Miguel Ángel Yunes Linares dejó la Secretaría de Gobierno en la última etapa del sexenio de Patricio Chirinos para ir a la dirigencia estatal del PRI, posición desde donde buscaría la candidatura de la otrora aplanadora tricolor al Poder Ejecutivo de Veracruz.
Como se dice en el argot del juego, apostó su resto al proyecto para suceder a Chirinos y fracasó en su objetivo: como dirigente estatal del PRI no tuvo un mal resultado de acuerdo con los parámetros actuales; sin embargo, para lo que se esperaba en 1997, la derrota fue dolorosa y costosa en las elecciones municipales de ese año.
Todos los actores políticos veracruzanos relegados, marginados o incluso perseguidos por el entonces secretario de Gobierno, pasaron la factura y se encargaron de propinarle un duro revés.
Con el slogan “Va derecho”, el PRI de Yunes Linares sólo ganó en 103 municipios y perdió 97 (entonces eran 210 Ayuntamientos en Veracruz); fue un escándalo de enormes proporciones que dejó fuera de la jugada a quien era considerado el hombre fuerte de gobierno de Chirinos Calero.
Como dirigente del partido logró victorias en municipios pequeños; tal vez los más importantes fueron Poza Rica, Pánuco, San Andrés Tuxtla y Martínez de la Torre. En cambio, el PAN del extinto Augusto César Leal Angulo se llevó 39, entre ellos Boca del Río, Córdoba, Orizaba, Tantoyuca, Tierra Blanca y Veracruz; mientras que para el PRD de Domingo Alberto Martínez Reséndiz fueron 59, entre ellos Coatzacoalcos, Cosamaloapan, Papantla, Tuxpan y Xalapa. El resto, unos cuantos, se distribuyeron entre los partidos del Trabajo y Verde Ecologista.
Al terminar ese proceso electoral se afirmaba que debido a la derrota priista, Yunes Linares se había convertido en un cadáver político.
Pero en política no hay muertos y en 2006 fue nombrado director general del ISSSTE, con lo que reinició su carrera política en el Altiplano.
En 2010, fortalecido por su alianza con Elba Esther Gordillo y con el presidente Felipe Calderón, fue candidato por el PAN a la gubernatura y perdió la contienda con Javier Duarte, arropado por el entonces gobernador Fidel Herrera.
Tras ese nuevo fracaso se dijo que, ahora sí, Miguel Ángel Yunes estaba sepultado políticamente pero contrario a ello regresó primero para ser diputado federal plurinominal en 2015 y posteriormente candidato panista a la gubernatura un año después. En esa elección, el de Soledad de Doblado derrotó al priista Héctor Yunes Landa y se convirtió en el primer gobernador surgido de un partido diferente al tricolor en la época contemporánea.
En 2018 no apareció en las boletas, pero su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez sí fue candidato, de tal manera que esa nueva derrota fue sumada a su cuenta de descalabros políticos.
López Obrador y Cuitláhuac García derrotaron las aspiraciones de continuidad de ese grupo que se había apoderado del panismo.
Este año, en una nueva contienda interna por la dirigencia estatal de Acción Nacional, el grupo de Yunes fue descalabrado una vez más, ahora por el equipo de Joaquín Guzmán Avilés, Enrique Cambranis y Julen Rementería; y al igual que en 1997, 2010 y 2018, se dice que de ese resultado el ex gobernador no se levantará; sin embargo, la historia de las últimas dos décadas en Veracruz nos ha enseñado que en política no hay muertos. Aun así, se observa muy complicado un nuevo regreso del panista.
Dato electoral
En los últimos 22 años, de 1997 a la fecha, sólo un operador político veracruzano ha mejorado los números de Yunes: Fidel Herrera.
En 1997, Yunes ganó 103 municipios para el PRI, y en 2017 consiguió 112 victorias para el PAN; esos números, sin embargo, fueron eclipsados por el resultado que alcanzó Fidel Herrera en las elecciones de 2007: 155 ayuntamientos. @luisromero85