Este viernes el presidente Andrés Manuel López Obrador visita por tercera ocasión, en poco más de cien días de gobierno, al estado de Veracruz. A diferencia de las giras anteriores, la expectativa es baja y no se espera que se realicen grandes anuncios, ni se tomen decisiones espectaculares. Al parecer, se nos acabó el morbo.

A diferencia de la primera visita, al día siguiente de su toma de posesión, el Presidente viene a un Veracruz en crisis. La inseguridad, la parálisis económica y el reciente anuncio de miles de despidos de Petróleos Mexicanos, muchos de los cuales se trata de obreros veracruzanos. Por ello es tan importante el evento de esta tarde en Poza Rica.

Al mismo tiempo, entre las tribus morenistas hay curiosidad sobre el trato que vaya a dar a los líderes de las principales corrientes del partido en el estado, particularmente al delegado federal Manuel Huerta, a quien en febrero pasado había llamado la atención de manera pública.

En el día de la Candelaria, López Obrador pidió entonces al Gobernador Cuitláhuac García y al delegado en la entidad que apresuraran la conclusión del Censo del Bienestar, para aterrizar la entrega de apoyos productivos y educativos para los veracruzanos. Entonces, se desató la lucha entre el morenismo, lanzando acusaciones mutuas sobre su responsabilidad en la llamada de atención presidencial.

Hace algunos días, el propio Manuel Huerta reconoció que el censo aún no se concluye pero que no hay impedimento para que empiecen a fluir los recursos de los programas federales. Habrá que ver si el presidente pasa de largo el tema.

El Presidente estará en Veracruz hoy y mañana. Sostendrá encuentros públicos donde abordará temas relacionados con educación y salud. De acuerdo con el delegado federal, aprovechará su visita a la zona norte para echar a andar dos de las ocho universidades “Benito Juárez” –inicialmente denominadas del Bienestar- proyectadas para la entidad; será en los municipios de Poza Rica y Huayacocotla.

Además, realizará la entrega de programas sociales para adultos mayores y Sembrando Vida. Hasta el momento, la gira presidencial prevé que el Presidente esté en el domo de la 18 de marzo en Poza Rica, y más tarde, en la plaza Tupan de aquél puerto. Mañana únicamente sostendrá una reunión en Tantoyuca.

Pero la parte sustantiva de la visita será sin duda la reunión de seguridad que se realiza todos los días en Palacio Nacional, en un estado donde los índices de violencia crecen exponencialmente y todos los días se registran ejecuciones y asesinatos, siendo mujeres y niños las principales víctimas. Las cifras de secuestro son las más altas del país y el conflicto con la Fiscalía General del Estado continúa.

Pero como hemos dicho en un inicio, la expectativa es muy baja. Tal vez porque haya quedado a deber a la tribuna durante las dos visitas anteriores donde se esperaba que asumiera un papel más enérgico en contra del ex gobernador Miguel Ángel Yunes, y en febrero pasado, interviniera para resolver los conflictos internos entre los grupos de Morena que no dejan despegar al actual gobierno estatal.

No pasó lo uno ni lo otro. Acaso en su visita de febrero pasado, el Presidente prometió que como parte de la Cuarta Transformación se transferirán apoyos como nunca se ha hecho en la historia de Veracruz; “fue una vergüenza, en los últimos años, en el periodo neoliberal de 36 años que tardó esta pesadilla, se tuvieron que ir los veracruzanos a buscarse la vida a otras partes”. Sin embargo, hasta ahora, las promesas no se reflejan ni siquiera en los presupuestos.

Por lo demás, las visitas sólo han estado salpicadas de anécdotas. Desde la supuesta rechifla al gobernador Cuitláhuac García en Minatitlán, el frío desdén que concedió a Manuel Huerta, hasta su ocurrente antojo de hacer una escala para comprar jugo de piña, que a la postre le costaría perder el avión comercial que lo llevaría a la ciudad de México.

La situación que vive el estado en materia de inseguridad exige que el Presidente tome decisiones de mayor calado. Ayer, por ejemplo, los medios y las redes sociales se llenaron de sangre con la noticia de ejecuciones en Acayucan, Minatitlán y Cosoleacaque. Eso sin contar el conflicto que viven los Ayuntamientos de Morena –entre ellos, el de Poza Rica, sede del primer evento- en el tema de inseguridad.

Los veracruzanos necesitan más soluciones y menos anécdotas. Esperemos que así sea.

Las del estribo…

  1. Vaya cinismo de Jorge Winckler de hablar de que durante la actual administración se han registrado 64 feminicidios. Lo grave no es que transparente la aberrante cifra, sino que se pase de largo en informar sobre el número de detenidos por estos hechos. Interesante la información que le darán al Presidente sobre la actuación de este personaje.
  2. Hipólito salió de su burbuja. La reapertura del relleno sanitario utilizando a la fuerza pública fue un acto de autoridad que evitó que la ciudad volviera a caer en el caos. La decisión fue más que acertada, porque ante todo, está el bienestar de los xalapeños. Ahora sólo falta que se despoje de la arrogancia, dialogue y le encuentre una solución definitiva a este conflicto. Por lo pronto, se aplaude la decisión tomada este viernes.