Veracruz, Ver.- Jesús y sus primos, que conforman el grupo “Rostros de papel”, comenzaron a elaborar globos monumentales de papel a la edad de siete años en su barrio en San Andrés Tuxtla por el interés de sumarse a una de las tradiciones culturales de esa ciudad.
A lo largo de 13 años, los jóvenes han presentado sus globos monumentales de papel en varias ciudades del estado y otros estados del país, como Morelia, Oaxaca y Yucatán.
En su niñez comenzaron elaborando globos de tres metros de altura, pero ahora sus diseños alcanzan entre 10 y 15 metros de altura, destacando uno que confeccionaron con la figura de Hachiko, el perro japonés que esperó a su dueño durante años a las afueras de la estación Shibuya.
Sus globos iniciales fueron resultado de la observación, sin embargo, aprendieron unas técnicas nuevas que les compartieron artesanos originarios de Brasil que participaron en el Festival del Globo que organizan anualmente las autoridades municipales en el mes de septiembre.
“Somos de la misma edad, tenemos casi 20 años, y estamos haciendo globos desde que tenemos siete años, desde hace 13 años estamos elaborando globos, desde el globo más chico hasta ahora que presentamos el más grande, con nuevas técnicas de amigos brasileños que vinieron (…) Es una tradición que ha persistido a través de los abuelos, los vecinos y queremos seguir la tradición”, subrayó.
Jesús comentó que la elaboración de un globo monumental puede requerir hasta mil pliegos de papel china y alcanzar un costo de hasta cinco mil pesos, como el que presentaron la tarde del viernes en el zócalo de Veracruz, cuyo diseño fue una invitación a fomentar la paz en la sociedad.
Los jóvenes elaboran un globo monumental en aproximadamente una semana, lo cual depende de los pliegues y el tamaño.
Cabe mencionar que los integrantes de “Rostros de papel” participarán en el Festival del Globo que se realizará en San Andrés Tuxtla del 13 al 16 de septiembre, evento al cual también asistirán fabricantes de ese tipo de arte originarios de Francia, Colombia, El Salvador, Brasil.
AVC/José Juan García