nos habla de su relación con sus dos grandes amores, el ska y el jazz.
JazzUV
Estuve en algunos cursos en JazzUV cuando estaba en la Facultad, pero me había negado a entrar a la licenciatura, en enero del 2013 me convencieron y entré. Hice el examen de nivelación, me pusieron en el quinto semestre de propedéutico, después hice examen para la licenciatura y entré. En mi generación éramos como veinticuatro, de los cuales nada más tres éramos de aquí de Xalapa: Luigi Ávila, Cachi —un percusionista que toca con los Soflama, es buenísimo— y yo.
Tata ska
La primera persona en tocar ska en México fue un xalapeño, Toño Quirazco, trabajaba en Televisa y alguien le dijo mira, está pasando este fenómeno en Jamaica, vete a investigar qué es y vienes y lo reproduces aquí. Se fue, regresó, se apropió del estilo y formó una orquesta que se llamaba Orquesta Hawaiana. El rock estaba muy penado, prácticamente prohibido, después del Festival de Avándaro sacaron el rock de las estaciones de radio y televisión, y la música de Toño Quirazco fue la contraoferta, entonces este señor produjo varios discos con la Orquesta Hawaiana.
Cuando tenía la segunda banda de ska, un amigo nos dijo conozco a la sobrina-nieta de Toño Quirazco, va a ser su cumpleaños y quiere que toquemos. Él tenía su casa en la carretera que va de Las Trancas a Coatepec, ya era un señor de noventa y tantos años. Fuimos y también llegaron los músicos de una banda de ska que se llama La Tremenda Corte. Hasta ese momento, no había mucha información sobre Toño Quirazco, encontrabas su nombre en algunos artículos, en algunos libros, pero no podías encontrar conciertos ni nada más; estos cuates llevaron una computadora y le dijeron oiga, señor, no hay mucha información sobre lo que usted hizo, déjenos copiar sus discos y sus videos porque casi nadie los conoce, casi nadie sabe que el padre del ska mexicano es Toño Quirazco.
Creo que él no sabía realmente lo que había logrado, le dijimos que hay bandas de ska en todo México y él no lo creía, decía ¿en serio?
Ellos todavía grabaron un tema con él ya viejito, y como tres o cuatro años después de eso, falleció, pero ya está el acervo, ya buscamos Toño Quirazco y encontramos muchos conciertos en la Normal y en el Teatro del Estado.
Ska jazz
Desde que entré a la Facultad de Música, quería hacer un grupo de ska chido, un grupo formal que compitiera con la música, llamémosle, culta, un grupo de ska que pudiera presentarse en Jazzatlán y foros así. La corriente estética del ska en México está muy limitada a lo que hacen en la Ciudad de México, entonces el saxofón que suena, digamos, feo se vuelve parte de esa estética, yo tengo compañeros que están en bandas de ska de allá y les piden que el sonido sea así y eso afecta a esa corriente. En el ska, igual que en el jazz, hay olas, la primera es la de Jamaica, la segunda es la de Inglaterra, la tercera ola es el ska latinoamericano y muchos creemos que hay una cuarta ola que es la vuelta al jazz, por cada ciudad que tiene una escena de jazz fuerte, hay un grupo de ska jazz, hay en São Paulo, en Santiago, en New York, en Rotterdam, en Tokio, es un movimiento global.
En 2014 dije es un movimiento global, quiero sumarme e hice una banda de ska que se llama Xalapa Ska Jazz con Kachín, Omar Rincón, Abel Monroy, Billy —que está conmigo ahorita en la Xalli [Big Band]—, un compañero que estaba conmigo en JazzUV que se llama Arturo Naranjo y un amigo de aquí de Xalapa que se llama Trix. Y con la compañía de teatro Funámbulo que dirige Tony Ortiz, que tiene un foro por Los Lagos que se llama Casa 13, hicimos un performance para presentarlo en los Juegos Centroamericanos, ese evento fue en el Parque Juárez en noviembre del 2014.
Ese proyecto, por más que es mi sueño y mi querer, siempre lo tengo varado por chamba o por cualquier otra cosa.
Jazz House Collective
En 2015 se armó el Jazz House Collective, empezamos grabando tareas y siendo amigos, yo creo que es lo que mantiene junto al Jazz House Collective, que somos amigos, incluso antes de tener el ensamble nos llevábamos todos, siempre estábamos en esa casa grabando o simplemente echando la hueva, tomando caguamas o lo que fuera, entonces, al momento de tocar juntos y ver la química que había, el Jazz House se dio de manera natural.
