En 53 días, el país y Veracruz, concluyen gobiernos de decepción y fracaso, de malograda alternancia político electoral.

¿De qué tamaño es el daño ocasionado? ¿Cuáles los errores, fracasos y retrocesos? ¿Y desde luego, si los hay, qué logros y avances identificar, consolidar y hasta mejorar?

Se apostó al cambio que no llegó, por más que se anunció y presumió, por quienes más bien se auto promovieron, auto justificaron y auto alabaron, con cargo al presupuesto.

En su momento, en lo nacional el PRIVERDE  desplazo al PAN; y en Veracruz el PANRD al PRI. En ambos, en general,  se siguió en más de lo mismo y peor, porque hay más pobreza, hambre, inseguridad, deuda pública, corrupción, impunidad, debilitamiento y quiebra institucional, y más pérdidas y daños que padecer y señalar.

Tanto nacional, como estatalmente prevalece la decepción de un autoritarismo ramplón, discrecional, derrochador y saqueador de la hacienda pública, que dio paso a inconformidad  y hartazgo social, que se manifestaron en los resultados electorales del pasado 1 de Julio: otorgando privilegio y oportunidad a MORENA, de intentar el ansiado y verdadero cambio que se reclama en todas partes.

Generación tras generación la revolución de la esperanza, presente en innumerables luchas, movilizaciones y protestas sociales, por fin ha logrado obtener la oportunidad de transformación, a que se tiene aspiración y derecho, sobre todo en condiciones de presencia y dominio de ineficiencia y delincuencia dentro y fuera de los gobiernos. ¿Cómo pasar de esperanza a oportunidad y a logro? ¿Cómo contribuir a la transformación deseada?

Sin duda se requiere de un esfuerzo conjunto, de que individuo, sociedad y gobierno promuevan, apoyen, consoliden y fortalezcan  los cambios necesarios.

El reto es lograr la Cuarta transformación, para verdaderamente cambiar y beneficiar a las mayorías hoy limitadas y sacrificadas, sometidas a irracionales e injustas condiciones de inseguridad y empobrecimiento; para combatir y erradicar a corruptos e ineptos, hasta hoy, intocables y reciclables en gobiernos y organismos autónomos; para detener y revertir  notorias crisis, daños y debilitamientos institucionales, ocasionados por una cuestionada y costosa forma de administración pública, dedicada al derroche y saqueo de recursos, patrimonio y finanzas gubernamentales, e incluso promotora de excesivo endeudamiento, concesiones y privatizaciones; y para fortalecer participación y evaluación ciudadana y social.

Entre muchas involuciones  institucionales, destaca la falta de disposición, al cumplimiento puntual, del deber de todo gobernante y servidor público, de transparentar todas sus acciones, informar y garantizar  acceso público, actualizado y confiable la información.

Por lo que una vez más, como cada semana lo hacemos, hay que insistir, exigir y preguntar al gobierno estatal: ¿De qué tamaño es el daño recibido y cuál es ya, el acumulado por el gobierno actual? ¿A cuánto asciende el total-total de deuda pública estatal y municipal? ¿Dónde están los miles de millones de pesos presupuestados y desaparecidos? ¿Y los resultados de la entrega recepción? ¿Cuántos despedidos y nuevos contratados van? ¿Renovar o autorizar más concesiones y privatizaciones, para beneficiar a quienes? ¿Cuál es el costo de la reestructuración de la deuda? ¿Es obligatorio sostener a funcionarios ineptos o mediocres con elevados y ofensivos sueldos, más beneficios especiales?
Opacidad y rapacidad gubernamental, que facilita pérdidas y daños, limitaciones y sacrificios de los veracruzanos.

2 de octubre, no se olvida

La Asociación Civil de Egresados de la UV, con Lulio Valenzuela, Lorenzo Hernández, Claudia Bandala, Zaida Lladó, y otros, como cada año, convocaron para recordar el movimiento del 68 en Veracruz.

Así, el pasado 27 de septiembre,  se reunió a Ernesto Fernández, Guillermo Villar, Juan José Rodríguez y Rafael Arias, en una sencilla pero emotiva reunión, con muchos otros que vivieron y viven las motivaciones de la defensa y ejercicio de derechos y libertades ciudadanas.

El 68 en Veracruz, para decirlo muy, pero muy resumidamente, de  hecho se inició en Junio, antes que en el Distrito Federal, por la simple quiebra de la Universidad Veracruzana, que con su cuestionada y costosa administración, llevaba meses de  no pagar aguinaldos, sueldos y otras prestaciones a parte del personal, que entonces incluía a secundarias y preparatorias. Este movimiento prácticamente se ganó y concluyo,  el 12 de julio.

Sin embargo, ante los conocidos sucesos, Veracruz se incorporó rápidamente al movimiento nacional, para sufrir también arbitrariedades y represión, sobre todo en septiembre, con sus correspondientes víctimas, presos y prófugos.

Para consulta, hay disponibles trabajos y  libros al respecto. Entre otros,   Guillermo Villar en Punto y Aparte de 1988;  Lulio Valenzuela H, que congrega a numerosos participantes;  Pedro Lizarraga, con una rigurosa y profunda investigación; y últimamente, el de Joel Hurtado.

Como siempre, las fechas evocan y hacen recordar sucesos que trascienden; innumerables acciones y motivaciones personales y sociales se hacen presentes.

En la reunión, además de  hechos inolvidables, se resaltó  que éstos   también deben recordarse, considerarse y revisarse, ante nuevas condiciones, para no olvidar  lecciones y aprendizajes, importantes por sus orígenes y consecuencias.

Así, en este contexto se expresó, que  es importante conocer la declaración de Guanajuato, en donde la Confederación Nacional de Trabajadores Universitarios CONTU, alerta sobre la quiebra actual  de  Universidades Públicas.

Situación que potencialmente se extiende a la mayoría, ya que el Estado de Bienestar mexicano que las sostiene, está en crisis; y también, que la Universidad Pública es víctima de enemigos externos e internos, que en muchas formas, la debilitan y convierten en costosa e inviable.

Resaltándose además, entre otras causas que, su situación empeora, al  olvidar su compromiso y origen social; no atender y rechazar  a la mayoría de jóvenes;  sostener ineptas burocracias, de elevados e injustificados sueldos;  mantener opacidad y falta de verdadera rendición de cuentas; no contar con evaluación social efectiva; y  mantenerse en mucho inactiva, insistiendo en una cómoda autonomía que propicia insuficiencias e incapacidades,  y hasta atrincherarse en una zona de confort.

Temas que en toda Universidad Pública se deben abordar, revisar y analizar frente a una realidad que ya cambio y cambia, como consecuencia de la revolución de la esperanza y la transformación de la oportunidad, en una nueva realidad.

*AcademicoIIESESUV@nullRafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez