La violencia social se dirige más intensamente contra quienes están cada vez más indefensos, porque la sociedad no se reconoce así misma como sociedad, permitiendo el deterioro masivo de las estructuras de los servicios públicos, que deben de equilibrar los conceptos de economía y estabilidad social. Siendo que la sociedad misma se acosa tolerantemente con las definiciones de los intereses monopólicos que rigen su conducta como organización humana.

Las convicciones de defensa e integridad social, han sido rebasadas por el avasallamiento del establishment de la Hacienda, a través de la complicidad de las cámaras de diputados y senadores, que votan leyes bajo los intereses de los emporios económicos. Y es natural que así sea, por el bajo perfil moral, escaso o nulo compromiso social de quienes son electos  como representantes populares, con todo un mecanismo que prioriza la pobreza económica y la apatía de la sociedad informada, como un instrumento conductor de la corrupción, en el que desvergonzadamente se manipula a través de los medios de comunicación que sirven a los intereses de estos monopolios.

Pero, emerge ya, en estos tiempos, el concepto de lo que es tolerable y lo que es intolerable. La frágil condición económica-social en que se encuentra el país, ha llevado al punto de desesperación a la población, que se organiza constantemente para defenderse de la persecución de las posturas inhumanas de los representantes gubernamentales, que son indiferentes ante las necesidades urgentes de una población que ya vive la inseguridad alimentaria, construida durante años por la mala y equivocada aplicación de los recursos para el desarrollo agrícola.

Todo ello conducido y controlado por las poderosas transnacionales, que rigen el precio de mercado y controlan la producción alimenntaria.

Complicado superar estas amenazas que escalan la condición misma del hombre, conduciéndole a una espiral de deterioro humano, que significa el control poblacional de algunas regiones a través de la necesidad primaria para la sobrevivencia, la alimentación.

Hace una semana fue presentado en el IIESES de la Universidad Veracruzana un libro bíblico por sus dimensiones y contenido, editado por la Universidad Autónoma de Chapingo, colección Tlatemoa, titulado: “Modelo de desarrollo alternativo, El gasto público rural 1980-2018, prospectiva 2018-2024, en donde como en el arca de Noé los autores José Dolores López Barrios, Emilio López Gámez, Engels López Barrios, Luis Meneses Murillo, Juan de Dios Escalante Rodríguez y Libertad López Barrios, intentan con esta publicación, salvar del naufragio agrícola al país, dando cuenta de cómo se las gasta la política de Estado en deterioro de la soberanía alimentaria, destacando la nulificación del campo mexicano bajo los intereses de los embates y la producción transnacional, generando mayor inflación y endeudamiento, beneficiando sólo los grupos privilegiados. Las elites económicas, reciben el grueso del gasto del presupuesto para la aplicación de los dineros en el ámbito rural, lo que provoca desacuerdos en el capital, que debería ser destinado a los productores agrícolas que viven de ello para fortalecer la producción nacional. El desvío del presupuesto, se canaliza en beneficio de los intereses de quienes controlan la producción y comercialización global.

Un libro interesante en su contenido que aporta las perspectivas para la seguridad alimentaria, la seguridad nacional y la competencia de mercado.

“No lo lean si no quieren”, comentó el investigador y economista Rafael Arias Hernández, ante una nutrida asistencia, “pero entonces no se quejen”.

Sintácticas

De la diva María Lucía Sánchez Benítez -Malú- en una entrevista con Luz Sánchez-Mellado, en El País:

No me quiero nada. Esa es la lucha que tengo conmigo misma.

Desde siempre mi cuerpo me pidió parar. Pero tras veinte años de dejarme llevar por la marea cuando el cuerpo me pedía otra cosa, decidí hacerme caso. Componer tranquila, masticar las canciones, contar lo que llevo dentro, lo que soy.

Me he sentido esclava de mí y de mi exceso de exigencia mucho tiempo, y eso es muy difícil de llevar.

Lo peor es que sufres tú.

Toda esa esclavitud que te metes no se la come nadie más que tú.

Martha Argerich. Sergei Rachmaninoff – Piano Concerto No. 3 in D minor, Op. 30. Conductor: Riccardo Chailly.

https://www.youtube.com/watch?v=weTtT4tb9bE