Por Edgar Acosta Morteo.

En la región de América Latina y el Caribe la inversión en Investigación y
Desarrollo (I+D) no ha sido parte del eje de las políticas para alcanzar el desarrollo
de los países. En este tema México no es la excepción y mientras no exista
voluntad para elevar el presupuesto destinado a la I+D, así como a la generación
de más espacios para investigadores, el país seguirá siendo un gigante dentro de
los países en la eterna vía del desarrollo.

La inversión que hacen los países en conjunto con las empresas en I+D, hace
referencia a un conjunto de actividades emprendidas de forma sistemática, a fin de
aumentar los conocimientos científicos y técnicos, para conseguir nuevos
dispositivos, productos, materiales o procesos. En este sentido, uno podría pensar
que solo los “países avanzados” o de “ingresos altos” apuestan de manera
decidida a invertir en este rubro, pero no es así y veamos cómo es que economías
de menores ingresos a la nuestra están haciendo su parte.

En México apuradamente se está destinando el 0.5% del PIB en Investigación y
Desarrollo. Por otra parte, los países que más invierten respecto a su PIB son;
Corea del Sur con 4,30%, seguido por Israel (4,10%), Japón (3,60%) y Finlandia
(3,17%). Si consideramos la inversión en términos corrientes, Estados Unidos
ocupa el primer lugar, seguido de China, Japón, Alemania y Brasil también
aparece en esta lista que da envidia y que todo país con un poco de visión,
debería pretender aparecer en la misma.

La inversión en I+D es indispensable para que un país progrese. Cuando se
invierte en I+D se propicia la adquisición de conocimientos y competencias, que
posibilitan el crecimiento de la economía nacional. Lamentablemente en nuestro
país no se ha tomado en cuenta esto a la hora de elaborar los presupuestos. Cada
día son más los países emergentes los que están apostando para ser más
innovadores, mientras que en México estamos viendo pasar las oportunidades
para quedarnos estancados, y depender de todo lo desarrollado por otros países.

En este sentido, ¿Cuál sería el reto que se debe asumir?

Si se pretende tener una economía que crezca y se desarrolle, se deben de
reducir los niveles de dependencia en tecnología que actualmente tenemos con
otros países. Para lograr lo anterior, deben existir voluntades, esfuerzos
compartidos y aliados para que México empiece a invertir arriba del 1% de su PIB

en I+D. Por supuesto que cuando decimos esfuerzos compartidos y aliados, nos
referimos a las empresas, las cámaras, las universidades y otros actores
fundamentales como el mismo gobierno y el poder legislativo para cumplir este
objetivo.

Pero esto que estamos diciendo no es el hilo negro. La Ley de Ciencia y
Tecnología contempla este objetivo porcentual respecto al PIB nacional.
Desafortunadamente es letra muerta, como muchas otras “metas” que se plantean
en los discursos, en los Planes de Desarrollo, Planes Sectoriales y demás
simulaciones que mantienen a nuestro México sedado y atrasado.

Cabe señalar que con una inversión fuerte y decidida en este rubro, no solo se
reduce la dependencia tecnológica. Así también, se estarían reduciendo el
desempleo y los altos niveles de pobreza.

Otra variable que resulta urgente de atender, es la creación de nuevos espacios
para la investigación. En este sentido, México se encuentra arañando los 400
investigadores que son miembros del SNI por cada millón de habitantes. Para
poner lo anterior en perspectiva, países como Irak cuentan con (425)
investigadores por cada millón de habitantes, Kazajstán tiene (651) y Chipre (792).

También es necesario elevar la participación del sector privado y de las
universidades en la creación de dichos espacios, dejando al gobierno con una
participación mucho menor y hasta en un tercer lugar.

De este tamaño es el reto. Esperemos que muy pronto seamos muchos los que
decidamos entrarle al toro por los cuernos y saquemos a México de este letargo o
pachorra que no permite el desarrollo científico y tecnológico que nos proyecte a
los primeros lugares a nivel mundial.

Sobre el autor

Edgar Acosta Morteo es mexicano, estudió la maestría en Gestión Política con especialización en Comunicación Política por la Universidad Católica de Córdoba y Georgetown University, en Argentina. Tiene la Licenciatura en Administración por la Universidad Veracruzana, en México. Al día de hoy, desarrolla trabajos de investigación sobre “Comunicación Política”, “Ideología y Discurso”.

Actualmente es Director General y Fundador de Electo- Estrategia y Comunicación Política SC. Ha participado como consultor en más de 20 procesos electorales con candidatos a alcaldías, diputaciones, senadurías y gubernaturas. Así también, ha brindado consultoría para gobiernos estatales.

En Agosto de 2018 recibió el Napolitan Victory Award en la categoría Investigación Académica del Año con la obra “Ideología y Discurso- Análisis del Discurso Oficial de la Política de Seguridad Pública del Gobierno de México durante el primer año de Gobierno 2013-2014”.

Ha dado pláticas y talleres sobre “Comunicación de Gobierno” y “Comunicación de Crisis” en la Universidad Veracruzana y en la red de Universidades Anáhuac.

Fue Docente en la Universidad Anáhuac en la Licenciatura en Administración de Negocios (LAN), impartiendo las materias de Microeconomía y Macroeconomía, así como en la Licenciatura en Comunicación impartiendo la materia de Comunicación Integral. Trabajó como docente titular tiempo completo a nivel medio- superior en la Escuela de Bachilleres Antonio Ma. De Rivera, dentro de la Academia económico- administrativo y en el Programa de Apoyo a Estudiantes en Riesgo P.A.E.R.

Dentro de la administración pública, de desempeñó como Enlace en la Dirección General de Integridad y Ética de Servidores Públicos de la Contraloría General del Estado de Veracruz y como asesor del Área Consultiva de Proyectos de Fincamiento de Responsabilidad Administrativa en la misma dirección del 2014 al 2016. Así también, Trabajó como jefe de departamento en la Coordinación General de Adjudicaciones de la Secretaría de Finanzas y Administración del estado de Puebla en la gestión (2005-2011).