En 15 días, concluyen los desgobiernos y sus caras y cuestionadas administraciones, que padecen el país y, desde luego, que soporta el estado de Veracruz. Oportuno insistir, que deben rendir cuentas y ser evaluados por ciudadanos y sociedad en general.

Los resultados del proceso de entrega recepción, y pronto el llamado  informe de gobierno y las comparecencias,  empiezan a proporcionar información, razón y obligación, para justificar,  propiciar y realizar el anhelado cambio, que exige voluntad, capacidad y estrategia.

La inocultable realidad, sus retos y problemas se hacen presentes, persisten y demandan atención y solución. Electos y nombrados, asumen sus responsabilidades y encabezan los esfuerzos.

La esperanza se convierte en oportunidad. Ahora a cambiar lo que se deba cambiar. Todos, de todos colores e ideologías, junto con representantes y servidores públicos en general,  formamos parte de la oportunidad y el acordado intento, de hacerlo bien y a tiempo.

De ahí  que, no hay que olvidar o minimizar,  la voluntad de cambio, expresada en las  elecciones del pasado 1 de julio.

Importante, tampoco olvidar que hay responsables y culpables, que hoy se esconden y escapan.

Estamos donde estamos, pero no donde queríamos estar.

La razón es simple, con la desgracia de muchos se beneficiaron y benefician, solo unos cuantos; con las limitaciones y sacrificios de millones y millones, se  favorecieron y favorecen esas minorías, apoyadas o respaldadas por concesiones, privilegios, ventajas y hasta patrimonio y recursos públicos; y, desde luego, con la complacencia y complicidad, con la ineficiencia y la delincuencia que afectan a gobiernos, poderes independientes y órganos autónomos, se debilitan y quebrantan instituciones y administraciones públicas.

Minorías que,  como es costumbre, se oponen, resisten y trataran de evitar o dilatar, desviar o minimizar ese cambio ordenado. Esa  transformación que reactive economía y crecimiento, estimule inversiones, aliente empresas y mercados, y  garantice desarrollo y bienestar social; para que en el impulso al desarrollo, se reduzcan  desigualdades, y erradiquen  sacrificios e injusticias.

¿De quienes es responsabilidad?

En principio, sin duda, es de incapaces que se convierten en gobernantes, funcionarios o servidores públicos. Y también de ciudadanía y sociedad, desinteresadas y pasivas,  que se lo permiten.

En caso presente, excepciones aparte, es responsabilidad y  hasta culpa, de los que están y ya se van, que no atendieron, bien y a tiempo,  las crecientes necesidades sociales y sus rezagos; ni resolvieron los conflictos y problemas en aumento, como los de crecimiento económico,  hambre y  pobreza, así como los de inseguridad pública,  que se multiplican ante la evidente complicidad e impunidad,  que también aumentan.

En resumen, lo que se padece son malos o peores gobiernos, con administraciones públicas caras e ineficientes. Caracterizados, por su poco o nulo avance, frente a evidentes pérdidas, desastres y retrocesos, como el repetido y cuestionado ejercicio presupuestal deficitario, el descontrolado e injustificado endeudamiento público, y la concesión y privatización de bienes y servicios públicos.

Por eso, hasta el último día hay que repetir y preguntar al gobierno de Veracruz: ¿De qué tamaño es el daño recibido y cuál es ya, el acumulado por el gobierno actual? ¿A cuánto asciende el total-total de deuda pública estatal y municipal? ¿Dónde están los miles de millones de pesos presupuestados y desaparecidos? ¿Y los resultados de la entrega recepción? ¿Cuántos despedidos y nuevos contratados van? ¿Renovar o autorizar más concesiones y privatizaciones, para beneficiar a quienes? ¿Cuál es el costo de la reestructuración de la deuda? ¿Es obligatorio sostener a funcionarios ineptos o mediocres con elevados y ofensivos sueldos, más beneficios especiales?
Importante distinguir y aprender de errores y aciertos.

Fortalecer diálogo y deliberación

En estos contextos, resulta más que oportuna la realización del Foro   “Los Derecho Humanos y la Administración Pública”, convocado por la Universidad de Xalapa, y realizado el pasado 9 de noviembre.

Evento  que contó,  con una mesa de análisis, integrada por académicos, cuyo trabajo y aportaciones, respalda el reconocimiento público que los distingue, como José Álvarez Montero, Eugenio Hernández Velasco, Jacobo A. Domínguez  Gudini, y Carlos Antonio Vázquez Azuara, quien hábilmente la condujo y modero. Toda una experiencia  participar, de sus ideas, análisis y propuestas.

Enseguida,  se llevó a cabo la Conferencia Magistral del Ministro José Ramón Cossío Díaz, quien expreso que ““El Derecho a la Buena Administración Pública, es tarea de todos”. 

Y para concluir,  en un acto protocolario especial,   las autoridades de la UX entregaron, al Ministro Cossío, el doctorado Honoris Causa.

En estricto sentido, esta jornada académica, se suma a la preocupación generalizada, sobre  situación y futuro de los ámbitos de gobierno y sus correspondientes administraciones, afectados por la corrupción y la impunidad.

Tiene razón el Rector Carlos García Méndez, “Las Universidades, tienen la responsabilidad de contribuir a los cambios sociales…”

Así que, en consecuencia,   hay que preguntar y preguntarnos: ¿es cierto,  “que cada pueblo o nación tiene el gobierno que se merece”?

Afirmación que se asegura  pertenece a Joseph de Maistre (1753-1821) aunque también…, “ el francés André Malraux (1901-1976), la modificó y dijo que no es que “…los pueblos tengan los gobiernos que se merecen, sino que la gente tiene los gobernantes que se le parecen”. Suena más decente pero resulta igual de trágico. De nuestro continente tenemos el aporte de  José Martí (1853-1895)  «Pueblo que soporta a un tirano, lo merece». Cualquiera de las tres modalidades resulta muy fuerte  para  una sociedad.” (James Hetfield. APORREA.290716)

En todo caso, se debe enfrentar la innegable  existencia, complejidad y expansión de la problemática.  Todo gobernante y servidor público, debe entregar buenos resultados; y garantizar y respetar permanentemente, los derechos humanos.

Debe tenerse  siempre presente, que el origen y destino de la representación pública, el gobierno y su administración. son ciudadanía y sociedad, que tienen siempre, a fin de cuentas, el derecho  a desobedecer, derogar o cambiar  leyes injustas; a no sostener y padecer malos y peores gobiernos,  o caras e ineficientes administraciones, convertidas en refugio y dominio de ineptos, mediocres y corruptos.

Temas importantes, para mantener en el debate público…

*AcademicoIIESESUV@nullRafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez