Con la próxima publicación del libro “Juntos hicimos historia”, la diputada federal Tatiana Clouthier (ex coordinadora de campaña de Andrés Manuel López Obrador y tal vez la figura más congruente de la cuarta transformación), revive la polémica sobre los riesgos que corre la vida del Presidente, no por consecuencia de alguna enfermedad, sino por el interés perverso lo mismo de grupos políticos y del crimen organizado, que de individuos que pudieran asumir que ha lastimado sus intereses.

En el libro que será presentado la próxima semana, Tatiana Clouthier revela que durante la campaña presidencial de Andrés Manuel hubo alertas con respecto a la seguridad del entonces candidato.

«Andrés Manuel pasaba demasiado tiempo expuesto a la gente y sin ninguna protección; información de muchas fuentes nos advertía que nuestro aspirante era vulnerable, por lo que yo sí temía que le hicieran algo, desde un ‘trabajito’ hasta darle algún tipo de sustancia que lo dañara físicamente», narra la hija de otro ex candidato presidencial, Manuel Clouthier, muerto en un sospechoso accidente.

En el texto, Tatiana cuenta que la esposa de AMLO le preguntaba si realmente creía en las amenazas de muerte, a lo que ella contestaba no sabía, pero que compartía la información porque había voces que le advertían sobre un posible envenenamiento al candidato.

El tema no es nuevo. Ha estado en el imaginario público desde la primera campaña presidencial; sin embargo, por fortuna los mexicanos se dieron para sí un proceso de transición política pacífica, no sin graves incidentes en el que muchos otros candidatos –desde a Gobernadores hasta a ediles-, sí perdieron la vida durante sus campañas.

Llama la atención que el tema se retome justo unos días después en que la Presidencia de la República reforzara la seguridad del mandatario, a consecuencia de las amenazas que ha recibido en las últimas semanas.

El miércoles 6 de febrero, una manta con mensaje de amenaza de muerte contra el Presidente fue hallada en un puente peatonal en Tijuana, Baja California; en ella se hacía un reclamo en contra de López Obrador por las acciones emprendidas en la ciudad de Tijuana, como parte del plan de seguridad que inició este mes de febrero. El local Cártel de Santa Rosa desmintió que fueron ellos los autores de la narcomanta y señaló al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) como los responsables.

Esta fue la segunda amenaza de muerte por parte de un cártel al presidente. Antes, el 31 de enero, ya lo había hecho un líder huachicolero en las inmediaciones de la refinería de Salamanca, Guanajuato.

La seguridad del presidente es uno de los temas más importante para el país, y es evidente que López Obrador intenta mantener el contacto con la gente, bajarse a platicar con pobladores que lo interceptan en caminos, utiliza los sanitarios y entra a las tiendas en gasolineras, se detiene a comprar en puestos a pie de autopistas, y cada vez sus llegadas a aeropuertos son más caóticas.

Tal vez por ello no es buen momento para referirse –aun como crónica de campaña- una eventual agresión contra el Presidente. No hay lugar, aunque las señales siguen ahí, acechando. Ya son varias las voces que abordan el tema.

El país requiere de autoridad, no de mártires.

Gracias don Froy, hasta siempre…

Este sábado recibimos la noticia que desde hace algunos meses temíamos: la pérdida de don Froylán Flores Cancela, un triste desenlace a causa de la enfermedad que lo acompañó estos últimos años.

Con su partida también termina la más emblemática generación de periodistas veracruzanos, la de los grandes fundadores de los medios impresos que han escrito la historia de Veracruz. Todos los demás sólo somos la consecuencia. Tal vez por la presencia de medios electrónicos y redes sociales, difícilmente tendremos otra generación así.

Pero más allá del personaje que fue, del periodista autodidacta, pero al mismo tiempo, un lector voraz, con una cultura y una agudeza excepcional, creo que el mayor valor de don Froy –y lo que más vamos a extrañar quienes tuvimos la oportunidad de convivir con él-, fue su generosidad y el valor de su amistad.

Siempre fue un formador de personas, más que de periodistas; era muy difícil debatir sus argumentos cargados de conocimiento y sentido común. Era generoso al hablar pero también al escuchar. Nunca buscó más riqueza que su propio trabajo. Tampoco le gustaban los reconocimientos.

En su ausencia, sus textos serán una consulta obligada para entender el periodismo, a Veracruz y la naturaleza del ser humano. Don Froy ya es un clásico de nuestra época.

Gracias por todo, don Froy.

La del estribo…

  1. La semana pasada, el alcalde Hipólito Rodríguez –cliente asiduo de esta sección- aseguraba que la estrategia de seguridad no ha fallado en Xalapa. Pero, si un par de motociclistas intentan atracar al conductor de un automóvil frente al módulo de seguridad pública que se ubica frente al Club Britania, entonces ¿en qué consiste la estrategia? El síndrome de Usher que padece nos está costando muy caro.
  2. ¿En verdad Gabriel García Márquez, Octavio Paz, María Félix, Juan Gabriel, el comentarista José Ramón Fernández y hasta la Reina Isabel II eran un riesgo para la seguridad nacional? Espiar y vigilar a estos personajes sólo alimentaba el morbo perverso de altos funcionarios, algo que nos costó una verdadera fortuna durante décadas.