Nadie, ni por asomo, conoce con precisión la cantidad de personas que han desaparecido en el país en al menos dos décadas, producto de la violencia y el crimen organizado. Y la cifra no se conoce por varias razones: porque el gobierno –por negligencia o complicidad- ha sido incapaz de investigar y elaborar un registro confiable, porque lo que muchas veces inicia como una ausencia voluntaria termina como una desaparición que no se denuncia

En México, todos los días se suman personas desaparecidas a padrones oficiales poco confiables porque los existentes adolecen de información completa o inexacta. El gobierno de López Obrador ha situado la cifra en alrededor de 40 mil personas de las que se desconoce su paradero, sin embargo, son los cientos de colectivos y organizaciones civiles quienes han hecho el trabajo que le correspondía a los gobiernos y las fiscalías del país. Gracias a estas organizaciones que han tenido que enfrentar la resistencia sistemática de las autoridades a investigar, hoy el problema de puede conocer en su justa dimensión.

Las desapariciones en los últimos años marcan la página más oscura en la historia de México. Porque no sólo desaparecen personas víctimas de la delincuencia organizada –ejecuciones y secuestros, principalmente-, sino producto de desapariciones forzadas de decenas de cuerpos de seguridad. Y en esta larga lista de historias de terror, se cuentan lo mismo mujeres, niños y hombres de todas las edades, de todos los estratos sociales, de todas las regiones del país. No importa si se trata de estudiantes de cine, de empresarios, amas de casa o de jóvenes sicarios. Todos estamos expuestos.

Porque no se trata sólo de la pugna entre delincuentes, sino de una sociedad que está pagando con sangre la complicidad y la ineficacia de las autoridades.

El junio del año pasado, el representante del alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México, Jan Jarab denunció que en nuestro país hay más de 35 mil casos de desapariciones registrados y «nadie sabe» qué porcentaje de ellas son obra de las autoridades. “Sabemos que el registro oficial de desapariciones ya tiene más de 35 mil casos de desapariciones. No sabemos, nadie sabe, cuál porcentaje de estas desapariciones son desapariciones forzadas por las autoridades y cuánto son las desapariciones por particulares”, dijo entonces a la BBC de Londres.

Este domingo, el Presidente López Obrador anunció el nuevo Sistema Nacional de Búsqueda de Desaparecidos y se comprometió a que no solo la comisión, sino que todo el Estado y sus instituciones, con todos los recursos sin límites de tope, se dedicarán a buscar a las personas desaparecidas en México. Y dijo que en tres meses encabezará una nueva reunión para evaluar los compromisos.

Frente a la promesa del mandatario, en las diferentes morgues del país y cajas de tráiler aguardan más de 26 mil restos de personas que no han podido ser identificadas; de miles más jamás se encontrará rastro alguno por la forma en que los delincuentes se deshicieron de ellos.

El tema es de suyo importante para Veracruz, donde las autoridades –las actuales y sobre todo las del pasado- han tenido un desempeño muy oscuro, poniendo al estado como uno de los sitios de mayor riesgo.

La cifra negra de desapariciones en Veracruz ascendería por lo menos 5 mil personas, la mayoría, jóvenes de entre 14 y 25 años de edad, según ha dicho  la directora del Colectivo Solecito de Veracruz, Lucía Díaz Genao. Según esta organización, tan sólo en el bienio de Miguel Ángel Yunes Linares, se calculan entre dos mil y tres mil casos de desaparición, sin embargo, no hay certeza en las cifras oficiales.

“No tenemos cifras porque el Fiscal –Jorge Winckler- ha sido muy renuente a compartirlas, tenemos una oscuridad toral en el tema cifras; teníamos 3 mil 600 carpetas de investigación durante la administración de Luis Ángel Bravo Contreras y 2 mil del gobierno anterior, estaríamos hablando de más 5 mil, con denuncia, lo que significa que la cifra negra es pasmosa”. Eso sin contar los múltiples casos que se han registrados en los tres meses de la actual administración.

En efecto, hace un par de semanas, el comisionado estatal de búsqueda, Geiser Manuel Caso Molinari también reconoció que en Veracruz no existen cifras reales de personas desaparecidas; son las cifras que manejan los colectivos de búsqueda los únicos datos que tiene la comisión, por lo que es necesario recabar todas las cifras para integrar un registro oficial que no existe, a pesar de la denuncia de miles de casos.

No bastan los reconocimientos de Yunes ni el perdón que ha pedido Cuitláhuac García. Los cientos de familiares de personas desaparecidas sólo buscan llegar a la verdad que les permita, entonces sí, vivir su luto con dignidad.

Las del estribo…

  1. Los seis aspirantes a presidir el PRI veracruzano coincidieron en que la nueva modalidad de proceso interno es un referente en la historia del partido. Lástima que ni los propios priistas tengan interés en ser testigos de los nuevos tiempos. Ayer, entre todos, no fueron capaces de llenar el pequeño auditorio de Ruiz Cortines. La fiesta parecía velorio.
  2. Ayer, una vez más, el arzobispado criticó con dureza al gobierno y aseguró que no todas las transformaciones son buenas. La respuesta fue la irrupción de un grupo de personas que se manifestaron a favor del aborto en plena catedral. El encontronazo entre la iglesia católica y Morena es de pronóstico reservado para la elección del 2021.