«Tengo un niño, entré a la licenciatura en el 2011 y en el 2012 nació mi hijo, entonces me aventé casi toda la carrera siendo papá», me comentó Amir Moreno en esta segunda parte de la conversación, en la que habla de sus experiencias en JazzUV y en la escena xalapeña.

JazzUV

Antes de venir a Xalapa, mi hermana Roselina me dio unas clases de batería y de técnica, pero todavía no tocaba nada de jazz. Cuando terminó el Seminario, Miguel me dijo toma clases con Gustavo Bureau, lo busqué y él me dio mis primeras clases en su casa.
Luego se abrieron los diplomados de JazzUV, vinieron a dar clases Gabriel Puentes, Agustín Bernal y Rey David [Alejandre]. Tomé clases con Gabriel Puentes un año, me hubiera gustado tener un poco más de conocimientos porque creo que lo hubiera aprovechado más, pero yo tenía un nivel muy básico y empecé desde el principio.
Después de Gabriel, en JazzUV tomé clases con Renato Domínguez, luego me cambié a percusión y tomé un rato con Miguel Cruz y con Wilka Vázquez.
Cuando tenía como cinco meses en Xalapa, se presentó Antonio Sánchez en México con su grupo Migration Band, fui a verlo y también me marcó. Yo ya estaba estudiando la clave, pero Antonio Sánchez metió una clave en 5/4, luego vi un video donde explicaba una en 7/4, entonces empecé esa búsqueda.
Empecé a componer muy pronto, la primera pieza que escribí se llama One for Dafnis, por el baterista cubano, ahí hice un juego de claves, usé claves en 7/4, en 5/4, en 12/4, me gusta toda esa onda.

Austria

Seguí en JazzUV hasta 2009, en esa época mi hermano estaba estudiando un doctorado en musicología en la Universidad de Música y Arte Dramático de Graz, Austria, y me dijo aquí presentan examen pocos y quedan, vente para acá. Me llevé mis cosas para quedarme (risas) y resulta que el día del examen no éramos ni dos ni cuatro, éramos como 30 y nada más quedaron dos: un alemán y un ucraniano. Mi hermano tenía un amigo que daba clases de batería ahí, el maestro Wolfgang Tozzi, tomé unas clases con él y me dio una perspectiva muy interesante sobre el ride en el jazz.

He jazzeado de acá para allá

Regresé a finales de agosto y seguí en JazzUV. Empecé a tocar, mi primer aprendizaje fue a trío con Édgar Dorantes y Óscar Terán, con eso me inicié en el jazz. También toqué con Nacho Quinto en el bajo y Paquito Cruz en el piano, ellos ya tocaban más y yo iba siguiéndolos.
Luego, Emiliano Coronel nos invitó a tocar a Jorge Tirado y a mí, Emiliano ya tocaba muy bien, nosotros todavía estábamos muy inmaduros, sin embargo nos apoyó y yo daba lo mejor que podía dar en ese momento, con él también aprendí mucho. Después fui a una gira —con Beto Jiménez y Aleph Castañeda— que se llamaba, creo, Universidad en tu ciudad, fuimos a Córdoba, a Orizaba, a distintos campus de la UV, y nos presentábamos en Odontología, en Ingeniería, en cualquier facultad.
En el 2011 se abrió la licenciatura en JazzUV y entré. Tomé un año de batería con Gustavo Bureau y otro año con Vladimir Coronel. En noviembre de ese año toqué en un ensamble en el Cuarto Festival Internacional JazzUV.
En noviembre de 2011, mi hermano me invitó a tocar con Na´rimbo en la presentación del disco Chiapas, Corazón de la Tierra, se presentó en el teatro Emilio Rabasa en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, ahí cantaba Iraida Noriega, eran cuentos para niños. En el 2012 fui a tocar con Na´rimbo a la Feria del Libro de Pachuca.
En octubre del 2013 participé con la big band de la escuela en el Sexto Festival Internacional JazzUV. En 2014 estuve tocando más percusión y Ricardo Domínguez me invitó a tocar las tumbadoras con Bantú, la Nueva Salsa. Esa fue otra escuela porque yo nunca había tocado en antros, sí es cansado pero estar tocando dos o tres días a la semana te da otra fortaleza porque ya es la práctica, tener que estudiar algún ritmo que no te sepas y llegar a resolverlo bien, te enseña mucho. Estuve nada más un año con Bantú pero sentí que tuve un crecimiento muy rápido.
Ese mismo año hice dos fechas tocando la batería con Roble de Agua, el proyecto de Sara Robledo, tocamos en el Lunario. En 2015 entré a Macuiles, ahí toqué percusión: tumbadoras y cajón, y también fuimos a tocar al Lunario. En ambos proyectos se hacía una fusión con la música mexicana.
Ese mismo 2015 hubo el Primer Encuentro Internacional de Jazz que hizo el Ayuntamiento de Xalapa. Fue en el Instituto Superior de Música, el directo fue Arturo Caraza. Se formó una big band para el festival y ahí toqué la batería.

Que la vida es un festival y es más bello vivir jazzeando

También me marcaron varios de los festivales JazzUV. En los primeros, cuando JazzUV estaba en Leona Vicario —donde ahora está el Café Tal—, las masterclass se hacían en el patio, estaban muy chidas. Una de las que se hizo ahí fue la de Mauricio Herrera, percusionista cubano —el que graba con Manuel Valera, el pianista—, yo no lo conocía, es una persona súper sencilla pero es un musicazo.
En diciembre de 2008, vino Francisco Mela por primera vez y empezó a dejar un camino, lo nombraron director artístico del festival y empezó a traer a mucha gente súper increíble como Kenny Werner, el pianista, ese fue un conciertazo. También me acuerdo mucho de Jeff «Tain» Watts y de Jack DeJohnette.
En febrero del 2009 vino Alex Kautz, como es brasileño todos pensamos que nos iba a enseñar música brasileña, pero nos dijo que estaba más metido en el jazz. Yo escuchaba mucho dos discos de Magos Herrera: Distancia, del 2009, y México Azul, del 2010. Descubrí esos discos como en el 2015, ahí escuché a Alex Kautz que toca muy bien la batería y tiene los patrones de la música mexicana, me gusta mucho su sonido y también es de los bateristas que me marcó mucho.
También tomé las clases de Giovanni Hidalgo, del Negro Hernández, a quien también escuchaba mucho en los discos con Michel Camilo y Anthony Jackson, y en otros proyectos con otros pianistas. El Negro Hernández fue otro de los músicos que dejó marca.

(CONTINÚA)

PRIMERA PARTE: El árbol que florea manos
TERCERA PARTE: Panamerican Strings

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