La sorpresiva renuncia de Germán Martínez –ex dirigente nacional del PAN- a la dirección general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) podría resultar un verdadero iceberg en la línea de flotación del Titanic morenista. No se trató sólo de una dimisión a un cargo público, sino de la exposición de los vicios que empiezan a devorar las entrañas del gobierno de Andrés Manuel.
Apenas el 16 de abril, el presidente aseguró que en tres años, México tendrá un sistema de salud como Suecia, Canadá o los países nórdicos. Imposible pensar en un proyecto de tal envergadura sin considerar al IMSS como el eje de la salud pública en México.
“Lo que nosotros queremos es ir resolviendo los problemas graves que heredamos del periodo neoliberal, como es el mal servicio médico en su conjunto. No se cumple con lo que establece la Constitución de garantizar el derecho a la salud al pueblo de México. Eso que llaman Seguro Popular ni es seguro ni es popular; no hay médicos, no hay medicinas, ya hemos hablado de cómo se robaban hasta el dinero de las medicinas. Hay alrededor de 80 mil trabajadores de la salud contratados desde hace años por honorarios o como eventuales”, fueron sólo algunas de las críticas del mandatario.
Pues resulta que esas fueron algunas de las razones por las que Germán Martínez renunció este martes. No sólo acuso a funcionarios de Hacienda de intervenir en las decisiones del Instituto, sino que estaban aplicando una política neoliberal que estaba provocando que las clínicas se saturaran, que escasearan los medicamentos, que se cancelaran plazas de personal médico y que millones de personas se quedaran sin el servicio.
Si de lo que se trata es de entender lo que pasa al interior del gobierno, el riesgo del colapso financiero y la imposibilidad de cumplir con las promesas que se machacan una y otra vez, la carta de renuncia no tiene desperdicio. La cuarta transformación está empezando a hacer agua ante la complacencia o ignorancia del Presidente.
Vale rescatar algunos de los señalamientos hechos por el ex director del IMSS, quien fue uno de los aliados estratégicos de López Obrador para alcanzar la Presidencia, y a quien hoy despidió con un lacónico “somos libres y cada quién puede tomar la decisión que más convenga; hay que trabajar con convicciones y estar a gusto, no se puede estar a disgusto, nada por la fuerza”.
Así lo dijo Germán Martínez: “Quiero decirlo lo más claro que puedo y debo: algunos funcionarios de la Secretaría Hacienda tienen una injerencia perniciosa en el IMSS y ponen en riesgo la vocación igualitaria, de justicia y, concretamente, de prestación de servicios de salud que tiene el Seguro Social”. El principio liberal es el mismo: primero la economía y luego la gente, sugiere.
“El Presidente del Gobierno de México proclamó el fin del neoliberalismo, pero en el IMSS algunas injerencias de Hacienda son de esencia neoliberal: ahorro y más ahorro, recortes de personal y más recortes de personal, y un rediseño institucional donde importa más el cargo que el encargo.”
“Ese control del gasto tiene dos consecuencias fatales: una directa para el IMSS: pasillos de espera llenos de personas adoloridas y mal trato o retraso en la atención a pacientes; y un segundo efecto indirecto todavía peor: el fortalecimiento de los servicios de salud privados, que ocasionará mayor ‘gasto de bolsillo’ de las familias cuando sus seres queridos tengan un padecimiento”.
“Ahorrar y controlar en exceso el gasto en salud es inhumano. Ese control llega a escatimar los recursos para los mexicanos más pobres”. “Pregunto. ¿Han gestionado los funcionarios de Hacienda la ayuda a los más desfavorecidos que atiende el IMSS?”
“Una verdadera reforma del IMSS debería velar por los trabajadores que sufren con la rotación laboral o el llamado “outsourcing” e impedir el desamparo social, cuando miles de ellos son expulsados del mercado laboral”. “No veo las iniciativas de la burocracia de Hacienda para dar seguridad social permanente a todos los jornaleros del campo, a los repartidores de comida o choferes, ni a los trabajadores de la construcción, como sí hicimos con las trabajadoras del hogar”.
“No defiendo a farmacéuticas, ni a proveedores o constructores. El motivo de este diferendo con algunos funcionarios de Hacienda no es la compra de medicamentos, es fortalecer y respetar al IMSS. Siempre he tratado de guiar mi vida por convicciones. No soy lambiscón, ni barbero de nadie. “Esa orientación del gobierno lopezobradorista de México, requiere inteligencia, de lo contrario, pueden volver a ganar quienes creen en la mano cruel del libre mercado”.
Por la tarde, ya de gira en Veracruz, el Presidente lamentó la renuncia de Germán Martínez pero respaldó a la Secretaría de Hacienda. Podemos empezar a despedirnos de Suecia, Canadá y los países nórdicos.
Las del estribo…
1. La información dada a conocer por el Fiscal Jorge Winckler respecto a los responsables de la matanza de Tuzamapan sólo crispó el terror entre los xalapeños. Resulta que son los mismos que realizaron varias ejecuciones en la ciudad, entre ellas, en una peluquería. ¿Cómo explicar que estando identificados anden por la región –no sólo por la ciudad-, con los mismos vehículos y las mismas armas, cometiendo crímenes en la más absoluta impunidad. La desesperación del Fiscal lo está llevando al matadero.
2. Antonio Portilla aprovechó la firma del convenio de colaboración entre el ORFIS y el Congreso del Estado para empezar a hacer campaña en pos de la reelección. Si no sabía de política, ha aprendido rápido. Sería una proeza mantenerse en el ORFIS en tres gobiernos distintos, a pesar de los magros resultados y el uso político que le ha dado al Órgano de Fiscalización. Aunque de los candidatos, hasta ahora es el menos malo.