Resulta que el general en activo del Ejército, Luis Rodríguez Bucio, se enteró apenas 24 horas antes de su nombramiento que sería el nuevo titular de la Guardia Nacional. Algo que no imaginó porque nunca participó del proceso de su creación; no sabe de su estructura, capacidad operativa, si vinculo con las fuerzas armadas o el presupuesto que deberá ejercer.

En su primera intervención como responsable de la principal estrategia de seguridad del país, reconoció no “estar totalmente enterado” sobre las funciones de su nueva encomienda. “La verdad, ahorita, con 24 horas en el cargo, tengo muchas más dudas que lo que hay”, confesó el viernes pasado durante la conferencia mañanera del Presidente.

“Es más, muchos de ustedes creo que conocen mucho mejor el desarrollo que lleva hasta ahorita la creación de la Guardia Nacional, y pido su comprensión si es que algunas preguntas en este momento no tendrían respuesta”, dijo a los periodistas. Estamos ante un experto en inteligencia militar que sabe muy poco de su cargo.

Tras el anuncio del nombramiento y el debate epistolar con el periodista Jorge Ramos, el Presidente López Obrador dijo una vez más que la seguridad pública es el asunto más importante de su administración; que para eso, todos los días se levanta muy temprano como no lo hacía ningún otro Presidente; y que la incidencia delictiva se encuentra bajo control. Otra vez, se mueve como un péndulo entre las verdades a medias y las mentiras completas.

Tiene razón en que es el asunto de mayor preocupación de los mexicanos; también es cierto que todos los días sale a dar la cara para abordar el tema, aunque la forma, el contenido y los datos reflejen la ausencia de una estrategia de corto plazo, que no sea la de manipular las cifras para convencernos que ha empezado la poda de la hiedra.

Con la visita del periodista de Univisión se abrió un falso debate sobre lo que todos ya sabíamos: la violencia ha crecido y que el número de homicidios es superior a la de cualquier otro inicio de sexenio. Las razones pueden ser muchas, pero las cifras así lo confirman, no importa si Ramos las infla o el Presidente las niega.

Hoy la seguridad pública del país está atrapada entre las cifras fake y la improvisación del gobierno federal en la operación de la nueva Guardia Nacional.

Primero. Durante la conferencia matutina del viernes –que ha sido referida por todos los medios del país y muchos del extranjero-, Ramos cuestionó al mandatario sobre sus cifras de homicidio en los primeros tres meses de 2019 respecto al mismo periodo de 2018. López Obrador respondió que se ha controlado la situación y que, según sus indicadores, en las últimas semanas se está revirtiendo la tendencia al alza. Sin embargo, las cifras de Ramos y de la Secretaría de Seguridad Pública son otras.

Según los datos del SESNSP, indican que en enero y febrero hubo 5 mil 803 víctimas del mismo delito y en marzo se registraron 7 mil 56 muertes violentas, es decir 78 cada día, en promedio. Con estos datos, se establece que se mantiene una subestimación de por lo menos el 20% en las cifras, por lo que en el mes de marzo podría tenerse una cifra superior a las 8 mil muertes, cifra revelada por el periodista.

Por increíble que parezca, López Obrador negó las cifras publicadas en el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Curiosamente, luego del cruce epistolar de ambos personajes, las páginas tanto del Secretariado como del Informe de Homicidios no tuvieron acceso por algunas horas.

Segundo. En materia de seguridad, el problema no son la veracidad de las cifras ni el rol que juegan los periodistas frente al gobierno; lo del viernes sólo quedará en anécdota. Lo realmente importante es la estrategia de seguridad que pretende imponer el Presidente, misma que tiene un altísimo nivel de improvisación en el que nadie ha hecho hincapié.

El debate sobre la estrategia de seguridad en México cobró importancia a unas horas de la designación del general Luis Rodríguez Bucio como jefe operativo de la Guardia Nacional. Bajo esta nueva coordinación, se prevé la división del país en 266 coordinaciones territoriales, una estructura creada a modo para el despliegue gradual de la Guardia Nacional. La idea de López Obrador es destinar más o menos 500 guardias por coordinación, dependiendo de la conflictividad de cada una; según ha dicho, en dos años más, la Guardia Nacional deberá contar con entre 120 y 150 mil efectivos. De todo esto se acaba de enterar el General.

Lo que preocupan son las cifras. Lo que asusta es la improvisación.

Las del estribo…

  1. Hablando de seguridad. Cómo andarán las policías municipales como la de San Juan Evangelista, donde un día balean a su comandante y al día siguiente lo detienen acusado de desapariciones forzadas. Resulta que el mando ya había sido detenido en Monterrey por tráfico de drogas. Casos como este ponen en evidencia la eficacia del Sistema Nacional de Seguridad, que no impide el reciclaje de peligrosos delincuentes como mandos policiacos.
  2. Ayer estuvo Paco Ignacio Taibo II en Xalapa. El morbo provocó que se llenara la FILU en su último día. El escritor dejó atrás la polémica y se refugió en explicar la burocracia administrativa del Fondo de Cultura Económica (FCE). Pasado el sofocón, al final el destino le dio la razón. Sería bueno que ahora ponga a leer a la chaireada.