El gobernador Cuitláhuac García podría tener razones suficientes para encarar públicamente a su antecesor. La crisis política y de seguridad que vive Veracruz tiene su origen en la herencia de gobiernos anteriores –no sólo el de Yunes Linares-, pero también en el conflicto generado por la actuación cómplice de la Fiscalía General del Estado, impuesta y controlada por el ex gobernador.
Sin embargo, está repitiendo la historia que ha hundido a Veracruz. Las acusaciones que hace Cuitláhuac García a Yunes son prácticamente las mismas que él hizo a Duarte: corrupción, inseguridad, impunidad. Los carniceros de ayer son las reses de hoy y es posible que así sea también en el futuro.
Cuitláhuac García ha vuelto a equivocarse. Hace caso a sus asesores y se expone públicamente a ocurrencias de mal gusto, que si bien ganan la nota en algunos medios, pone en evidencia su falta de argumentos y la inexperiencia de su gobierno. Sugerir a Yunes que utilice “vitacilina” para curar el ardor de haber perdido la elección del año pasado lo ha expuesto innecesariamente a la metralla de las redes sociales.
Al parecer, nadie ha entendido que el arma más poderosa en contra del adversario es el silencio. En el último tramo de su gobierno, el más fervoroso promotor de Miguel Ángel Yunes fue precisamente Javier Duarte. La descalificación diaria, los ataques políticos y algunas ocurrencias similares a la de ayer, mantuvieron a Yunes en la vitrina de los medios. A cada ataque, se abría una oportunidad de una réplica gratuita.
Ya como gobernador, Yunes y sus hijos cometieron el mismo error. Abrieron una campaña permanente en contra de López Obrador a quien le dijeron de todo. “Viejo guango”, fue sólo una de las linduras que le soltaron. El resultado fue que ante la situación que vivía el estado –la misma que hoy sufrimos-, López Obrador se erigía como el salvador de la patria chica. El desenlace todos lo conocemos.
¿Entonces para qué insistir en una guerra pública con Miguel Ángel Yunes que sólo exacerba los ánimos y polariza a los veracruzanos? Cuitláhuac ya le ganó la batalla, pero se está exponiendo a perder la guerra. Muchos han aspirado a gobernar Veracruz; él ya lo logró pero parece no darse cuenta.
Su tarea hoy es gobernar y resolver los problemas de Veracruz. Si Yunes requiere vitacilina para el ardor, al estado le urge una quimioterapia que lo cure del cáncer de la violencia y la inseguridad. Cuitláhuac debe poner más atención al desempeño y el patrimonio de sus colaboradores, si no quiere repetir la tragicomedia de los gobiernos que se van.
Ayer Veracruz vivió otra jornada de verdadero terror. El ataque armado que dejó cinco muertos y varios heridos en la población de Tuzamapan fue sólo el colofón de una serie de hechos violentos que estremecieron la entidad. Y mientras las ocurrencias oficiales distraen a los medios, el Fiscal Jorge Winckler toca la lira, complacido de cómo se incendia el estado.
La tarde de este jueves se reportó una balacera en esa localidad, en el municipio de Coatepec, con un saldo de 5 muertos y 3 heridos. Según los primeros reportes un comando, con hombres a bordo de 2 camionetas, realizó la agresión y posteriormente los sicarios se dieron a la fuga sobre la carretera Jalcomulco-Totutla. En medio del luto, el pueblo suspendió el carnaval y algunas escuelas no tuvieron las clases para evitar cualquier riesgo.
Pero la lista es larga. Anoche se reportó la ejecución del conocido ganadero y agricultor de San Juan Evangelista Enrique Rosado Domínguez. La víctima salió de su casa, en la comunidad de Juanita. Iba a cenar cuando lo interceptaron y lo asesinaron de varios disparos.
A la altura del distribuidor vial El Diamante, en la entrada a Córdoba por la autopista, un joven fue ejecutado por la espalda y su cadáver arrojado a la carretera. En Tierra Blanca, hombres armados atacaron a un hombre a pie de carretera en la comunidad del Amate; según se informó, logró salvar la vida por ahora.
Hasta ahora, de la masacre de Minatitlán poco se sabe. Aun cuando se ha identificado a los presuntos responsables, algunos de estos han caído a la cárcel por otros eventos. El gobierno estatal ha acusado incluso que el “Lagarto”, el jefe de plaza en ese municipio, ocupaba vehículos oficiales de la FGE para operar. A pesar de la gravedad del señalamiento, no ha pasado nada.
El principal problema de Cuitláhuac García es pacificar Veracruz. Que de Miguel Ángel Yunes se encarguen los electores. Si la recomendación es usar vitalicina para el ardor, ¿cuál es el remedio para las balas?
Las del estribo…
1.La resolución de la Sala Regional del TEPJF a favor de la dirigencia panista que encabeza Pepe Mancha no es el todo una buena noticia. En principio, alarga la agonía –recurrirán a la Sala Superior-, y mantiene en vilo a una dirigencia impugnada, al tiempo que muchos panistas ya trabajan en la conformación de otros partidos. Ahora resulta que están peor que el PRI.
2. Como dijimos, la aprobación de la Ley de Comunicación Social para el estado sólo fue un trámite administrativo para articular la ley general. Confunden propaganda con información y privilegian el dinero –vía convenios y campañas de difusión-, sobre los contenidos y el trato con los medios. Estamos en el peor de los mundos: sujetos a un padrón pero expuestos a la opacidad y la arrogancia de los funcionarios. Letra muerta.