Para que una institución sea saludable se deben generar líneas de desarrollo organizacional y buenas prácticas para una gestión integral de salud, destacó Francisco Javier Jiménez Aponte, académico de la Facultad de Psicología de la Universidad Veracruzana (UV).

“Universidad saludable: bienestar y calidad de vida laboral”, fue el tema que el especialista impartió el miércoles 31 de octubre, en la clausura del Primer Foro de Promoción de la Salud para Espacios Laborales.

Durante el evento, que fue clausurado por María del Rocío Salado Pérez, coordinadora del Sistema de Atención Integral a la Salud (SAISUV), resaltó que esas líneas de desarrollo organizacional implican poner a la salud y al bienestar como valores estratégicos.

“Es una convicción respecto a lo que nos conducirá al éxito”, expresó a los asistentes a esta jornada que inició el martes 30 de octubre, la cual fue organizada por la Secretaría de Administración y Finanzas (SAF) de la máxima casa de estudios.

Si verdaderamente estamos convencidos de que con la salud como organización lograremos mayor éxito, entonces esto se convertirá en un valor estratégico para la Universidad, enfatizó durante la conferencia efectuada en la sala de videoconferencias de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI).

En este sentido, propuso que la salud sea de uno de los ejes rectores de la Universidad y sea tomada en cuenta en todas las decisiones y en todos los niveles, tanto directivos como mandos medios.

Manifestó que cuando una organización verdaderamente apuesta por la salud significa que está en igual nivel de correspondencia y de valor con otras exigencias. “Esto nos lleva a generar o crear ambientes de trabajo inspiradores donde se nos presenten proyectos y desafíos”.

Al respecto, comentó que en algunas instituciones ya están transitando de la descripción de puestos y actividades al trabajo por proyectos, ya que éstos presentan desafíos y extraen lo mejor de la persona, contrario a cuando las labores ya se tienen dominadas.

Asimismo, es indispensable hacer que los colaboradores se sientan vivos, vitales y establezcan relaciones sanas con el entorno. “Si logramos todo eso, los servicios que se ofrezcan a la sociedad serán saludables”, puntualizó.

Una organización saludable potencia las capacidades y talentos, es decir, trabaja con el talento humano, no con recursos humanos, sino con competencias y capital intelectual.

Al concluir su charla, expuso que una organización saludable y positiva aprecia la salud como un valor estratégico, por lo que no sólo cuida el bienestar del trabajador dentro del ambiente laboral, sino que reconoce que hay un impacto en la comunidad.

En resumen, precisó que una organización saludable y positiva potencia las capacidades y talentos, favorece el desarrollo de capital humano, social y psicológico, mejora el sentido de pertenencia, contribuye a dar sentido a lo que hacemos y no le basta con no ser una organización tóxica.

Claudia Peralta Vázquez/Prensa UV