Ante la desarticulación de la movilidad urbana y los graves problemas viales que
afronta Xalapa, muchos se preguntan ¿Qué fue lo que se dejó de hacer para llegar a
este extremo? Surgen respuestas y propuestas pero pocas van orientadas hacia el
quid del asunto, a la esencia del problema, a atacar de con precisión la razón de ser
del conflicto vial.

Ciertamente la mejora de las vialidades y la ingeniería de tránsito contribuyen en
cierta medida a la solución, aunque aquí no hay ni ingeniería, ni mejora de vialidades
o mínimo sincronización de los semáforos; ahora bien, ni la obra viaria, ni los pares
viales, ni las medidas de tránsito resolverán el problema a fondo si no se tiene
conciencia de que la solución no se va a lograr sin la inserción del transporte público
como columna vertebral de la movilidad en la ciudad, ahí está el secreto de la
solución del conflicto, porque el servicio urbano de Xalapa no es una opción, por el
contrario se ha convertido en la parte fundamental del problema.

El transporte público es un derecho social, lo cual cambia de tajo la corta visión que
se tiene de él en ciudades subdesarrolladas como Xalapa, yendo más allá el
transporte debe gestionarse como un detonador del desarrollo, porque es a través de
él que las personas, insumos y productos se mueven en el territorio y esta movilidad
debe darse a bajo costo y en tiempos cortos, ahorrando combustible para cuidar el
medio ambiente, potencializando la productividad con más horas hombres que ya no
se pierden durante el transporte, mejores ofertas de servicio y máximo
aprovechamiento de la infraestructura de la ciudad.

El automóvil es una opción, pero ha sido el gran depredador de la ciudad, no se trata
de prohibir el uso del automóvil como erróneamente se ha planteado, sino de
desalentar su uso ofertando un transporte público moderno, de calidad y costo justo,
el Ayuntamiento debe promover una potente política pública de desarrollo del
transporte público moderno y funcional.

Xalapa tiene un servicio público con un retraso de cuarenta años, este servicio se
sigue prestando de la misma forma que en la década de los 80´s, además está en
manos de concesionarios que no tienen una visión empresarial y por eso no ven que
en vez de estar peleando incrementos y creando rutas intrincadas e inútiles, deberían estar  pensando en utilizar combustibles más ecológicos, en otros países el Diesel ya
no se usa por caro y altamente contaminante y han logrado reducir las emisiones de
gases contaminantes primero en un veinticinco, luego en un cincuenta y setenta y
cinco por ciento, que hoy se ufanan de que ya están logrando la “Contaminación
Cero”, en tanto eso ocurre allá, aquí esta visión no la tienen ni en sueños.

No existe una política seria que impulse la transformación del servicio público que
dinamice y haga más competitiva la ciudad. Bajo costo no es solo lo que debemos
exigir, sería mejor costo justo pero con calidad del servicio, con rutas funcionales,
horarios establecidos, unidades ecológicas, algunas articuladas y controladas por
medios satelitales para que el servicio sea eficaz, con múltiples opciones de pago que
van desde el pago directo, hasta la compra de bonos por semana, mes o año y con
diversas tarifas que beneficien a quienes más lo utilizan y necesitan, ello alienta el
desarrollo económico y el turismo.

¿Parece un sueño? Ciertamente lo es, pero es ya una realidad en otras ciudades.
En Xalapa es asequible contar con un transporte público de estas características
¿Qué falta entonces? Voluntad de autoridades y empresarios y convencimiento de
que este es el camino cierto a la solución de la ciudad. Si los arcaicos concesionarios
dicen que no da el negocio, que entreguen la concesión y se dediquen a otra cosa,
que se queden los verdaderos empresarios y que el gobierno municipal apoye el
desarrollo de sociedades anónimas municipales en las que se aliente la cultura
empresarial, que el gobierno local sea un regulador, promotor y vigilante del buen
servicio.

El desarrollo de las sociedades modernas en las ciudades va ligado muy
estrechamente de tres factores fundamentales, el transporte público, la red vial y el
uso del suelo, sin estos tres componentes no puede haber desarrollo porque no hay
buena gestión del territorio, ha llegado el momento de arrancar de tajo viejos dogmas
para adoptar nuevos paradigmas que enfrenten con eficacia los desafíos de la ciudad.
Comentarios a rubenricano@nullcmdmexico.com