El dramaturgo jalisciense Hugo Salcedo impartió la conferencia “Tratamientos del tema de la inmigración en el teatro de México” en la Casa del Lago de la Universidad Veracruzana (UV), durante la cual comentó que la frontera norte de México se ha convertido en un espacio donde las diversas expresiones culturales han construido un nuevo lugar para la experimentación artística.

El evento se llevó a cabo la tarde del viernes 22, en el marco del programa universitario “Tendiendo puentes para la paz”, y fue moderado por Nidia Vincent Ortega.

Hugo Salcedo es licenciado en Letras por la Universidad de Guadalajara y doctor en Filología por la Universidad Complutense de Madrid, actualmente se desempeña como académico de la Universidad Iberoamericana.

En la conferencia Salcedo presentó reflexiones y una mirada personal en torno al tópico de la migración en el teatro mexicano. También habló sobre algunas puestas en escena que abordan la problemática que se da alrededor de la inmigración y que se presenta en la frontera norte del país.

Dijo que las relaciones culturales entre México y Estados Unidos, además de estar marcadas por la historia y la geografía, son sumamente intensas, se caracterizan por una profunda asimetría y en la mayoría de las ocasiones por malos entendidos.

“La relación histórica de interdependencia de México con el país del norte ha presentado una multiplicidad de rostros y representaciones, estas características significan una amplia carpeta de referencias temáticas y estéticas que han encontrado su forma en la literatura dramática y en el espectáculo escénico como una de las mejores oportunidades de expresión.”

Subrayó que el espacio geopolítico de la frontera norte mexicana se erige como un auténtico escenario donde hay un encuentro violento de fuerzas equidistantes, complejas y contradictorias; es un punto nodal y vertedero de aspiraciones truncas, pero también es una plaza denegada de frustraciones, desarraigo de identidades, desprecios y mudanzas, por las distancias geográficas y las hostilidades que plantea a su vez un choque cultural y también lingüístico.

A lo largo de los años de historia, las políticas internas de los dos países y la vida cotidiana en ambos lados de la frontera han determinado un estado de conectividad y de rechazo; pese a todo esto, la vida cultural se modifica y reproduce a partir de estas contingencias y situaciones histórico-culturales.

Paola Cortés Pérez / Prensa UV