Hace cinco años, cuando El jazz bajo la manga era un programa de radio, en una ocasión invité a Jordi Albert, entonces director de JazzUV, a que fuera al estudio para platicar sobre alguna actividad que realizaba el Centro de Estudios, y le pedí que llevara algún grupo de alumnos para que tocaran en vivo. Jordi no fue pero me puso en contacto con un cuarteto de músicos muy jóvenes, el Mukán Sidna Quartet, los integrantes eran Nain Solana en guitarra, Alán Ibarra en el piano, David Barrera en el contrabajo y Pablo Valencia en la batería. A un lustro de distancia, ya todos se han graduado y algunos se han ido de Xalapa.
El contacto en aquella ocasión fue Nain Solana, el guitarrista —desde su primera formación— de Jazz House Collective, agrupación que inició como taller de tareas y ha trascendido sus propias expectativas, hace unos días presentó su primer disco en un concierto que marcó la consolidación del único noneto de jazz del país.
Su formación personal, la legendaria casa en la que se realizaban jam sessions y el actual ensamble Jazz House Collective, son los tres cuerpos de Nain Solana, sus tres ejes; de todo ello hablamos hace unos días.
En el patio de mi casa…
En el patio de mi casa
cantaba una alegre cigarra
y en el interioir de mi vida
resonaba una guitarra.
¡BOMBA!
Mi nombre es Nain Raymundo Solana Chab, tengo 33 años y soy originario de Campeche, Campeche. Mi papá tocaba la guitarra de manera melómana, era habitual ver guitarras en la casa y en vez de contarnos cuentos en la noche para que nos durmiéramos, nos cantaba canciones, entonces era como tener la música de una manera natural, cotidiana e íntima, sin embargo, él nunca me enseñó a tocar. Yo siempre he admirado a mi hermano y, de morrito, lo que él hacía yo intentaba hacerlo, él empezó a tocar la guitarra y yo dije va, yo también voy a tocar. Casualmente, al lado de mi casa vivía un maestro músico que se llama Ernesto Tello Pacheco, es muy reconocido en Campeche, en ese tiempo formaba parte de un grupo que se llamaba Raíces Antillanas, era un grupo de la UAC [Universidad Autónoma de Campeche], como aquí el Tlen Huicani.
Empecé con él a los 15 años, me daba clases gratis, me enseñó el círculo de sol, el de re, las escalas, todo eso. El hijo del maestro era baterista y tenía un grupo con él.
Linda flor de ixtabentún…
Linda flor de ixtabentún,
excéntrica y popular,
no hay escuela tan hermosa,
como tú, bello Cedart.
¡BOMBA!
Posteriormente, a raíz de eso decidí dedicarme a la música profesionalmente, pero lamentablemente, en aquel entonces en Campeche no había tantas escuelas de música y menos a nivel profesional. El maestro me habló de una escuela que se llama Cedart que está en Mérida, es una prepa en la que se dan materias de arte. Aldo [Rivera] y muchos músicos que he conocido en Xalapa también son cedartianos, eso habla bien de ese modelo.
Hay muchos Cedart a nivel nacional, el de Mérida se llama Ermilo Abreu Gómez, ahí empecé mis estudios. En el primer año veíamos todas las materias artísticas: danza, teatro, artes plásticas y música; en el segundo y tercer año, escogíamos cuál queríamos seguir estudiando. Escogí música y estuve ahí los tres años.
Emmanuel y Alejandro Mora tienen un grupo que se llama Chamán, es el único grupo de jazz de Campeche y se ha mantenido durante una trayectoria de 30 años, los vi tocar en un festival y fue un parteaguas para mí, dije yo quiero tocar eso.
Cuando terminé el Cedart, había dos opciones para seguir mis estudios: el Conservatorio de las Rosas, en Morelia, y la Facultad de Música, aquí en Xalapa. Un amigo había venido a estudiar a Xalapa junto con su novia, pero él se había regresado y me habló de todo el movimiento que hay aquí, porque Xalapa siempre ha sido un lugar al que llegan estudiantes de muchos lados, además, la Facultad de Música siempre ha sido muy reconocida, y decidí venir a estudiar acá.
Si quieres ser un buen músico…
Cuando paseaba por Mérida
me dijo una chica guapa
si quieres ser un buen músico
vete a estudiar a Xalapa
¡BOMBA!
