El sábado anterior, después de que se conociera el asesinato del activista Abriam Hernández perpetrado en Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero dijo consternado: “Me da profunda tristeza lo que ocurrió porque no estoy hablando de un ciudadano común, sino de un muchacho limpio y comprometido que luchó porque haya un Xalapa mejor. Es mucho mi dolor…».

Lo único que le faltó agregar fue: “Pido a las autoridades que esclarezcan el crimen y exijo al alcalde que se comprometa con la seguridad de los xalapeños” cuando el alcalde de Xalapa es él.

Y no, el tipo no es un cínico como lo han calificado. Es que aún no se ha dado cuenta que ya es presidente municipal y no opositor al sistema.

En Coatzacoalcos, el alcalde Víctor Carranza Rosaldo es un sujeto a la defensiva y mal visto por una ciudadanía que le está exigiendo casi a gritos que se vaya. Su inoperancia para resolver la pesadilla de la violencia es manifiesta, pero no se irá.

Trae pleito casado con los trabajadores del ayuntamiento. Ya corrió a 500 a los que acusó de aviadores a pesar de que éstos, papelito en mano, le demostraron que tienen entre siete y 29 años de antigüedad y sin ninguna irregularidad. Pero nada, el alcalde los corrió y va por más.

“Lo único que ha hecho Víctor es posicionar muy bien a Coatza a nivel internacional. Antes era uno de los municipios más inseguros del estado y ahora es uno de los más peligrosos del mundo” me dijo con sorna un amigo.

Nicolás Reyes Álvarez alcalde de Minatitlán, es otro munícipe en problemas. Anda a la greña con el cabildo al grado que ocho de los once ediles lo acusaron ante la Fiscalía Especializada de corrupción, abuso de autoridad, falta de transparencia y posibles malos manejos con la hipoteca de una casa. La ciudadanía por su parte también lo acusa de muchas cosas, principalmente de su indolencia para brindarles seguridad.

Poza Rica es otro ejemplo de un municipio violento y al garete. Ahí gobierna un jubilado de Pemex llamado Francisco Javier Velázquez Vallejo acusado por los mismos ediles de desvío de recursos y nepotismo.

En su gira del pasado viernes por esa ciudad, el presidente Andrés Manuel López Obrador fue testigo del cariño que le tienen los pozarricenses a don Paco al que le pegaron una rechifla de su tamaño.

¿Qué tienen en común estos cuatro alcaldes?

Todos son de Morena y ganaron por abrumadora mayoría, pero han sido una desastrosa decepción. Ninguno es estimado, reconocido y mucho menos respetado. Por el contrario, son impopulares, malqueridos y aborrecidos porque lo único que han llevado a sus municipios ha sido encono y resentimiento.

Aunque falta tiempo para las elecciones del 2021, los votantes de esas ciudades ya saben por quién no van a sufragar.

Palabras más, palabras menos, esto es lo que me han dicho decenas de xalapeños decepcionados de su alcalde: “No votaré por el candidato a presidente municipal que presente Morena aunque venga recomendado por Su Santidad el Papa. Con Hipólito ya tuve más que suficiente”.

Y te aseguro lector (te invito a que realices un sondeo) que en el mismo tenor piensan en Coatzacoalcos, Minatitlán y Poza Rica, ciudades donde como en Xalapa, Morena arrasó con sus oponentes hace apenas un año y meses.

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