La crisis medioambiental en la que se encuentra nuestro planeta, derivada de la aplicación de un modelo insostenible de desarrollo es alarmante, problemas como la contaminación del aire, la presencia de plásticos en océanos, el cambio climático y el derretimiento de los polos auguran un escenario catastrófico si continuamos sobre la misma ruta.

Un ejemplo muy claro de los problemas medioambientales que están impactando a nuestro planeta, es el que enfrentan las costas de Quintana Roo, sus playas turquesas se han teñido de marrón a causa de la aparición de macroalgas, conocidas como sargazo.

El sargazo es un alga oportunista que absorbe todo a su paso para crecer y multiplicarse; los ambientalistas señalan que se produce por el aumento de la temperatura en las aguas y el cambio en las corrientes marinas, situaciones originadas por el calentamiento global y la contaminación en los océanos.

El problema es grave ya que las grandes cantidades de esta alga bloquean la luz solar, además de desechar hidrogeno y fosforo, impactando severamente los arrecifes de coral y la vida marítima; lamentablemente los efectos del sargazo no solo se padecen a nivel ambiental, este problema también tiene peligrosas implicaciones económicas.

En el sector turístico se han reportado fuertes pérdidas económicas, de acuerdo con la Federación Mexicana de Asociaciones Turísticas, los principales destinos de Quintana Roo han registrado una caída en la ocupación hotelera de entre 2 y 4.8%, en relación con el año anterior.

Algunos restauranteros han comparado los efectos del sargazo con un huracán, sin embargo, señalan que, tras el paso de un fenómeno meteorológico, tanto prestadores de servicios como sociedad civil y gobierno se organizan para ayudar y agilizar la reparación de daños, lo que permite tener resultados favorables a corto plazo, situación que no ocurre con el sargazo, pues a pesar de los intentos por recolectarlo y contenerlo en altamar, la mancha marrón sigue apareciendo en las principales playas del caribe.

Los trabajos para combatir esta situación no deben ser cortoplacistas, no se trata solo de recolectar el sargazo, sino de evitar su producción, mitigar el impacto y prever la restauración del medioambiente.

A los Estados afectados les corresponde unir esfuerzos para impulsar una política medioambiental de carácter internacional que asuma al sargazo como un problema global y contribuya a mitigar sus afectaciones, mientras que a nosotros como habitantes de la tierra nos toca crear conciencia de los problemas medioambientales y los desastres ecológicos que se producen como consecuencia de nuestras acciones y omisiones.

Debemos dejar de ser una amenaza para nuestro planeta y coordinar esfuerzos en favor de todos los que aquí habitamos, recordando que la tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a la tierra.