Una sociedad tiene la obligación y por lo tanto el derecho de que se le informe sobre las decisiones que lleve a cabo un gobierno bajo el cual se rige y se norma. Sobre esta condición, los métodos para acceder a esta obligación-garantía de la información, deben de prevalecer las razones de una estructura social democrática que determine ampliamente las líneas del desarrollo, en donde las actividades de los funcionantes que por lo general son disfuncionantes, se reflejen en los servicios que se otorguen a ésta comunidad, esencialmente fortaleciendo e incentivando su culturalización; como la determinante de la fortaleza, para contar con la capacidad de conocer lo que sucede; cómo sucede y por qué sucede. Esta cualidad democrática, debe de enriquecerse con el acceso a la información como obligatoria en todas las estructuras gubernamentales, con claridad y transparencia, sin que el ciudadano tenga que solicitarlo específicamente, sino que las instituciones como obligación deben de otorgarlo permanentemente; sin reservas, de lo contrario, se está en la precariedad del manejo, control y prevención de la corrupción. Las  Actividades y decisiones de la gobernanza, tienen un enorme peso, que va más allá de una entidad meramente física, económica o social, sino que abarca el estado neurofisiológico del individuo.  Este estado cerebral que afecta las emociones y la psique, debe de ser progresivamente satisfactoria, de lo contrario, se tiene a una sociedad enferma, sometida, viviendo en la incertidumbre, con todos los padecimientos de alteraciones psíquicas-emocionales que se somatizan en su condición de persona y en cus conjunto como sociedad, alterando el Derecho Humano del bien común.

Reprimida, como se pretende tener a la población, bajo los intereses de una gran cantidad de funcionarios que le entran a la corrupción, maquillando o disfrazando las cifras que informan, reflejándose en la sociedad lo contrario a los gestos de triunfalismo de las estadísticas.

Basta mirar a nuestro rededor para observar la pobreza lacerante que agobia a este país. El desorden financiero en que se ha sometido a la población, como una hiedra silenciosa fue penetrando hasta alcanzarnos a todos, como resultado de una ominosa administración pública sumergida en la corrupción del pasado inmediato, la que seguimos padeciendo y continuamos enterándonos.

La ejecución de acciones para la erradicación de las equivocadas costumbres del hacer y del quehacer diario de una sociedad,  debe de  ser corresponsabilidad participativa, sobre todo, de la consciencia y acción social, para contener de manera permanente la ejecución de los actos y decisiones de gobierno a través de la evaluación, transparencia, rendición de cuentas y acciones que eviten los cuentos estadísticos maquillados; como sucede en las dependencias gubernamentales del estado de Veracruz, en donde la constante fue y en algunos casos es mentir, con una burocracia participativa obligada en la corrupción por la superación de metas e indicadores que son en un alto porcentaje falsos, observándose estos efectos, en una población diezmada por la inseguridad económica, que le ha establecido a nivel nacional como una de las más precarias en alimentación, atención a la salud, educación, oportunidades de empleo, desarrollo agrícola, pesca, ganadería, entre otros, siendo que es una entidad con situación geográfica continental privilegiada.

La causa a estos y otros males, lo son las mentiras estadísticas y propagandísticas que no empatan con la realidad. La falta de probidad, eficiencia y eficacia, en el manejo de los recursos públicos han destacado en quienes ejercen la función pública.

Aceptar un cargo, cualquiera que sea, sin tener el conocimiento, la práctica y la experiencia, también es corrupción. Observar con telescopio, microscopio y lupa a los actores gubernamentales, judiciales y legislativos, es un derecho y una obligación ciudadana. Una sociedad corresponsable consigo misma, debe de fiscalizarse y fiscalizar, denunciando los hechos de corrupción. La alianza ciudadana, como fin común, con sentido de pertenencia y pertinencia, determina los intereses de una sociedad. Como seres vivos, el hombre se acompaña durante el trayecto de vida, de otros seres vivientes, integrados en el conjunto de la naturaleza, dependiendo unos de otros para la subsistencia y la sobrevivencia. El hombre, tiene que cuidar la ecología, para cuidarse, para preservar la vida, para prolongarla, en conjunto con el hábitat. El pensamiento humano, debe de entender la razón del tiempo-vida o vida-tiempo, que le significa su estancia y compromiso terrenal, siendo que esa existencia terrenal, tiene una expectativa que no va más allá de los 75 años, más los que se le acumulen de acuerdo a las oportunidades de estilo de vida, una condición que demuestra dos cosas; la infinitum y la cortedad de oportunidad de tiempo. Como expectativa de vida, las propuestas progresivas de desarrollo y bienestar, deben de ser inmediatas, eso falta establecer dentro de la democracia, poner tiempos precisos, con respuestas y soluciones en corto tiempo, con una visión que cuide los espacios de gobernabilidad democrática, pero sobre todo el bien común.

Sintácticas

Del pensador del café Don Justo:

El currículum académico es una serie de elogios.

De la malicia:

La capacidad de adaptación es sobrevivencia.

Del filósofo Eleuterio:

Aprender a navegar con las diversas corrientes, es encausar la nave de tus pensamientos y acciones para no encallar.

De la poeta Almanti:

Entender la diversidad es ampliar los horizontes.

De un vasectomizado:

No es lo mismo catastrófico que castratrófico.

De Alcestes en la obra de Moliére El misántropo:

Aborrezco la humanidad, porque en el mundo hay mucha hipocresía, engaño y falsa adulación.

De los buenos deseos de una amistad:

¿por qué no vas a tu tierra? Ya se murieron tus contrincantes.

Gioachino Rossini. Pequeña misa solemne. Orquesta Sinfónica de Galicia. Coro de la OSG: