El año dos mil, Lucio Sánchez grabó el disco Reflexión, proyecto para el que conjuntó —como ya nos tiene acostumbrados— un grupo de jazzeros de alto octanaje: Michael Hoaglin en las guitarras, Rey David Alejandre en el piano, el trombón y las percusiones, Alejandro Campos en el saxofón tenor, Iván Martínez en la batería, Jakub Dedina en el trombón, y Yekk Muzik en la armónica y la voz. El propio Sánchez estuvo en los bajos acústico y eléctrico, y en la composición de ocho de los nueve temas que conforman el álbum. Yekk Muzik aportó la otra pieza, una balada muy bella que se llama Mi sueño de Naolinco.

El tiempo diluye todo, al paso de los años, la banda fue sufriendo dolorosas amputaciones: primero falleció —muy joven— Iván, después Michael , la semana pasada, Yekk.

Además de músico y cantante, Yekk era bailarín; nació en Jamaica, vivió en Nueva York, vino a Xalapa en los años ochenta como parte de un espectáculo en el que se imbricaban la música afroamericana, la afrocaribeña y el son jarocho. Como nos sucede a muchos, sucumbió a los embrujos de esta ciudad y no pudo dejarla.

En una presentación con el grupo Chuchumbé, dijo: «Cuando llegué aquí a Veracruz, la gente me trataba como amigo y eso no pasa todos los días. Tenemos fronteras pero no debemos tener fronteras, debemos tener amigos, más bien». Ese fue el leitmotiv de su vida, hizo de su cuerpo, su garganta y el aliento que filtraba por la armónica, los aperos para arar un territorio en el que fructificara la hermandad entre los iguales, los distintos, los de aquí, los de allá, los de todos lados.

Cuando uno elige una ciudad para vivir, la elige también para morir. En Xalapa cerró su ciclo pero dejó su huella, en esta columna lamentamos su muerte y festejamos su vida.

Fuiste, Yekk, un hombre pleno
por eso, tras tu partida,
celebraremos tu vida
con el espíritu lleno
y el pensamiento sereno.
Es tiempo de reflexión
pero ahora el corazón
—más allá de la añoranza—
con tu música y tu danza
se rebosa de pasión.

Pusiste tu voluntad
en lo que siempre creíste
y hoy que del mundo te fuiste
ha quedado una amistad
construida con verdad,
no producto de quimeras.
Ya llegaste a las praderas
que buscaste con ahínco,
ya soñarás a Naolinco
en un lugar sin fronteras.

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