Ayer, Diego Salas, titular de la Subdirección de Cultura del Ayuntamiento de Xalapa, habló de las acciones que tomó la dependencia a su cargo el año pasado, hoy habla de la continuidad de algunos programas y la implementación de otros para lograr que Xalapa y sus habitantes tengan nuevas historias para agrandar la narrativa de sí mismos.

«Como te comentaba, el año pasado tuvimos los espectáculos culturales y los talleres de fomento y formación artística; este año, el objetivo ha sido darle continuidad a todo eso y empezar a generar una vinculación con los espacios posicionados del centro de la ciudad, esa es la segunda parte del planteamiento: además de reconocer que los habitantes de las periferias hacen una producción cultural independiente de las iniciativas del gobierno, se trata de fomentar que la difusión de su trabajo no se circunscriba solamente al espacio territorial en el que están, es ideal que produzcan cosas para que las consuma la gente de su colonia o comunidad, pero también es importante que tengan la posibilidad de venir y empezar a penetrar en los nichos posicionados de la cultura xalapeña, empezar a abrir los lugares que históricamente han sido reservados para un cierto sector de la población, tratar de democratizar ese acceso porque pasa una cosa: muchas veces la gente no viene a una inauguración de una exposición no solo porque le quede lejos o porque no tenga dinero para el transporte, sino porque se siente incómoda, es como cuando vas a una fiesta en la que no conoces a nadie y ves que todo mundo se conoce menos tú, y te quedas parado como palo.

Diego Salas (Foto: Aura Díaz)

«Por eso estamos implementando un proyecto piloto, hicimos un par de convocatorias, una para la galería Flavia y otra para Casa del Lago, lo que se pretende es que la gente que tenga un perfil afín a las artes plásticas o a las artes escénicas, pueda sumarse al montaje de las exposiciones o de las obras de teatro. Participar en los montajes les permitirá, por un lado, conocer el escenario más amplio de la producción artística, pero también adquirir competencias técnicas para que después puedan desarrollar un oficio específico, pero también involucrarse con el proyecto mismo, sentirse parte de ese equipo para que cuando sean los eventos, ya conozcan directamente al cumpleañero y al anfitrión de la casa y haya más posibilidades de que participen directamente de esa convivencia con ese sector de la población de la cultura que ha estado históricamente separado de la vida de las periferias, y se sientan, si no cómodos, por lo menos no tan incómodos, no tan extraños en ese lugar. Trabajar poco a poco en esa democratización de los espacios, es una parte que estamos tratando de hacer, obviamente es algo que no se había hecho nunca, entonces hay que picar piedra desde cero, pero ahí vamos.

«La idea es hacer alianzas con más espacios, con Merequetengue, con Área 51, con Obra Negra, con todos los lugares que se pueda para que la gente que está produciendo sus cosas en las periferias pueda empezar a interactuar y, eventualmente, pueda venir a presentarlas al centro, pero no solo a los recintos municipales sino a estos recintos privados. En diciembre del año pasado, por ejemplo, cerramos las actividades del CGC Reforma con la lectura de los poemas de las muchachas del taller de creación literaria e invitamos a Javier Ahumada, a Germán Martínez, a Julio María y a Lino Monanegi para que las presentaran en un espacio en el que ellas nunca habían estado, el foro Cauz. Ellas llegaron y al principio estaban desconcertadas porque no sabían en dónde colocarse, luego les dijeron esta es la mesa reservada para las artistas y para los escritores, y ya se hizo la presentación, entonces sí se empiezan a transformar varias cosas, se empieza a dignificar el trabajo que están haciendo, y la última aspiración de todo este esfuerzo es que se llegue a reconocer su trabajo no solamente por las circunstancias socio-históricas, sino por su calidad artística.

«El otro lado es fortalecer las dinámicas de producción cultural de la ciudad más allá del trabajo de impacto social que pueda haber en las colonias, para eso se han considerado varios puntos clave, el primero es facilitar el acceso a los recintos culturales con los que cuenta el Ayuntamiento a la mayor cantidad posible de artistas, no solamente para que tengan un foro de expresión sino para que sea un foro con el que puedan obtener algún tipo de remuneración o de intercambio con otro sector, o encuentren alguna manera en la que puedan capitalizar su esfuerzo, por eso tenemos el IMAC, el teatro J. J. Herrera, el foro Guadalupe Balderas del Centro Recreativo Xalapeño como espacios habilitados para ese tipo de presentaciones y realmente es bastante sencillo acceder a ellos siempre y cuando estén disponibles por cuestiones de agenda.