Llegué y el maestro Orvil Paz, muy amablemente, empezó a darme clases de guitarra acústica. Él me apoyó mucho, su tío rentaba casas, habló con él y logró que su tío y yo hiciéramos un acuerdo mediante el cual yo no pagara el depósito ni la renta completa a cambio de realizar labores en la casa como barrer hojas, hacer limpieza; eso me benefició mucho porque yo no podía costear todo.
En Mérida conocí a la hija de Humberto León, cuando supo que venía me dijo mi papá es xalapeño y es muy buen guitarrista, cuando llegué, me puse en contacto con él y me dio unas clases, muy pocas, pero sí tomé clases con él.
En esa época, en el edificio de Difusión Cultural que está en Juárez daba clases Alci [Rebolledo] y también estuve un tiempo con él.
Mi intención era entrar a la Facultad de Música, sin embargo, por mi edad ya no podía estar ni en iniciación ni en preparatorio, tenía que entrar directamente a la licenciatura y ahí había un nivel muy exigente porque casi todos los que eran seleccionados venían de iniciación y de preparatorio, sin embargo, Orvil Paz me preparó para el examen y lo presenté. Al mismo tiempo, presenté examen para entrar a Letras. Entré a Letras y ahí aprendí otra manera de conocer la realidad y de cuestionar la vida, todos los maestros que me tocaron ahí son muy buenos, aprendí infinidad de cosas.
JazzUV
Al año de que entré a Letras, abrieron JazzUV, pero yo ingresé a los dos años, no me tocó el primer diplomado que fue cuando vinieron Agustín Bernal, Gabriel Puentes y Rey David [Alejandre]. Me integré a los cursos preparatorios cuando JazzUV estaba en la casa que está en la esquina de Leona Vicario con Allende.
Como eran preparatorios, ese conocimiento yo ya lo había adquirido en el Cedart, sin embargo había otras materias que estaban interesantes, eso me benefició porque en Letras había mucha carga, y cuando en Letras bajó la carga, en JazzUV aumentó, entonces pude ir equilibrando las dos cosas.
Posteriormente, JazzUV cambió de sede, se fue a Allende, entre Sebastián Camacho y Barragán. Ahí estuvo un año y me tocó un diplomado. En ese entonces, no había licenciatura, terminabas el diplomado, ya eras técnico en jazz y estaba bien. Luego empezaron hablarnos para decirnos que había la posibilidad de que se abriera una licenciatura. Se abrió y ahí me tocó el primer año de la carrera.
Al siguiente año se cambió a Úrsulo Galván, donde está ahora, entonces, a mí me tocaron las tres sedes, los preparatorios y la primera generación de la licenciatura.
Los tres cuerpos
Me han tocado todos los festivales de JazzUV, en los primeros fui becario, teníamos que cargar todo: las bocinas, los cables, estar checando todo, ir a las jam y cuando terminaban, levantar el equipo. Ahorita ya hay apoyo de la escuela de audio VYA Training, ya hay un montón de equipo y el Festival JazzUV ya es una plataforma, pero a nosotros nos tocó cuando las jam eran en Leona Vicario y había que hacer el entarimado, poner una lona por si llovía, ver lo de la comida de los artistas y encargarse de todo, estaba muy padre.
Algunas de las master class de los festivales fueron muy impactantes para mí, recuerdo mucho la de Kenny Barron porque tocó como Bill Evans, luego como Duke Ellington, luego como Keith Jarrett, empezó a tocar como varios y cada uno era bien distinto, y se sentía que era magistral. También recuerdo la de Peter Bernstein. La de Kurt Rosenwinkel me gustó mucho porque habló de tres cuerpos: el cuerpo físico, el cuerpo mental y el cuerpo espiritual, y nos dijo que él, cuando estudia, siempre intenta abordar esas diferentes áreas. En su clínica, Mike Moreno mencionó que siempre hay que sacar las cosas que a uno le gustan de corazón, lo que a uno le motiva; más que verlo como una imposición, hay que transcribir las cosas que a uno le mueven. También me tocaron clases con Grace Kelly y con Ray Drummond. Cada festival, para mí ha sido bien fundamental.
Fumanchú
Durante todo ese tiempo estuve tocando con grupos xalapeños, uno de ellos se llama Fumanchú, fue muy conocido. Lo curioso es que ninguno de ellos era músico, eran estudiantes de Artes Plásticas, de Fotografía, de Teatro, pero todos eran cedartianos, eso era lo que nos unía. Estuvo padre, fue una buena experiencia.
(CONTINÚA)
SEGUNDA PARTE: Take one
TERCERA PARTE: Nuestra voz
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