Hace dos años por estas fechas, una turba de alcaldes del PAN y PRD capitaneados por el entonces munícipe de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez, tomaron Palacio de Gobierno y la Casa Veracruz para exigir el pago de las participaciones federales que se había agandallado Javier Duarte.
El gobernador electo Miguel Ángel Yunes aplaudió la invasión, pero antes había denostado al propio Javier y a los diputados de la LXIII Legislatura, por querer enajenar bienes como el Velódromo de Xalapa, el Museo Interactivo y el Parque Doña Falla, entre otros, para pagar adeudos al IPE.
Al final no se enajenó nada, pero quedó latente el antecedente.
Este lunes los legisladores del PAN y PRD recibieron la orden de asistir el martes por la tarde a una sesión extraordinaria del Congreso local. ¿El motivo? Dar paso a una iniciativa del gobernador por la que se pretendía enajenar varios bienes de los veracruzanos.
Yunes quería regalarle la Casa de Agustín Lara y el Balneario Mocambo al alcalde de Boca del Río, Humberto Alonso Morelli. Mientras que a su hijo Fernando, alcalde de Veracruz, le quiso obsequiar el parque Cri Cri y el Auditorio Benito Juárez.
Pero le echaron para abajo el plan.
Enterados de ese probable albazo, los diputados de Morena tomaron el Congreso local, cerraron los accesos y amenazan con quedarse hasta el domingo a fin de evitar que los esbirros del gobernador avalen tamaña barbaridad.
Y eso ya no le gustó a Yunes que los llamó “porros ignorantes” y los acusó de recurrir a “las peores prácticas del duartismo”.
Será el sereno, pero con esta medida los legisladores le amarraron las manos al gobernador que a partir del próximo lunes no contará con el servilismo apabullante de los diputados del PAN y PRD.
Ese día entrará en funciones la nueva Legislatura con mayoría de morenos (29 diputados) que le van a buscar irregularidades hasta por debajo de los zapatos.
Por otra parte, a partir de hoy le quedan 30 días al gobierno de MAYL. A paso de tortuga se fueron 700 días de un bienio que casi todos queremos olvidar.
En estos 700 días la inseguridad y la violencia se salieron de madre y eso nadie lo puede rebatir.
Los crímenes se convirtieron en parte del paisaje al igual que los secuestros cuyo número nunca bajó a niveles que nos quitaran el miedo y nos devolvieran la confianza.
Sin ir muy lejos, de enero a septiembre de este año se han cometido en la entidad 133 secuestros lo que coloca a Veracruz como el primer lugar nacional en ese renglón.
Es por eso que nadie entiende las palabras del Fiscal Jorge Winckler a Miguel Ángel Yunes: “Usted señor gobernador ha sembrado en muchos veracruzanos la semilla de la lealtad institucional al predicar con el ejemplo y dar resultados concretos y contundentes. Ha demostrado en menos de dos años que con voluntad y la ley en la mano, la justicia es aplicable aún hasta para quienes se sentían intocables. Y a la par hizo posible que resurgiera a grandeza de este bello estado que es Veracruz”.
Aparte de lambiscón, Winckler es un despistado. ¿En qué páramo sembró el gobernador la semilla de la lealtad? ¿Cuáles han sido los resultados concretos y contundentes que ha entregado? Nunca aplicó la justicia sino la venganza. Lo único que ha resurgido en Veracruz es la violencia incontenible e impune.
Y al final el toque de humorismo: “Tenga usted la seguridad de que los operadores de la Fiscalía General del Estado, sabremos redoblar esfuerzos y continuar dando resultados contundentes e irrefutables que la sociedad merecidamente exige; por lo menos a título personal en los siete años que aún me quedan en el encargo”.
Ternurita…
Es más fácil que AMLO diga que siempre sí va el NAIM en Texcoco, a que Winckler cubra los siete años que le quedan como Fiscal.
Pero allá él y su optimismo irrefrenable. Por lo pronto, quedan 30 días para que termine esta pesadilla.
Aguanta, lector.