«Algo que es muy importante mencionar es que al principio de la administración, el Plan Municipal de Desarrollo tenía como meta realizar 360 actividades a lo largo de los cuatro años, hablamos de 100 actividades por año excepto en el último, en que por la veda electoral y esas cosas solo se realizarían 60 actividades. El año pasado tuvimos 876 actividades, es decir, rebasamos casi por 300 por ciento lo que se tenía planeado para cuatro años, pero fue justamente por esa apertura y por esa facilidad con la que realmente se pueden conseguir los espacios, hay una línea bastante clara por parte de los distintos foros para que pongan la menor cantidad de trabas para que la gente pueda ofrecer sus productos artísticos.

«Además de los recintos públicos, también hemos empezado a fomentar la actividad ciudadana en los espacios públicos abiertos del centro, te acordarás que antes del 2011 había una vida artística bastante intensa en la ciudad, había mucha movilidad, en ese entonces yo tocaba con varios grupos de jazz y me acuerdo que tocaba de martes a domingo en ocho o nueve lugares del centro que tenían música en vivo, y no era precisamente el más famoso ni el mejor grupo ni nada de eso, era un grupo más pero había bastante demanda, pero en 2011, con la llegada de la violencia desmedida, la vida nocturna artística de la ciudad se murió completamente, se empezaron a cerrar lugares, empezó a mitificarse el peligro en todas partes, sucedió una serie de cosas bastante feas y ha costado mucho trabajo que Xalapa se recupere. Yo me acuerdo que antes de 2011, la Escuela de Estudiantes Extranjeros tenía más o menos una matrícula de 1000 estudiantes, en 2013 me tocó dar clases en esa escuela y tenía 17 estudiantes, o sea, hubo una fuga muy grande de gente. Parte de los esfuerzos que se están haciendo en las plazas públicas —Xallitic, San José, Parque Juárez, parque Bicentenario, parque de los Berros— es para empezar reactivar estos centros neurálgicos como puntos de convivencia en torno a las actividades artísticas donde la gente pueda juntarse y platicar y compartir una experiencia específica sobre un concierto, una obra de teatro, o cualquier espectáculo que se presente.

«Y por supuesto, hay recintos que fueron históricamente olvidados como el caso del kiosco de los Berros, yo ya perdí la cuenta, pero tenía más de 15 años sin usarse como foro artístico. San José, que fue remodelado para que fuera un corredor peatonal con vida, a raíz de 2011-2012 se murió y no volvió a tener mayor actividad, y ya estaba prácticamente olvidado, solamente lo usaban los niños para jugar fútbol. Hemos tratado de rescatar estos espacios que tienen vocación cultural a partir de la programación una serie de eventos, pero no ha sido programar por programar sino programar porque los espectáculos tienen sentido en el uso del espacio por parte de los artistas, pero también por parte de los beneficiarios, ¿cómo usan en espacio?, ¿cómo conviven en él?, ¿cómo se narra a sí misma una ciudad en la que puedes ir caminando por la calle un día a las ocho de la noche y de repente llegas a un parquecito y hay un grupo de jazz tocando, hay un grupo de danzón o un grupo de flamenco bailando? Se trata de incentivar que estos puntos neurálgicos del centro de la ciudad puedan proveer a la gente de una nueva historia que contar de sí mismos en Xalapa, cómo están viviendo Xalapa, cómo, al salir de su casa pueden caminar algunas cuadras y pueden encontrar justamente una historia que contar cuando regresen a casa —y que sea positiva— porque se encontraron algún amigo o algún conocido en el lugar donde había un concierto, porque no se esperaban que ese día fueran a ver fulanito de tal actuando en no sé dónde. En Los Berros, por ejemplo, no deja de ser mágico que toda esa zona se inunde de música que normalmente no se escucha en ese espacio.

«Entonces, por un lado se buscó reactivar los espacios públicos para rescatar los espacios que no habían sido utilizados, pero también para reconstruir una historia de la ciudad que había sido olvidada a partir de todo este ingreso de la violencia, y empezar a incentivar en el imaginario colectivo la posibilidad de que Xalapa puede llegar a ser otra vez una ciudad segura, por lo menos en lo que nos corresponde a nosotros, habrá otras áreas que también tendrán que trabajar, Seguridad, Alambrado Público, etcétera. Hicimos 87 actividades en espacios públicos que incluyeron desde conciertos, obras de teatro, funciones de danza folclórica y contemporánea, hasta festivales, y la idea es mantener esa línea de trabajo».

 

 

PRIMERA PARTE: La desconcentración de la cultura en Xalapa
VER TAMBIÉN: La resignificación del desarrollo social | Sergio Téllez

 

 

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