Un grupo de científicos lograron medir a través de una exploración el tamaño de la denominada “zona muerta” del Golfo de México, la cual es uno de los lugares más grandes del océano en donde hay bajas condiciones de oxígeno que puede matar a los peces y la vida marina.

La investigación fue liderada por la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica de EE.UU.  (NOAA) quienes pudieron establecer que esta zona tiene un tamaño aproximado de 6.952 millas cuadradas (más de 1.8 millones de hectáreas).

“El tamaño medido de la zona muerta, también llamada zona hipóxica, es la octava más grande en el registro de 33 años y supera el promedio de 5.770 millas cuadradas de los últimos cinco años”, explicó la NOAA.

De acuerdo con la entidad, el tamaño récord de esta zona históricamente ha sido de 8.776 millas cuadradas alcanzado en 2017 y aunque se había pronosticado que este año el tamaño iba estar sobre las 7.829 millas cuadradas, las condiciones cambiaron por las descargas de nutrientes de varios ríos sobre el Golfo de México.

En ese sentido, las altas descargas de nutrientes del río Mississippi habrían generado un aumento de la zona de hipóxica, sin embargo, este escenario no contemplaba que las tormentas podrían cambiar ese pronóstico.

“Este año, el paso del huracán Barry antes del crucero de investigación ayudó a mezclar la columna de agua sobre la plataforma de Louisiana, lo que resultó ser una interrupción temporal de la zona hipóxica que ya se había formado”, explicó la NOAA.

Influencia de las tormentas

Los investigadores pudieron establecer que la zona hipóxica cambia de tamaño durante el verano y se reduce durante las tormentas, pero generalmente aumenta cuando la columna de agua del Golfo de México se vuelve a estratificar.

“Investigaciones pasadas indican que la hipoxia puede demorar una semana en reformarse en el verano luego de grandes eventos de vientos como el reciente paso del huracán Barry. Descubrimos que, a pesar de la tormenta, la zona se reformó y estaba en proceso de expansión rápida” explicó Nancy Rabalais, científica de La Universidad Estatal de Louisiana.

Los investigadores también pudieron establecer que el aumento de nutrientes que son descargados por las cuencas hidrográficas en el Golfo de México está estimulando el crecimiento de algas durante la primavera y el verano.

Aunque el crecimiento de estos organismos parece ser bueno, estos mueren y se hunden en el océano haciendo que las bacterias consuman el oxígeno para hacer el proceso de descomposición,

“Los bajos niveles de oxígeno resultantes cerca del fondo son insuficientes para soportar la mayoría de la vida marina, lo que hace que el hábitat sea inutilizable y obliga a las especies a trasladarse a otras áreas para sobrevivir”, explicó la NOAA.

Otra de las consecuencias de este proceso es que las aguas hipóxicas están reduciendo las capacidades reproductivas de algunas especies de peces y afecta el crecimiento de los camarones.

El objetivo que tienen los científicos es tratar de que el tamaño de la zona hipóxica este en 1900 millas cuadradas en un promedio de 5 años o menos para 2035, por lo que constantemente se vienen haciendo mediciones para entender este proceso en medio del océano.

El director de los Centros Nacionales de NOAA para la Ciencia del Océano Costero, Steven Thur, resaltó que los datos son utilizados con el fin de mejorar los modelos y establecer cómo la descarga del río, las cargas de nutrientes y las condiciones oceanográficas influyen en las condiciones hipóxicas en el Golfo y afectan a los ecosistemas.

“Al comprender la escala y los efectos de estos eventos de hipoxia, podemos informar mejor las mejores estrategias para reducir su tamaño y minimizar los impactos en nuestros recursos costeros”, indicó Thur.

America Digital.