El Centro de Iniciación Musical Infantil (CIMI) de la Universidad Veracruzana (UV) forma músicos, pero también seres humanos, y para muestra basta con apreciar algunas de las actividades que han desarrollado en estos últimos meses, coincidieron académicos de esta entidad educativa.
Fundado en 1981, es una institución educativa donde enseñan 42 músicos especialistas en diversas disciplinas, quienes atienden a más de 260 alumnos de entre siete y 12 años de edad.
“Es un orgullo que muchos egresados del CIMI sean mis compañeros en la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX), otros se han ido a hacer posgrados, incluso se han quedado en otros países”, dijo el músico Alfredo Escobar Moreno. Como muestra, citó a Daniel Aponte Trujillo, quien acaba de ganar un puesto como violonchelista de la OSX. “Han egresado muchas generaciones, muchos no siguen la carrera de músicos, pero por lo menos es un público culto de las diferentes actividades de nuestra Universidad”.
Remarcó que el CIMI tiene plena congruencia con los propósitos de la UV, pues es un semillero para la Facultad de Música, incluso para el Instituto Superior de Música del Estado de Veracruz y otras instituciones de educación superior afines.
Para él, es vital la música en la actualidad: “Dos eslogans que se manejan mucho es ‘no le des a un niño un arma, dale un instrumento’, ‘no le des a un niño un iPad, dale un instrumento’. Hay estudios científicos en todo el mundo que comprueban que los niños que se dedican a estudiar música tienen desarrollos diferentes de los dos hemisferios del cerebro, se crea una sinapsis desde el primer momento que crean un contacto con la música, escuchándola y haciéndola.
”En tiempos actuales necesitamos la música, porque requerimos un paliativo para saber qué somos nosotros, los seres humanos. Hablo de la identidad, como seres humanos, no solamente de identidad nacional, sino como seres humanos, qué estamos haciendo. Si todo el mundo cultivara el arte, en sus diferentes manifestaciones, no habría violencia y todo sería mejor.”
No debemos olvidar que tenemos raíces
Raquel López Libreros, coordinadora del CIMI, comentó que en cada ciclo escolar son varias las actividades que realizan los estudiantes, en las aulas y más allá de ellas.
Por ejemplo, en la tercera edición del Festival Internacional de Música Naolinco, que se desarrolló en julio pasado, el Coro de Flautas Transversas del CIMI y el Mariachi de Montaña Naolitlán presentaron el programa Flautas a la mexicana, lo cual tuvo buena acogida por el público. El programa contempló piezas con arreglos de Alfredo Escobar, violonchelista en la OSX, e Irving Martínez, egresado del CIMI y estudiante de Educación Musical en la Facultad de Música.
De acuerdo con lo narrado por Samadhi Méndez Suárez, directora del coro, y Alfredo Escobar, también académico del CIMI, la presentación fue un éxito que trascendió las fronteras del escenario, toda vez que entre las personalidades que protagonizaron aquel festival estuvo la flautista estadounidense Lisa Garner, quien manifestó su interés en el Coro de Flautas Transversas del CIMI, les dio una clase maestra y acompañó en el concierto.
“La formación musical del CIMI es muy extensa, pero no debemos olvidar que tenemos raíces, que hay música popular y que cultivarlas desde esa edad es importante”, dijo Alfredo Escobar respecto a esta propuesta de participar junto con el mariachi.
Flautas del CIMI en el Cervantino-Orizaba
Un evento más del Coro de Flautas fue su participación en el Festival Internacional Cervantino, Subsede Orizaba, el 18 de octubre pasado. En su momento, la prensa local destacó que se trata de una agrupación única en su tipo en el país.
“En esos momentos se vio reflejado el trabajo en equipo de todos mis compañeros, todos son muy buenos y comprometidos en lo que hacen y tanto su clase de solfeo, coro y las instrumentales, todas van sirviendo para que finalmente sea posible participar en un evento como éste”, consideró Samadhi Méndez.
La sede de la presentación fue el histórico Teatro “Ignacio de la Llave”, el repertorio contempló 13 piezas (algunas de ellas acompañadas por el pianista César Velásquez) y tuvo un elemento especial: a los nueve estudiantes del CIMI se sumaron cinco del Instituto Regional de Bellas Artes de Orizaba, lo cual resultó enriquecedor no sólo en el aspecto artístico, sino en el social, según lo relatado por los propios niños.
De acuerdo con la Directora del Coro del CIMI, una convivencia de esa naturaleza permitió a los estudiantes desarrollar un trabajo en equipo con personas de su edad, con quienes nunca antes habían trabajado. “Todos se portaron de una manera muy profesional y se lograron acoplar muy bien”.
Uno de ellos, Oliver Avendaño Aguilar, de 12 años, compartió: “Me gustó esta participación, porque como dice la maestra, ensamblamos y convivimos con los niños; tuvimos nuestros tiempos libres y pudimos visitar la ciudad”.
Fernanda Simental Loyo, de 12 años, añadió: “Fue muy bonito, porque además de conocer la ciudad y relacionarse con otros niños, también fue divertido ver cómo trabajan en otras instituciones de música. Presentarse ante tantas personas fue muy interesante y todos estábamos nerviosos; además, el teatro es muy bonito y ese día casi se llenó. Nos esforzamos mucho para que los asistentes no se arrepintieran”.
El violín que refleja el logro de una comunidad
Con apenas un semestre en el CIMI, Alexandra Yuliett Méndez Méndez tomó en las vacaciones del verano pasado un diplomado en el Instituto Superior de Música Sacra de Morelia. Fue becada por sus méritos e inscrita como la alumna más pequeña que ha aprobado el primer módulo de tal programa académico.
“No solamente es el logro de violín, sino de todos los maestros, de sus clases de solfeo, de coro, orquesta, que han conformado y hecho que ella tenga una sólida educación desde tan temprana edad”, expresó Silvia Vázquez, quien pertenece a la Academia de Cuerdas del CIMI y tiene a su cargo impartir las clases individuales de violín.
Alexandra Yuliett Méndez, de 10 años, llegó a la música a través de la religión que profesan en su familia: la católica. Para ella, en la música ha encontrado un lenguaje para expresar emociones.
Más allá de un centro educativo, es una familia
La académica de Violín y Solfeo, Rosario Gutiérrez Torres, destacó que el CIMI más allá de ser una escuela es una gran familia y “algo bien importante es el amor que dejamos en los niños”. Para ella, es un orgullo que el trabajo que se desarrolla en esta entidad educativa dé frutos. “En un poquito, pero contribuimos en su formación, tanto personal como profesional”.
Remarcó que actualmente no es posible educar a un niño igual que hace décadas, pues todo cambia y evoluciona; “incluso, a cada grupo no lo puedes tratar igual, les enseñas lo mismo, pero antes tienen que ver cómo es cada quien; por ejemplo, Alexandra empezó el semestre pasado con violín segundo y ahora ya es el concertino de la orquesta, por sus logros y dedicación. Para nosotros son cambios muy importantes, porque ves cómo crecen y evoluciona su forma de ser”.
Cabe citar que un fruto más del CIMI fue el trigésimo aniversario del Coro, el pasado 28 de octubre, que se celebró en el Auditorio “Alfonzo Medellín Zenil” del Museo de Antropología de Xalapa, que lució abarrotado.
Para conocer más sobre el CIMI, consulte su página oficial: https://www.uv.mx/cimi/
Karina de la Paz Reyes Díaz/Prensa UV