Ana Pau Reyes llegó a Xalapa buscándose a sí misma tras recorrer un camino que inició en un coro de iglesia y transitó por los rigores de la música clásica y la incursión en la música de la libertad, el jazz. Actualmente, es alumna de la carrera de canto de JazzUV, tiene un proyecto solista, un dueto de bajo y voz —que inició en su natal Guadalajara— con Beto Guzmán y es integrante del cuarteto vocal que ha levantado tanto polvo durante los últimos meses, Nawi.
Ana Pau Reyes llegó a Xalapa buscándose a sí misma y se encontró. Así me lo dijo:

El alma de provinciana

Mi papá nació en Zamora, Michoacán, y mi mamá es de la Ciudad de México, cuando se casaron, buscaron un lugar a donde irse a vivir, a ellos siempre les ha gustado la ciudad y estar en movimiento porque mi papá es decorador con globos, entonces trabaja en graduaciones, fiestas infantiles, conciertos, todo eso. Eligieron Guadalajara para vivir y ahí nací yo.
Soy la tercera de cuatro hijos, el mayor es hombre y luego somos tres mujeres, físicamente somos muy parecidos, todo mundo dice que somos muy iguales pero todos fuimos desarrollando diferentes habilidades y mis papás siempre nos apoyaron a desarrollar lo que nos gustaba.
Desde muy pequeña, un año o dos antes de entrar a la primaria, iba con mis hermanos a la gimnasia y creo que eso me hizo desarrollar cierta disciplina y no se me hacía pesado ir a la escuela en las mañanaa, en las tardes, a entrenar, hacer la tarea y acostarme temprano. No era un entrenamiento súper profesional pero todos desarrollamos un gusto por el deporte, se nos facilitaba mucho. Como en cuarto de primaria, tuve que salir de la gimnasia pero sentía que necesitaba desbordar esa energía, entonces entré al equipo de básquet, porque mi hermano ya lo jugaba, y me clavé mucho con el deporte.
Nunca tuve un acercamiento tan grande a la música hasta que en la primaria me dieron flauta y me ponían a leer las notas, nunca hice mucho caso pero sí recuerdo que era muy hábil, escuchaba una canción y la sacaba pero nada más, yo estaba más enfocada en el deporte.
Nadie de mi familia es músico, un cuñado de mi abuelita paterna fue melómano y tenía muy buena voz, tiene grabado un disco con boleros y cosas en español, pero yo estaba muy pequeña y nunca fue tan cercana mi convivencia con él. Siempre me gustó la música pero siento que no escuché tanta música mexicana, tal vez por los gustos de mis papás, mi mamá estudió bastantes idiomas y siempre escuchaba mucha música en inglés: Whitney Houston, Celine Dion y otras. A mi papá le gusta mucho la música instrumental, los domingos era una tradición familiar sentarnos a ver una película y muchas veces eran conciertos de Yanni —que le gustaba mucho—, un grupo irlandés formado por cuatro hermanos que se llama The Corrs, también veíamos a Michael Jackson, Pink Floyd, Andrea Bocelli. Me acostumbré a ese sonido y desde que tengo memoria, buscaba música en inglés y tenía cierto rechazo hacia el español porque no me identificaba, obviamente lo entendía porque es mi lengua, pero había veces en que sentía más una canción en inglés que una en español, y cuando empecé a cantar, también me identificaba más con la música en inglés.

Une tu voz a mi voz

No recuerdo cuántos años tenía pero en algún momento entré al coro de la iglesia a la que íbamos. A veces, alguna amiga de mi mamá o algún conocido decía véngase a cantar, iba a cantar con mis hermanos, me llevaba la flauta y hacíamos coro y hacíamos voces, pero yo lo hacía por diversión, porque me la pasaba muy chido. Fui identificando que era afinada pero sin entrar en una reflexión tan grande, mis papás decían ella es la más afinada, llévensela a cantar y a veces me dejaban alguna parte sola, pero nunca pensé que quería cantar o que quería dedicarme a la música.
Cuando estaba en secundaria, salió el YouTube, mis papás compraron una computadora y los cuatro queríamos usarla; cuando me decían que me tocaba de tal hora a tal hora, en vez de hacer la tarea me clavaba viendo vídeos en YouTube de audiciones de cantantes porque ya empezaba a investigar sobre la voz, pero, igual, buscaba en inglés y trataba de imitarlas.
En esa época conocí a un grupo que se llama Paramore y me clavé muchísimo con la cantante, Hayley Williams. Me encantó su voz y decía ¿cómo le hace para cantar?, casualmente, en YouTube encontré videos de clases privadas que daba ella, la veía vocalizando y decía eso que hace está bien padre, y a veces trataba de imitarla. Eso me fue despertando la espinita.

