Del olor a limón y naranja, Martínez de la Torre ha pasado a tener un hedor de sangre, muerte y dolor
Martínez de la Torre, Ver.- Fue la tarde del 28 de mayo de 2017, cuando en su cierre de campaña, el hoy alcalde, José de la Torre, prometió garantizar seguridad para las familias del municipio, y anunció que desde el primer día de 2018 la Marina regresaría a instalarse en la ciudad. Ha pasado más de un año y los habitantes de colonias y comunidades siguen esperando a que eso se haga realidad.
Las calles poco a poco se han hecho más violentas; el índice de secuestros, asesinatos, robos a mano armada, extorsiones y otros delitos se mantienen a la alza, en una ciudad que cada día huele más a sangre, muerte y dolor, porque la autoridad municipal ha sido rebasada y los ofrecimientos de tranquilidad se han quedado sólo en declaraciones y notas pagadas en distintos medios de comunicación. La inacción del gobierno local resalta por todos lados.
La Marina-Armada de México no ha llegado, porque el alcalde jamás pidió su presencia, y eso fue comprobado con un documento que emitió el Vicealmirante Carlos Humberto Lanz Gutiérrez, titular de la Unidad de Transparencia de la Semar, quien en el ofició 244/18, expediente 12C.6.1, de fecha 9 de febrero de 2018, aclaró que no se encontró solicitud alguna por parte del C. José de la Torre Sánchez, para que personal de esa dependencia se estableciera en Martínez de la Torre.
Hace un par de meses, luego de que el municipio viviera jornadas diarias de violencia, ejecuciones, asaltos, secuestros y balaceras, los elementos de la Marina hicieron presencia en la ciudad; el alcalde armó todo un espectáculo, diciendo que ahora sí habría tranquilidad, pero el “show” duró poco, sólo lo hizo para apaciguar los ánimos de los martinenses, pues no pasaron 48 horas para que los marinos se fueran sin decir adiós.
Como los reclamos de la población crecían y la gente comenzó a revelarse con manifestaciones frente al palacio municipal, el día 13 de julio, en un rueda de prensa a modo, el alcalde José de la Torre salió a decir que se pondrían en marcha una serie de acciones para garantizar el orden, la paz y la tranquilidad social, incluso hasta utilizó a mandos militares para hacer videos y notas periodísticas, en las que se anunciaba la instalación de retenes y la reactivación de módulos de vigilancia en las entradas y salidas de la ciudad.
Eso tampoco lo cumplió. El alcalde dejó pasar un par de semanas y luego salió a decir que con los operativos, que nunca puso en marcha, se estaba logrando reducir el índice delictivo. Y el colmo del descaro fue que sus palabras fueron secundadas por el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, quien llegó a Martínez de la Torre a afirmar que todo estaba en calma, aun cuando en las calles seguían las ejecuciones y acciones violentas, como hasta hoy.
De mayo a la fecha, han sido asesinadas alrededor de unas veinte personas, entre ellas, taxistas, compradores de limón y productores de cítricos; otras han sido víctimas de asaltos y robos a mano armada, en pleno centro de la ciudad, y hasta ahora, la autoridad no ha logrado detener ni siquiera a uno de esos maleantes, que según ya tienen plenamente identificados. Los “operativos” sólo han servido para detener borrachos e indigentes drogadictos. Con los verdaderos “malandros”, los policías no se meten, eso ha quedado más que comprobado.
Hoy Martínez de la Torre tiene alrededor de 50 policías preventivos para cuidar a poco más de 120 mil habitantes, es decir que hay un elemento policiaco para proteger a casi 3 mil personas. El gobierno municipal ya recibió 7 millones de pesos del gobierno federal, con lo que se han comprado algunas patrullas y supuestamente se está capacitando a los elementos para que sepan cómo actuar en una detención. Sin embargo, las inversiones no se ven reflejadas por ningún lado, todo sigue igual y lo que es peor, es que ya se dice que este municipio, para el año entrante, estaría fuera del FORTASEG.
Las patrullas nuevas sólo han lucido en las fotos y videos que saca comunicación social municipal. La violencia sigue, la cifra de muertos crece todos los días, los robos y hechos de sangre ya han generado cierta psicosis y temor entre la población. La seguridad, dicho por los mismos martinenses, sólo se ha reforzado en los centros comerciales del alcalde; en pocas palabras, Martínez de la Torre es un caos, porque Pepe de la Torre no ha cumplido con lo que prometió.
Gilberto Viveros