Por lo general, la adorabilidad de un animal suele ser inversamente proporcional a su tamaño. Los conejos son bonitos, pero un conejito pequeño es el culmen de la ternura. Un águila imperial es bella y majestuosa, pero sus polluelos, aun siendo mucho más feos, son con creces más adorables. Incluso un lagarto o una serpiente, ambos animales que suelen generar bastante recelo entre muchas personas, pueden llegar a despertar interés en ellas si se reduce su tamaño.

Por eso no es extraño que estas tres nuevas especies de rana, recién descubiertas en Madagascar, resulten tan adorables. Ninguna llega a alcanzar el récord de rana más pequeña del mundo, recibido en 2012 por otro anfibio del sudeste asiático, pero todas se encuentran por debajo de los 15 milímetros. Y no son ranas “bebé”, entre otras cosas porque en ese caso serían renacuajos. Se trata de animales totalmente adultos y, como tales, han sido descritas en un artículo recién publicado en la revista PLoS One.

Una familia de miniranas

Las tres especies han sido descritas por investigadores de la Universidad Ludwig-Maximilians, de Munich, y se encuentran dentro de la familia Cophylinae, conocidas comúnmente como miniranas, para la que ya se habían descubierto otros 40 miembros.

En busca de nombres fáciles de recordar y que llamen la atención de la población, los responsables del hallazgo han bautizado a las tres ranitas como Mini mum, Mini ature y Mini scule, lo cual juntando ambas palabras se traduce como “mínimo”, “miniatura” y “minúsculo”. Y sin duda son miniaturas, mínimas de un tamaño minúsculo, pues la más pequeña de ellas, Mini mum, mide solo de 8 a 10 milímetros, lo que supone aproximadamente el tamaño de una grapa. Va un poco más allá la más grande, Mini ature, con 14’9 milímetros, aproximadamente lo que mide una tarjeta Mini-SD. La especie que ostenta el récord a rana más pequeña hasta el momento, Paedophryne amauensis, mide unos 7’7 milímetros, por lo que Mini mum claramente le “pisa las ancas”.

De cualquier modo, todas son extremadamente pequeñas, tanto que su cerebro cabría en la cabeza de un alfiler, por lo que el mérito de sus descubridores es notable. Ya de por sí, diferenciar especies muy similares dentro de un mismo género es muy complicado, pero hacerlo en un tamaño tan reducido es claramente un reto. Por eso fue tan importante compaginar el trabajo observacional con pruebas moleculares y genéticas, hasta encontrar pequeñas diferencias, especialmente a nivel de sus huesos, que ayudaron a catalogarlas como nuevas especies. Por otro lado, solo detectarlos en mitad de la hojarasca es todo un logro. Literalmente, como encontrar una aguja en un pajar, pero con la dificultad añadida de que se mueven.

En cuanto al sentido evolutivo de que existan ranas tan pequeñas, este equipo de científicos piensa que se adaptaron para aprovechar nichos ecológicos muy reducidos, alimentándose de especies incluso más pequeñas, como hormigas o termitas.

Lamentablemente, la última reflexión de los autores del estudio es que las especies halladas, especialmente Mini mum, parecen tener una población muy reducida, además situada solo en puntos muy concretos de Madagascar, por lo que podría ser necesario clasificarlas directamente como animales en peligro crítico. Un gran problema para un animal diminuto.

Con información de ALT1040