Ante la posibilidad de que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador reabra el caso Luis Donaldo Colosio Murrieta, el hijo del candidato asesinado aseguró que ya no espera nada de la justicia mexicana.

Durante una entrevista con Yuriria Sierra para Imagen Noticias, Luis Donaldo Colosio Riojas, diputado local en Nuevo León, comentó que se trata de un asunto bastante manoseado, en el que hubo mal manejo de información y se contaminó la cadena de custodia de muchas de las evidencias.

“Ya no estoy esperando nada de la justicia mexicana. Es un caso bastante manoseado, que cambió demasiado de manos, hubo mal manejo de información, contaminación de la cadena de custodia de muchas de las evidencias, entonces, no tengo grandes expectativas en el resultado en caso de que llegaran a abrir el expediente. Además, es un asunto ya muy longevo. No es algo que yo esté reclamando. Sin embargo, si se hace y si se pide, lo respeto; y si se llega a descubrir algo nuevo, pues que venga y que salga a relucir la verdad si es que se logra tal cosa”, afirmó.

Por otro lado, el diputado local por Movimiento Ciudadano reconoció que las anécdotas que le cuentan las personas que conocieron al extinto candidato priista, nutren su recuerdo, pero además le dan la oportunidad de verlo a través de los ojos de quienes convivieron con su progenitor.

En el marco del aniversario número 25 del magnicidio del aspirante del PRI a la presidencia de la República, el legislador compartió aspectos más humanos de su padre, a quien evoca como un hombre bohemio, amante de la música y con buen humor.

“Conservo en mi despacho un cuadro de un niño con una canasta llena de pescados. Me acuerdo que viendo ese cuadro me contó un cuento muy bonito de como la impaciencia y la imprudencia no rendían frutos; la tranquilidad, la mesura, la paciencia y la perseverancia hacen que nuestro trabajo rinda muchos mayores resultados. Tomando un cuadro me enseñó a través de una historia muy serena el significado de la paciencia y perseverancia en el trabajo”, evocó.

Recordó que antes de su muerte –el 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas–, casi no lo veía porque estaba inmerso en el trabajo aunque algunas veces lo llevaba a la oficina.

Con información de Excélsior