Bogotá. Toma uno
Ese mismo año, 2015, un amigo armó un grupo de salsa para ir a un festival a Bogotá, Colombia, que se llama Festival Internacional de Teatro y Arte Popular Entepola, es un festival de teatro popular latinoamericano pero ahí lo cambiaron y metieron un montón de otras cosas. El festival fue en agosto de 2015, armamos un repertorio y fuimos—fue la primera vez que fui a Bogotá—, él ya había ido, ya conocía la ciudad, ya sabía dónde buscar lugares para tocar ese género. Fuimos Marabotin —el conguero de Recoveco—, Billy —mi compañero de la Xalli [Big Band]—, Christopher Tornero en el bajo, Mike Collado en el piano, Hugo Gómez —un guitarrista que ahorita está en Querétaro pero estuvo con nosotros en JazzUV—, Lalo Bouchez —el jaranero— y conseguimos un percusionista de allá.
Este festival es una comunidad muy fuerte y muy unida de Latinoamérica, llegamos a Bogotá y nos recibieron bien chulo. Se trata de llevar arte a barrios marginales, entonces pasamos una semana en una especie de refugio tipo comuna ubicado en el barrio donde eran los conciertos, convivimos con la gente del barrio, íbamos a la tienda a la que va todo el barrio. Ese año fue en una región que se llama Juan Rey que está a las afueras de Bogotá, en la región montañosa, y hace mucho frío, de por sí Bogotá es fría pero en la montaña es más horrible todavía
En este festival hay un vínculo muy fuerte con la gente, imagínate que vives en la Colonia Revolución o en Iztapalapa y llega un montón de extranjeros al gimnasio municipal, esa vez éramos cerca de 200 invitados. Es una semana de actividades, hay talleres de muchas cosas, hay teatro, hay música, hay performance, hay grafiteros, hay de todo y de todos lados, de Ecuador, Chile, Paraguay, Uruguay, Argentina, Venezuela. Esa vez hicimos un jam chulísimo con unos raperos venezolanos, metimos la quijada y la jarana. Luego armamos un jam de son jarocho en el refugio, que era una comuna, imagínate un espacio enorme lleno de colchones y ahí estábamos todos conviviendo. Se hacen unos lazos muy, muy fuertes con los organizadores, con la gente del barrio, la señora de la panadería de enfrente ya nos ubicaba, nos decía ya es hora de desayunar, tú quieres una changua, tú, un tinto y tú un perico con leche.
Es un festival que se enfoca en llevar un poco de fe y esperanza con las artes a los barrios marginales. Esa primera vez que fui, llegó un chico del barrio de Juan Rey y me dijo oye, ¿es muy difícil tocar el saxofón?, le dije no, es como aprender cualquier cosa, nada más es trabajo y estudio, y se quedó con que quería aprender, imagínate, eso me pasó a mí, ¿a cuántos de los actores, de los clowns, de toda esa gente le pasó algo así? Esa es una labor muy importante que no se hace tanto como debería.
Bogotá. Toma dos
En 2017 volví a ir al Enterpola y me llevé a Nain [Solana], yo había quedado de tocar con dos músicos colombianos pero llegando a Colombia me robaron el celular y ahí tenía los números. Al segundo o tercer día del Festival, me encontré con unos músicos de Cuernavaca que son amigos de un chico que estudió conmigo en JazzUV, tienen un grupo de son que se llamá Papá Son. Les conté que me robaron el celular y ya no tenía músicos, me preguntaron si llevaba los papeles, se los pasé y sacaron el repertorio en dos días. Montamos una suite que hizo Nain inspirado en la jarana yucateca que se llama La montaña de Sísifo, unos temas míos, unos standards y eso tocamos.
Desde 2013 estoy con una banda de ska-punk de Veracruz que se llama Comandante Mono y también me los llevé al Enterpola ese año, entonces andaba yo partiéndome en dos.
En septiembre voy a Bogotá con Jazz House Collective, el destino me ha llevado cada dos años allá, es una de mis ciudades favoritas.
The End of a Love Affair
En febrero del año pasado me titulé de JazzUV, me acompañó Jazz House, montamos un par de arreglos y un tema mío que se llama Harakiri Song, lo compuse en un grupo en el que estuve con Aldo [Rivera] que se llama Defet. Aldo no nos podía acompañar porque es profesor de JazzUV, entonces, ese tema lo tocamos con César Trejo.
Cuando estaba preparando mi concierto de titulación, entré a la Xalli Big Band y desde entonces también estoy ahí.
First Love
Sigo con el ensamble de ska jazz, la razón de ser de ese grupo es tocar una música compleja pero que se pueda bailar, algo así como lo que pasó con la timba, porque el ska es un ritmo muy pegajoso y cabe decir que ya es parte de la cultura, ya no se puede negar, hay un movimiento en todo el mundo y quiero sumarme porque el ska me dio el interés por la música y gracias a él estoy aquí hablando de mi trayectoria, entonces creo que debo devolverle algo.
PRIMERA PARTE: ¿Águila o sol?
SEGUNDA PARTE: Los hilos de la madeja
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