Recuerdo como en sueños un espectacular a la salida de Indios Verdes que era un regocijo visual enmarcado en dos palabras: “Visite Veracruz”. Palabras que acompañaban la imagen de una jarocha hermosa, risueña, de labios rojos y ojos alegres, que señalaba al viajero un paisaje de sol, mar, alegría y belleza inigualables.

El espectacular estaba sobre un cerro pelón, alumbrado de día por la luz natural y de noche por potentes lámparas que resaltaban aún más la fuerza de las dos palabras y la belleza de la jarocha.

En el presente el cerro está totalmente cubierto por viviendas hechas con la prisa que exigen las invasiones de predios, el espectacular desapareció al igual que la jarocha. Y lo peor es que tampoco está ese Veracruz idílico que la encantadora mujer invitaba a conocer.

Hoy gobiernos, agencias de viajes y empresas están sugiriendo y en muchos casos advirtiendo sobre los riesgos de viajar a Veracruz. Si no tiene a qué ir mejor ni vaya.

Primero fueron los gobiernos de Estados Unidos y Canadá. Más tarde algunos países de la Unión Europea; a estos se unieron agencias de viajes que también lanzaron la alerta: ¿Que quiere ir a Veracruz? Híjole… aguas eh, aguas.

La empresa Pfizer está recomendando a los trabajadores de su filial en México evitar viajar concretamente al puerto de Veracruz, Xalapa, Poza Rica y Coatzacoalcos.

Pfizer no es cualquier botica pueblerina; es una de las farmacéuticas más grandes y poderosas del mundo que opera en nuestro territorio desde hace sesenta años y brinda empleo a 1,500 mexicanos.

¿Está boicoteando a Veracruz? No para nada, lo que está haciendo es proteger a sus trabajadores. La bronca es que el aviso no sólo lo vieron los interesados sino miles de personas, y esto puede desatar la reacción en cadena de otras empresas asentadas en el país.

¿Qué pasará si al menos un 30 por ciento de esas empresas siguen en ejemplo de Pfizer? ¿Te lo imaginas, lector?

Ante una eventualidad de ese tamaño lo lógico es que el gobernador Cuitláhuac García, el Secretario de Gobierno Eric Cisneros o la titular de Turismo Xóchitl Arbesú, salgan a contrarrestar la alerta.

Pero en este gobierno no hay lógica.

Si habla Cuitláhuac quizá descalifique a la compañía; Eric alegará que detrás de la alerta está el fiscal Jorge Winckler. Y la señora Arbesú dirá “Qué linda está la mañana…”

Y no debe ser así.

Se trata que alguno de los tres apoye con argumentos más o menos creíbles a Veracruz, para ver si de fregadera los vapuleados hoteles y restaurantes logran un repunte en Semana Santa.

Otro problema es que en redes sociales se mueve información sobre la violencia y en esos mensajes va implícita la advertencia de no viajar a Veracruz.

¿Se están magnificado las cosas? Depende del ojo que mire el cristal. Lo que sí es cierto es que los mensajes circulan sin que nadie les haga contrapeso, pues lo único que ha salido a relucir por parte del gobierno es su preocupante valemadrismo.

Es la hora en que nadie ha neutralizado la alerta de Pfizer y menos lo que se escribe en las redes.

¿Qué hacer?

Lo que sigue es una promoción del Veracruz turístico, histórico y gastronómico. Esto incluso sería un paliativo contra el miedo de la sociedad a la inseguridad.

El asunto es que no hay interés ni ganas ni voluntad. Como tampoco hay ni puta idea de lo que es gobernar la entidad.

bernardogup@nullhotmail.com