De Azteca a Mexica-NO es la historia de un viajero que recorre el tiempo colectando vestigios de diferentes épocas y llega hasta nuestros días para tratar de evitar la consumación de la catástrofe hacia la que nos dirigimos. La reconstrucción de la fundación de Mexihco-Tenochtitlan, la identidad, la cosmovisión, la mitología son algunos de los elementos de los que se vale Ric R3 Rodríguez —periodista, narrador y actor— para construir este montaje —escrito y dirigido por Isabel Quiroz— que desmitifica muchos de los postulados de la historia oficial. Él mismo lo relata:

«Yo soy periodista pero de repente me di cuenta que en el radio o en el periódico escribes para una sola vez, si acaso te leen dos o tres veces, pero te pierdes en el tiempo, entonces me volví narrador oral, después me dieron una beca del Fonca y el entrenamiento ya no fue solamente como narrador, sino como actor.

«Desde niño me llamó mucho la atención todo lo que me decían de los sitios arqueológicos, los códices, los relatos, los libros, pero hay cosas que no se dicen en las versiones oficiales o que no están en el imaginario común, sabemos que existe Huitzilopoztli, Coatlicue, Coyolxauhqui, pero pocas veces vemos la conjunción sol-tierra-luna, tampoco sabemos lo que significa el eclipse para la tierra, para los seres que la habitamos, no únicamente los humanos, para el agua que sube o baja en relación con la luna.

«Trabajando con Isa [Isabel Quiroz], empezamos a encontrar todo eso y vimos que las zonas arqueológicas están tan bien orientadas hacia el movimiento Sol-Tierra-Luna-Venus, y encontramos muchos errores en la historia oficial del nacimiento de Mexihco-Tenochtitlan, como llamarles aztecas a los mexicas, llamarle Calendario Azteca a una cosa que no mide ni las fechas ni lo que hicieron los aztecas, y a partir de ahí nos preguntamos quiénes eran aztecas, de dónde dicen que venían, cuáles son los posibles Aztlan que existen, cuál es el que nosotros elegimos en el tiempo, qué recorrido hicieron, y a partir de sus leyendas, cómo se convirtieron en mexicas.

«La línea de la obra termina justo cuando empiezan a contarnos la historia oficial, que es el nacimiento del águila, la serpiente y el nopal, cuestionamos si la serpiente no era culebra porque es de agua, si era águila no era halcón o gavilán, por la zona donde se encuentra, y también platicamos de otro habitante de esa época, el ocelote. En el Anáhuac no había leones, había pumas, ¿cómo se convirtieron, de pronto, en ocelotes? En todo el alrededor del Anáhuac había lagos, ¿cómo desaparecieron? ¿Cómo, de repente, ya somos mexicanos? Repasamos todo lo que sucede en un bucle de tiempo a través de un hombre que empieza a viajar en el tiempo después de una catástrofe y se encuentra con que ya no hay lagos, ya no hay agua, ya no hay humanos, ya no hay familias, y dentro de esos brincos en el tiempo, cae en plena función para platicar todo lo que hubo, cómo un grupo decidió construir una ciudad encima del lago sabiendo que la podía alimentar, cómo pudo tener tecnología; pero sobre todo habla de de la familia, de que ya no nos escuchamos, de que discutimos entre papás, abuelos, hijos, y así poco podemos hacer por la casa que habitamos y mucho menos por los ríos que nos habitan.

«¿Quiénes eran los aztecas?, ¿quiénes somos mexica-nos?, ¿por qué nos decimos mexica-nos?, platicamos de todo eso en Azteca Mexica-No, pero además, alrededor hablamos de la importancia que tuvo el agua para los pueblos que vivieron en el Anáhuac, platicamos de todas las leyendas nucleares que dieron origen a la fundación de la ciudad de Mexihco-Tenochtitlan, y platicamos en tiempos y dimensiones distintas, cómo esos lagos ya no existen, ya no palpitan, ya no pueden alimentar a nadie, ya se están olvidando, y debajo, todas las historias que se quedaron por contar.

«Ligamos con la región de los zapotecas, con las costumbres que Isa habita. Nos encontramos con que Xipe Tótec es más antiguo, y se ligó mucho con la historia que trae Isa, con las tradiciones funerarias, con los ritos, con cómo Tehuantepec es un mundo aparte que no conocemos. Si desconocemos la historia de México, la de Tehuantepec se pierde.

«Algo que me gusta de la narración, a diferencia del teatro —según mi perspectiva—, es la existencia o no existencia de la cuarta pared como una manta que divide la imaginación del espectador, yo siento que en las narración es más sencillo atraer al espectador al mundo del que estás hablando para que después se encuentre él inmerso en la historia que estás narrando, en el teatro lo ve desde afuera, entonces le da más chance de apreciarlo y a veces logra entrar. Lo que jugamos en Azteca Mexica-No es que aprecien los cambios temporales de la Ciudad de México, que es de la que estamos hablando, ¿cómo pudo haberse visto cuando no había humanos y había ocelotes?, ¿cómo empezaron a llegar las primeras familias?, y después, las familias que habitan en este presente y las familias que habitan en el presente del personaje que viaja en el tiempo, ya que está todo eso, el público encuentra referentes.

«Hay música en vivo, pero no la ejecuto yo, sacamos instrumentos como ocarinas, teponaztles, cascabeles, y sin ninguna preparación musical, con el único hecho de comunicarnos los que estamos ahí, se da la música; con esto buscamos no solamente atraer la curiosidad del espectador hacia la historia, que diga esta es la historia como no me la habían contado, sino que además participe en la historia haciendo música en vivo.

«También hay proyección multimedia con animaciones de Carlos León, grabados hechos a mano en La Mesa de Héctor Brauer en los que participó Isa, también participó Blanca Gutiérrez, de Imaginería, ella hizo la máscara y también estuvo en los grabados. Los grabados están hechos para proyectarse con mapeo, Isa va manejando toda la estética desde arriba. Todo esto se da en un ambiente evidentemente familiar

«Es un proyecto muy bonito porque ha logrado que la gente tenga otra percepción de la historia, que se le despierte la curiosidad y diga puedo dudar de lo que me han platicado, y también queremos llegar a los maestros de las escuelas a los que les enseñaron igual la historia; se trata de despertar curiosidades.

«La estuvimos presentando todo el año pasado con una beca del Fonca que sirvió para hacer toda la investigación, pero además de la investigación tuvimos todo un entrenamiento. Estuvimos trabajando todo el año pasado, estrenamos en agosto en Área 51 y dimos funciones en septiembre. Hemos dado como cuarenta y tres o cuarenta y cuatro funciones, y vamos a dar otra el martes 21 de mayo en el Teatro J. J. Herrera a las ocho de la noche, están todos invitados».

 

 

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