“Si Morena se echa a perder, renuncio”
Andrés Manuel López Obrador
Con todos los acontecimientos sangrientos que a diario nos chutamos los veracruzanos, pensamos que en primer lugar no los merecemos porque hemos sido un pueblo de gente pacífica, trabajadora, productiva, con un elevado sentido de la hospitalidad, responsables en lo que hacemos o tenemos como trabajo y, sobre todo, honorables.
Veracruz había venido creciendo dentro de los parámetros normales, es más, en sexenios como los de Rafael Hernández Ochoa, Agustín Acosta Lagunes, Fernando Gutiérrez Barrios (que concluyó Dante Delgado) y Patricio Chirinos, bien. Con un nivel muy adecuado de paz y tranquilidad social, los ganaderos y campesinos arraigados a sus tierras, con prosperidad, produciendo y haciendo que el estado ocupara los primeros lugares en cada una de las ramas de la producción e, incluso, con una organización de la CNC a la que hicieron fuerte los productores del agro a través de sus dirigentes.
Agustín Acosta Lagunes, por su forma de administrar los recursos públicos, tres años de guardar el dinero de las arcas para que produjeran intereses y tres de invertir todo, incluyendo esos intereses, lo que nos vino muy bien a los veracruzanos. Sin embargo, Tío Tín, como le decían sus “querubines”, soltó el control político y dejó crecer bandas de delincuentes que se dedicaron a robar ganado, a invadir ranchos y a crear un clima de violencia en el medio rural que requirió de una mano dura como la de don Fernando Gutiérrez Barrios, para restablecer la paz pública y lo hizo en solo dos mese de campaña.
Con don Patricio Chirinos todo fue respeto y austeridad, un sexenio de trabajo que si bien no dejó grandes obras materiales, sí una enseñanza de saber vivir con lo que ganamos a diario y tener amplias posibilidades de triunfar en la vida siempre y cuando seamos trabajadores y honestos. Qué tiempos aquellos, hemos repetido la palabra honestidad porque es la correcta pero además porque nos gusta recordarla hoy que todos los implicados en la vida política del país, del estado y de nuestro municipio la ignoran, o su significado.
Don Miguel Alemán Velasco no fue un ejemplo de gobernador, más bien se dedicó a viajar por Europa con su distinguida esposa, dejó en manos de su sobrino Sergio Maya Alemán las finanzas del estado a cambio de que le entregara “buenas cuentas”, como lo hizo, y a los demás que se despacharan con la cuchara grande, como fueron los casos de Ricardo García Guzmán, cuñado temporal, Alejandro Montano Guzmán, Roberto López Delfín y dos que tres más que no representaron un escándalo por lo que sustrajeron, pero por lo demás hubo orden, seguridad ni se diga, y bueno a lo mejor los veracruzanos vivimos una época de gobierno virreinal con una primera dama del estado que había sido Miss Mundo, y un caballero como don Miguel Alemán todo decencia y educación que, cuando menos, supo respetar a sus gobernados.
Pero llegó el fidelato como la primera plaga que le cayó a un estado próspero, tranquilo, trabajador y honesto.
La Nauyaca, como es conocido en Nopaltepec, su tierra de origen, vino al estado a cobrar las facturas sociales que le debían: se crió en la más espantosa miseria, vendiendo dulces descalzo para sacar adelante a cinco hermanos; se las arregló como pudo para salir adelante y, gracias a su inteligencia, consiguió que los habitantes del lugar lo ayudaran a terminar sus estudios y a continuar porque mostraba ser el más brillante de sus compañeros.
Fidel padeció el desprecio de muchas jovencitas de su edad por su apariencia física. Aunque hablaba muy bonito (fue campeón nacional de oratoria), las mujeres lo rechazaban por su físico. Gracias al impuso que le dio Juan Maldonado Pereda, entonces secretario particular del gobernador Rafael Murillo Vidal, Fidel entró al equipo de oradores de la campaña de Luis Echeverría Álvarez, donde el joto Mario Moya Palencia, coordinador general de la campaña y con quien Fidel sostuvo una relación, le brindó la oportunidad de formar parte del cuerpo de oradores de Echeverría.
Fidel Herrera fue director general de la Conapo-Sedue, donde colocó al orizabeño “El Gallo” Palacios como administrador, saqueando las arcas de esa institución para luego dejar en la cárcel al político xalapeño, quien murió de un infarto resultado de la impresión. Luego, siendo Fidel diputado federal, logró llevarse al área administrativa del Congreso a un hijo del maestro Gerardo Fernández Carreto, a quien colocó en el área donde se expedían los cheques gracias a lo cual logró sustraer millones de pesos que, al ponerse al descubierto el robo, quien fue a parar a la cárcel fue el hijo de Fernández Carreto.
Ese era Fidel Herrera Beltrán, el traumado pillo que aspiraba a tener riqueza en abundancia para vengar las afrentas que la vida le había puesto enfrente. Por eso, cuando fue gobernador del estado trajo a los Zetas, les brindó impunidad a cambio de una cuota y se llenó de dinero a cambio de poner en riesgo la vida de los veracruzanos.
Javier Duarte de Ochoa, su calca, el joven huérfano de padre quien junto con sus hermanos y su señora madre tuvieron que mendigar la comida diaria, al llegar a trabajar en el Senado de la República ganando cuatro mil pesos al mes, como encargado de la síntesis con el entonces senador Fidel Herrera Beltrán, se contagió del resentimiento social que traía Fidel y al llegar a la gubernatura hizo lo mismo que su maestro: negociar con los narcotraficantes y todo tipo de comerciantes del poder para amasar una inmensa fortuna, sin importar el destino de sus gobernados quienes, como para Fidel, eran “carne de cañón” de los delincuentes.
Miguel Ángel Yunes Linares, el panista vengador, hizo lo mismo, con la diferencia de que al tratar de imponer como sucesor a su hijo perdió toda proporción de la realidad y el control del estado, y en venganza nos dejó sembrado al fiscal Jorge Winkler Ortíz, su mejor alumno, quien ha cumplido hasta hoy con la encomienda que su jefe Yunes le dejó de desestabilizar al estado desde la Fiscalía.
Este pleito que no debiera existir entre el Fiscal y el Gobernador ha costado la vida de cientos de veracruzanos, ha dejado en la calle a otros miles, ha permitido que la delincuencia se apodere de todos los espacios y ha convertido a Veracruz en un estado que no merecemos.
Pero… Lo hemos dicho decenas de veces en este espacio, ¿qué se necesita para que el Fiscal Jorge Winckler deje el cargo?, un par de valores que el secretario de gobierno Eric Cisneros Burgos no ha tenido, como en su momento los tuvo Yunes Linares con el ex Fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, a quien solito, sin la compañía de nadie, visitó dos noches antes de su toma de posesión, habló con él y salió corriendo. Cisneros Burgos solo se ha dedicado a fanfarronear, como lo define su expatrón Dante Delgado, a pasear, a inventar actos sin importancia y, eso sí, a colocar a sus chiquitas en puestos claves de la Secretaría de Gobierno.
Insistimos, los veracruzanos no merecemos esto. Está bien, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) arrasó en la elección gracias a un malestar social generalizado, pero jamás pensamos en las consecuencias de votar a lo loco.
Reflexión
No es posible, Carlos Loret de Mola logra que Cuitláhuac y Winckler hagan las paces; este lunes se reúnen para marcar las pautas. Solo falta que el gobernador se ponga a la disposición del Fiscal… Habrán ganado Yunes, Dante, Eric Cisneros y Winckler.
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