Vitalidad, libertad e identidad son los tres vértices de un triángulo equilátero que tiene un mes deambulando por el país y dejando a su paso una estela de asombro, un caudal de aplausos y un cúmulo de buenos augurios: Blah Blah Jazz Trío, la agrupación que se gestó hace seis años gracias a la coincidencia en JazzUV de un estudiante capitalino de saxofón y uno oaxaqueño de batería.

Como tantas cosas — de las mayores venturas a los más lastimeros infortunios— que suceden en el mundo, la creación del trío fue determinada, en buena parte, por un designio del azar. Santiago Von y Abraham Díaz vinieron a estudiar la licenciatura en jazz, al conocerse, cada uno vio en el otro la posibilidad de amalgamar sus anhelos para gestar un sonido inédito en el planeta, pero fue el azar quien determinó que Santiago tuviera que musicalizar un espectáculo de danza y teatro, y convocara a Abraham para transformar en notas el impulso original.

No fue una idea predeterminada, fue la infructuosa búsqueda de un instrumento melódico la que determinó que al saxofón y la batería se uniera un bajo. Kevin Zabdiel fue el primero en tomar el encargo, después, Erick Quijivix. Cuando Quijivix estaba por terminar la carrera, fue a hacer su servicio social al michoacano Conservatorio de las Rosas. Sabía que su partida a Sudamérica era inminente, lo que ignoraba era que en Morelia flecharía a su sucesor, Charly Rodríguez, estudiante de aquella institución que, seducido por el embrujo jazzístico, decidió seguir los pasos de su maestro y venir a formarse en ese género a la Universidad Veracruzana. El azar determinó que compartiera una jam session con Abraham y que ese encuentro fuera más allá de una jornada improvisatoria para convertirse en una convergencia musical.

Santiago se fue a estudiar a Holanda, tras dos años de ausencia, el año pasado volvió a México, se reencontró con Abraham quien sumó a Charly y sucedió algo azaroso e inesperado, las vacaciones del saxofonista terminaron en un estudio de grabación.

Ahí nació el disco que ya ha sido presentado en Morelia, Guadalajara, Puebla, Ciudad de México y Oaxaca. «Hemos tenido hasta ahora llenos totales en casi todos los recintos, la gente ha sido muy entusiasta en los conciertos, el disco ha tenido buena acogida con los músicos locales con los que hemos podido compartir experiencias del viaje y de los proyectos que tienen. Lo más interesante es que ha habido gente del público que nos comenta que a pesar de no ser afín al estilo de música, pudo disfrutar del concierto», me comentó Abraham hace unos días.

El broche dorado que cerrará la gira será forjado en Xalapa, el concierto iniciará a las ocho y media de noche del próximo 19 de marzo en el Teatro J. J. Herrera. Por tratarse de la ciudad en la que nació el proyecto, el pastel de la presentación tendrá una cereza que no ha sido degustada en ninguna otra plaza, el trío sumará dos de de los más notables saxofonistas que radican en esta capital: Arodi Martínez y Tim Mayer. Transformado en Quinteto, Blah Blah interpretará una pieza que Arodi compuso especialmente para este disco. Pero la fiesta no terminará ahí, a las diez de la noche se trasladarán al bar Doña Lucha (J.J. Herrera 17) para seguir jazzeando hasta que el cuerpo aguante. No vayan a faltar.

 

 

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