Qual piuma al vento

Cuando estaba en segundo semestre de prepa, una amiga mía entró a una escuela a estudiar violín, me platicó y le pregunté:
—Oye, ¿y dan clases de canto?
—Sí y está bien chido el ambiente, tengo un buen de amigos, entra para que estemos juntas
Era el Taller Experimental de la UdeG, era los sábados y los domingos. Le platiqué a mis papás y mi hermanita dijo yo también quiero estudiar música. Mis papás dijeron bueno, vamos a hacer el intento, hagan el examen, si pasan, nosotros les pagamos el primer cuatrimestre y si les gusta, ya ven la manera de seguir.
Hicimos el examen, eran cosas muy básicas y quedamos. Entré al primer cuatrimestre y me encantó el ambiente porque había mucha gente y empecé a hacer amigos, también fue un cambio fuerte porque la primaria, secundaria y prepa estuve en un colegio de mujeres, esa fue mi primera experiencia de estar en una escuela mixta y me sentí muy cómoda, había veces que me sentía más cómoda así, ya estaba un poco cansada de tantas mujeres (risas).
El programa completo ahí es de dos años divididos en cuatrimestres, llegué a la clase de canto y me tocó un maestro que se llama Carlos López —que estudiaba la licenciatura— y me dijo mira, en el primer cuatrimestre tú vas a escoger una canción y a partir de ahí, yo te voy a escoger la canción. La primera canción que trabajé con él fue Vivo por ella, que canta Andrea Bocelli, porque me encantaba.
Al final de cada cuatrimestre hacían un pequeño evento en el que se presentaban algunos alumnos, la primera vez no entré y el maestro me dijo para la siguiente vas a audicionar. El segundo cuatrimestre me puso una de ópera y fue totalmente diferente porque yo sabía que existía pero nunca la había escuchado y mucho menos me había imaginado que yo iba a cantar eso, además, todavía no sabía leer muy bien. La primera que intentó montar conmigo fue Voi che sapete, que es para mezzo, pero me costó mucho por el registro, entonces fuimos cambiando y trabajamos O mio babbino caro; como yo estaba en cero, creo que fue buena idea porque la melodía es hermosa y creo que es un buen acercamiento melódico.
Salieron los audiciones y fue la primera vez que me puse en un escenario y canté. Salieron los resultados y fui aceptada para presentarme en el recital final. Ahí tengo el video, se oye, obviamente, muy nerviosa la voz pero fue un logro súper grande, todos los de mi familia estaban muy impresionados de que yo estuviera cantando eso. Me di cuenta de que, como me dijo el maestro, yo tenía cierta habilidad natural, escuchaba cómo tenía que hacer la voz y la copiaba, después fuimos viendo técnica, pero al principio nada más copiaba lo que escuchaba. Me acuerdo que escuchaba mucho a Anna Netrebko —que fue de mis favoritas cuando estuve en clásico—, veía cómo era su sonido y lo copiaba.
Para el tercer cuatrimestre me puso Quando me’n vo’, también es un tema impresionante, lo preparamos, audicioné y otra vez quedé, y así seguí todo el taller, de los seis cuatrimestres que son, me presenté en cinco, solamente me faltó el primero.
Como al año de estar en el taller, mi maestro se salió porque tuvo que cubrir otras cosas de su carrera y entró la maestra Jessica Campa, y fue totalmente diferente porque ella era más de pop y yo tampoco me había metido nunca cantar pop, me gustaba mucho Whitney Houston y la trataba de copiar pero no me salía tan bien porque tenía cosas técnicas más difíciles. Cuando llegó esta maestra dije hay que cambiar de repertorio —porque ella no estaba especializada en ópera—, entonces agarré una de Christina Aguilera que también me encantaba.
Audicioné para el último cuatrimestre y me dijeron ¿sabes qué?, ya vamos a darle chance a los demás (risas), pero al final del taller hay que presentar un recital, entonces canté de todos modos, ese fue mi recital final.
Durante todo ese tiempo estaba en la prepa y seguía súper clavada en el básquet, hubo veces en las que tenía el partido final o la semifinal el domingo en la mañana y en la tarde era el recital, entonces, terminando el partido, mi mamá y yo corríamos para la escuela, me cambiaba y salía a cantar.

