México está en Tijuana, sentencia el fotoperiodista documental Roberto Córdoba-Leyva, al señalar que en esta ciudad hay comunidades enteras de habitantes de muchos estados del país, que se pueden encontrar casi por profesión, y que lejos de generar violencia e inestabilidad, enriquecen el entorno cultural, por lo que la imagen de ciudad violenta ya no es la actual.

Ejemplifica una comunidad muy grande de sinaloenses, de un grupo considerable de veterinarios de Guasave, de veracruzanos, michoacanos, mixtecos de Oaxaca o de Guerrero, de Jalisco, que con sus costumbres, han llegado a dar otra cara a esta zona fronteriza, tal es el caso de la comida baja med, que mezcla la gastronomía de esta ciudad con la de cualquier estado de la República.

“Yo te diría que Tijuana ya se volvió un destino, antes era una escala para irse a Estados Unidos. Un dato que sería así como matriz, el 55 por ciento del total de la población de Tijuana es foránea, somos minoría los nativos, y yo soy de Mexicali. Y eso me da pie para decir que México está en Tijuana, México país…”.

Tijuana, ciudad en desarrollo

Cuestionado sobre la imagen de ciudad violenta que tiene mucha gente del interior de la República, por el hecho de recibir a connacionales y extranjeros, expresa que hay un sector que dice que los migrantes han llegado a dar problemas, “pero es una visión muy reduccionista decir que los migrantes son provocadores de la inseguridad, porque al llegar gente de otras partes, llegan con otras costumbres y enriquecen un entorno cultural”.

Entrevistado en el marco de su participación en el Festival Internacional de Fotografía Periodística y Documental Mirar Distinto, que se realizó en esta capital, añade que Tijuana crece dos hectáreas al año, aproximadamente 64 mil personas, pero curiosamente Baja California y Tijuana tienen los niveles de analfabetismo y desempleo más bajos del país, lo cual podría estar provocando la migración a esta ciudad.

Además menciona con orgullo que en esta ciudad existe una creciente industria de cerveza artesanal, además de que los vinos producidos en este estado son altamente reconocidos.

Tijuana no está en la lista negra de EU

Otra muestra de que Tijuana ya no es la ciudad violenta que fue, son los llamados que hace el Departamento de Estado de Estados Unidos para no visitar determinados lugares por la inseguridad.

“Tijuana no está, ha estado, pero no está en la lista de lugares que no debes de visitar, entonces afortunadamente no hemos tenido los niveles de violencia que ha habido por ejemplo aquí (en Veracruz)”.

Otro ejemplo, que aclara, ojalá no esté mal planteado en cuanto al parámetro, es: “¿Cuantos periodistas han muerto acá y cuantos allá? Sumado a los escándalos de los gobernadores, ve el nivel del anterior, tremendo…”.

La violencia de grupos delictivos a la baja

No obstante reconoce que en los años 2010 y 2011 la violencia estaba “a todo lo que da” en Tijuana, tan es así que impactó socialmente, ya que bajó el flujo de comensales en restaurantes, por ejemplo, y si bien todavía la estadística es alta y hay daños colaterales señalados, es menor que hace ocho años.

“Tengo la impresión de que no se ha sentido un impacto tan amplio en lo social, si está focalizado entre los grupos delictivos el estarse peleado la plaza, y si afecta a la sociedad, pero no en la medida en como estaba antes”.

No publico por modas

Cuestionado sobre su trabajo documental, Córdoba-Leyva expresa que si bien ha publicado, la mayoría de obra no se conoce porque ha sido más trabajo documental, que no se ha apurado a publicar, “por eso es que también mis proyectos han llevado tanto tiempo, además de que mis proyectos yo los financio, no he sido bueno para solicitar apoyos y poder financiar los proyectos”.

Relata que alguien le comentó: “Deberías de publicar el trabajo de la policía porque ahorita está de moda… no voy con las modas, procuro publicar cuando considero que tengo algo que decir y ese ha sido otro factor para no publicarlo, en lugar de simularle, me cierra, menos, entonces no…”.

Jaspuypaim, los jamás bautizados, proyecto de vida

Córdoba-Leyva habla del éxito de su trabajo “Jaspuypaim, los jamás bautizados”, que significa los no mojados con agua bendita en lengua pay pay, que es un grupo étnico de Baja California, y cuyo catálogo de la exposición se ha vendido muy bien, “nada más quedan tres ejemplares…”

Agrega que ese tema es para él muy importante porque se volvió un proyecto de vida, ya que son raíz cultural de Baja California y sin embargo pareciera que a la hora de la hora son personajes invisibles, porque hay personas en el estado que no saben que hay indígenas nativos.

“Por ejemplo, en el caso de los kiliwas, que es otro grupo étnico de Baja California, solo quedan dos hablantes, eso considero que debería ser como una prioridad para que en un momento dado se apoyara más a esa etnia”.

Es por ello –continúa- que en algún momento se ha visto como un historiador de algo que considera importante y por ello en las últimas ediciones del Festival de Fotografía que organiza en Tijuana, se trabaja para crear un archivo fotográfico, “ahí yo tengo chamba pendiente”.

Mirar Distinto ayuda a comprender el devenir de nuestro país y el mundo

Al preguntar su opinión sobre el Festival Mirar Distinto, que es similar al que organiza en Tijuana, comenta que es toda una labor, porque el avance de la tecnología ha venido mermando la actividad y modificado la dinámica laboral, cerrando espacios y plataformas.

“Entonces la importancia de este tipo de eventos, es precisamente mantener los espacios, para que haya una expresión que nos ayude a comprender el devenir que tenemos en México, Latinoamérica y el mundo, ahí veo lo importante…”.

Roberto Córdoba-Leyva celebró en 2016 sus 30 años de trayectoria. Ha publicado para medios de Estados Unidos, Francia, España, Austria y México. Obtuvo el segundo lugar en la categoría de Fotografía en la VII Bienal de Artes Plásticas de Baja California, en 1989; Beca FOECA 1998, ICBC, en la categoría “Creadores con trayectoria”.

Además ha publicado Los libros “Bajo la Luz de un Sol Abrasador”, “Rutas de la Luz”, y el proyecto “Al Filo de la Línea”. Destaca la muestra “Jaspuypaim, los jamás bautizados”, exposición fotográfica con una particular visión de los pueblos indígenas del norte de Baja California.