Coatzacoalcos, Ver. – «¡Familiares de Israel Martínez López! ¡Familiares de Israel Martínez López!», grita un empleado de la Fiscalía General del Estado (FGE) que sale del área de servicios periciales y entra a la sala de espera del Centro Integral de Justicia (CIJ).
Junto con Ulises Ramos, Ozuki Rodríguez Pacheco, el joven de nacionalidad filipina Nathaniel Alidan, es nombrado, pero nadie responde al llamado.
Al fondo se oye el llanto de los familiares de otra persona que identificó en fotografías a una de las víctimas del atentado en el centro nocturno «Caballo Blanco», pues los cuerpos fueron enviados al Servicio Médico Forense (Semefo) de Cosoleacaque.
Una a uno, los deudos van pasando luego de realizar el papeleo, que incluye el acta de nacimiento y otros documentos oficiales. Faltan abrazos y palabras de consuelo para tantas caras largas, de tristeza e impotencia.
Al frente de la sala, cuatro personas tratan de consolar a una mujer que llora. Las escenas se repiten por doquier.
«Ya está confirmado nada más estoy esperando a traer los documentos. Estoy esperando a mi hermana para que traiga mis papeles, están pidiendo que su mamá esté presente.
“Me quedé así como de cómo es posible que le haya pasado eso», cuenta al teléfono una conocida de una de las empleadas que perdió la vida tras el ataque.
Antes de las nueve de la mañana llegan trabajadores de crematorios y funerarias. En la recepción, una mujer nombra a 13 personas presuntamente muertas tras el atentado.
«Pedro Ricardo García, Carlos Alberto Arreola, Óscar Pérez Soto, Erick Hernández Enríquez, Abril Ojeda Sierra, Catalina Cecilio Díaz, Anahí Granados de la Paz, Antonio de Jesús Olaf Sadir, López Rodríguez Romeo Antonio, Agustín Cortés Santos, Samuel Morales López, Mario Alejandro Martínez Lugo, Miguel Ángel González ¿alguien más que haga falta de anotar en esa lista?», expresó una mujer.
La lista crece conforme transcurre la mañana, poco a poco llegan más personas a preguntar por sus familiares. Durante las últimas horas han recorrido hospitales y panteones, pero sin saber nada de sus consanguíneos.
AVC/ Armando Ramos