Sin duda alguna, un tema por demás urgente que atender, es el del Agua, por ello la Agenda 2030 que debieran estar impulsando todos los países miembros de la ONU, ha dedicado uno de sus Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) al “Agua limpia y saneamiento” se trata del ODS 6.

Y para el logro de las metas propuestas en este ODS es vital que los gobiernos orienten sus mayores esfuerzos al tema agua, cuya crisis podría desatar guerras a decir de algunos expertos. Y es que el gran problema es, que el agua no siempre está disponible ni saneada en los lugares donde se asientan las grandes ciudades o las zonas industriales más grandes, esa escasez podría generar una gran crisis.

A decir de la ONU, esa escasez de recursos hídricos, junto con la mala calidad del agua y el saneamiento inadecuado repercuten en la seguridad alimentaria, los medios de subsistencia y la oportunidad de educación para las familias pobres en todo el mundo. Por eso no debemos dejar pasar inadvertida la opinión, casi una advertencia para México, que ha emitido el ingeniero Ramón Aguirre Díaz, quien está considerado como el mejor técnico en materia de agua del país y que por más de diez años dirigió el sistema de agua más complejo del mundo, el de la ciudad de México.

Es por ello que comparto íntegro el artículo que como invitado especial publicó el viernes 5 de abril en “El Excelsior” titulado “Crisis de inimaginables consecuencias”:

 “En el “Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2019” se plantea un panorama complejo para el agua en el mundo, donde además de la necesidad de cubrir la demanda insatisfecha, deben tomarse acciones para atender un crecimiento en nivel actual de uso del agua esperado de un 1% anual, con lo cual para el año 2050 habría un incremento del 30 por ciento.

En el mismo informe se presenta un reporte sobre el “Nivel del Estrés Hídrico”, en el cual México (junto con países como India, China y España), tienen una condición crítica en la disponibilidad de agua por habitante, apenas mejor de la que tienen países como Egipto y Arabia, donde se ubican los grandes desiertos del planeta.

Analizando la situación para el caso de México, es de destacar que se tienen grandes contrastes en materia hídrica, ya que mientras en estados como Chiapas, Campeche o Tabasco el promedio de agua renovable es del orden de 16 mil 500 metros cúbicos por habitante al año (m3/hab/año), en otros estados como Aguascalientes, Guanajuato y Estado de México es de 450 m3/hab/año, unas 33 veces menor.

Hay que preguntarse por qué a pesar de esta problemática, no se tiene en el país una clara conciencia sobre el agua como un asunto prioritario por resolver.

Aquí es donde debemos distinguir entre el agua renovable y disponible, y el agua que no lo es y, por ende, se traduce en la ocupación de fuentes no sustentables ni sostenibles para el abasto a la población.

En las últimas décadas se ha venido abasteciendo a gran parte de la población mediante la extracción de agua que durante siglos se fue almacenando en los mantos acuíferos que hoy son la fuente de abasto más importante para las principales ciudades del país.

Un acuífero no es un río subterráneo, se trata de un almacenamiento donde el agua se encuentra en poros, grietas o fisuras que hay en las diferentes capas del subsuelo.

Cuando el agua que se extrae del acuífero mediante pozos es menor o igual al volumen de recarga anual, el acuífero se encuentra con disponibilidad o en equilibrio, pero cuando el agua extraída supera la recarga se está sobreexplotando al acuífero.

Más allá del tema de las posibles variaciones en la calidad del agua, la sobreexplotación de los acuíferos debe preocuparnos, porque la extracción del agua almacenada puede agotar sus reservas para el mediano o largo plazo.

Conforme a las estadísticas de la Comisión Nacional del Agua, en 2006 México tenía 32 acuíferos en sobreexplotación y para el 2018 la cifra llegó a 104, siendo los más críticos los de Guanajuato, Querétaro, Coahuila, Península de Baja California, Aguascalientes, Durango y el Valle de México.

Es evidente que el agua subterránea ha venido resolviendo de manera no sustentable el abasto en muchas zonas del país y es una práctica creciente, por lo que resulta necesario empezar a revertir esta situación que compromete seriamente la disponibilidad del agua que se va a requerir en el futuro mediato. No atenderlo implicaría una crisis de inimaginables consecuencias”.

Al ingeniero Ramón Aguirre Díaz lo tendremos pronto por Veracruz, en el mes de junio, pues será uno de los ponentes principales del Seminario Internacional “La Agenda Local 2030 y los Objetivos del Desarrollo Sostenible” y estará representando a México al lado de expertos de países como Inglaterra, España, Argentina, Colombia, Chile, Uruguay, Perú entre otros más, que se reunirán en el puerto jarocho a compartir experiencias y dar a conocer propuestas durante ese importante Seminario Internacional.

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