En-canto

Cuando iba a terminar la prepa, ya todos mis compañeros sabían qué querían estudiar porque desde primero o segundo de prepa ya estaban haciéndonos exámenes y llevándonos a universidades para que conociéramos las carreras que daban y todo eso. Yo sabía que tenía que elegir una carrera de la UdeG porque los cuatro hermanos estuvimos en un colegio privado pero para la universidad ya se dificultaba mucho. Mi hermano ya había escogido medicina y mi hermana Karla ya había escogido arquitectura, los dos en la UdeG, entonces yo ya sabía que tenía que elegir una carrera de ahí y yo ya sabía que era música; cuando estaba con el maestro Carlos, un día me dijo:
—¿Qué quieres estudiar?
—Pues me gusta cantar, me está gustando esto, quiero hacerlo
—Mira, hay una carrera aquí en la UdeG, primero es el Técnico, dura tres años, y luego la licenciatura en ejecución o composición, en ejecución son cuatro años y en composición, cinco
Le dije a mis papás:
—Oigan, mi maestro dice que sí tengo un poco de talento, que puedo desarrollarlo y hacer la carrera, y la verdad es que a mí me encanta cantar
—Pues si te gusta la música, hay que darle
Esa fue la primera plática, yo sabía de compañeros a los que no los dejaban estudiar música, pero yo, en mi mente decía mis papás son bien buena onda, no me han dicho que no. Después hubo otras pláticas y mi mamá me decía bueno, ¿pero por qué no haces una carrera primero?, puedes estudiar algo sencillo
Para buscar un ingreso económico, yo ya había trabajado dando cursos de verano en un kínder y me gustaba mucho trabajar con niños, y mi mamá me decía creo que ahí te hallas bien y no es una carrera que te va a exigir tanto, y luego haces la de música. Me puso un ejemplo: Ricardo Arjona hizo la carrera de comunicación y luego la de música. En ese momento dije bueno, tienes razón, está bien tener algo seguro; pero no era que pensáramos que me iba a morir de hambre como músico, sino que como no conocíamos el campo laboral ni teníamos idea de nada, era una manera de analizarlo. Le dije a mi maestro y me dijo no, tengo que hablar con tus papás, ¿cómo que vas a estudiar otra carrera primero? Mira, tienes la edad perfecta —yo tenía 16 años cuando tomé mi primera clase de canto con él—, estás en el momento ideal, es más, vas un poquito tarde.
Hablé con mis papás:
—Oigan, dice mi maestro que ya voy tarde y que la voz me va a cambiar y que tengo que aprender la técnica y todo eso, entonces no puedo estudiar nada más, se me va a ir la vida, y si quiero música, tengo que ser buena y no voy a hacer nada si llego tarde.
Como no sabíamos bien, mis papás me decían:
—¿Y si te preparamos por fuera para que entres directamente a la licenciatura y ahorres un poco de tiempo?
—Pues sí, no es mala idea
Platiqué con el maestro y me dijo es un poco difícil porque el Técnico también es como un filtro, pero sí sirve que vayas teniendo conocimientos. En el Taller conocí al maestro Valdivia, un maestro de batería, me escuchó cantar en los recitales y no sé si veía que a mí me gustaba tanto o me veía muy feliz o había algo, pero siempre me decía tú vas a ser cantante de ópera, vete a Milán, en Europa está la onda.
Me metió la idea y yo sí la veía como opción, decía mira, mamá, empiezo estudiar aquí y luego busco un intercambio y me voy para allá que es donde tienen el conocimiento y donde estudia la mayoría de los cantantes.
El maestro Valdivia me ayudó mucho, cuando salía de la última clase, me quedaba con él como otra hora y me empezaba a enseñar armonía, las tríadas y todo esto. Además, las clases de canto eran como de quince o veinte minutos, pero cuando estaba con el maestro Carlos, nos clavábamos y se nos iba una hora trabajando en la pieza y yo estaba súper fascinada.

(CONTINÚA)

 

SEGUNDA PARTE: Jazzear y jazzear
TERCERA PARTE: La caja de sorpresas

 

 


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