Coincidencia o no, estos días han salido a la luz pública los más variados casos de corrupción en el país, en los que están involucrados lo mismo ex funcionarios –a nivel federal y en el estado-, grandes empresarios y jueces, sólo por citar algunos. Otra vez, como desde hace 4 décadas, la percepción es que la corrupción somos todos.
Esa es la razón de la fuerza legítima el Presidente López Obrador. Ante la corrupción generalizada que ha vivido el país, sus dislates, decisiones absurdas y contradictorias, y hasta los graves problemas como los desabastos de gasolina y medicamentos, se justifican siempre en la corrupción del pasado. Los problemas de hoy palidecen ante la gangrena de permitió que prácticamente cualquier actividad pública estuviera dedicada a obtener dinero de manera ilícita.
Luego de la inhabilitación como funcionario y el congelamiento de sus cuentas personales, el ex director de Pemex, Emilio Lozoya enfrenta una orden de aprehensión por delitos cometidos durante su gestión en la paraestatal. Según la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP, la gestión de Emilio Lozoya al frente de Pemex “estuvo dedicada a actos de corrupción que representaron ingentes pérdidas para la petrolera estatal de México.” La corrupción en Pemex es inimaginable.
El ex directivo de Pemex enfrenta acusaciones por recibir pagos por la multinacional Odebrecht y de la acerera regiomontana AHMSA, justo después de que la compañía estatal compró una planta para la producción de urea, que llevaba 14 años sin usarse. El ex director de la petrolera dejó a la compañía con la mayor pérdida de su historia, una producción a la baja y acusaciones por actos de corrupción.
El caso de corrupción podría alcanzar al propio ex Presidente Peña Nieto, quien sería citado a declarar por la defensa de Lozoya. ¿Acaso de una amenaza de que se hará público que muchos de esos recursos fueron a dar al patrimonio del ex Presidente? Ya lo veremos.
Pero el escándalo de Pemex no sólo alcanzó a Lozoya. La Interpol detuvo en Mallorca, España, a Alonso Ancira Elizondo, dueño de Altos Hornos de México, luego de que la Fiscalía General de la República (FGR) le giró una orden de aprensión por lavado y daño patrimonial. La denuncia contra el empresario fue presentada por Pemex el pasado 5 de marzo, a causa de una serie de delitos que provocaron daño patrimonial a la petrolera.
Y aunque en un comunicado, Altos Hornos señaló que desconoce los motivos de la detención, tomó medidas para garantizar la continuidad de sus operaciones. Una vez más, la complicidad entre el sector público y el sector privado.
Mientras eso sucedía a nivel internacional, en la aldea nos enteramos que tres de los hombres más cercanos al ex gobernador Javier Duarte –Carlos Aguirre, Tarek, Abdalá y Gabriel Deantes- deberán reponer más de mil 580 millones de pesos a la Federación que fueron desviados durante su gestión en la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan), según ha ordenado la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
Pero entonces, ¿cuánto se robaron? ¿Cuánto se robaron los demás en las otras dependencias? Si deben devolver en promedio 500 millones de pesos cada uno, ¿a cuánto asciende su fortuna? En la resolución DGR/c/11/2017/R/13/136 se indica que Carlos Aguirre, Tarek Abdalá y Gabriel Deantes, tendrán que regresar ese monto por ser los responsables directos. Yo tuvieron llenadera, como decía su creador.
Habrá quien diga que las investigaciones y el castigo son selectivos; que la corrupción no se reduce a unos cuántos funcionarios, representantes populares o hasta jueces, sino que hay una lista interminable de delincuentes de cuello blanco que han recibido el perdón presidencial en aras de pacificar al país. No es una especulación: el presidente lo dijo en estos términos.
También se dirá que los escándalos de corrupción –incluso los señalamientos en contra de periodistas- son una secuela muy bien estructurada para distraer a la opinión pública de los problemas que tiene el país, principalmente en materia de salud y seguridad. El desabasto no se resuelve, la crisis de los hospitales sigue, la gente está muriendo por falta de atención médica; y el video de los soldados sometidos por delincuentes habla por sí solo.
Por eso el Presidente insiste en el tema de la corrupción, porque sabe que ahí está el corazón de la rabia nacional. Habrá que esperar cuál será la reacción de millones de mexicanos cuando conozca a una nueva generación de corruptos, lo mismo a nivel nacional que en nuestra aldea. La práctica no se acabará por decreto u osmosis, como ya se está viendo en Veracruz.
Y entonces, ¿a quién se dirigirá el odio?
Las del estribo…
- Hoy se reúnen en Boca del Río las autoridades de salud de todo el país en la segunda Reunión Ordinaria del Consejo Nacional de Salud. Vienen los titulares de la Secretaría de Salud, el ISSSTE y el IMSS, entre otros. Habrá que estar atentos al diagnóstico que realicen sobre la crisis que padece el sector y si habrá anuncios sobre el desabasto de medicinas. Será un muro de lamentaciones.
- Tal y como aquí se dijo, el conflicto de la lana y los contratos, aderezado con arrogancia e inexperiencia, confirman la salida este viernes del Subsecretario de Egresos, Pavel Pazos Rincón. La metralla contra el Secretario arrecia, la corrupción acecha. En otro frente, el de Comunicación Social, su titular habría presentado su renuncia pero no le fue aceptada.