Más de 78 mil 500 delitos en 20 meses; esa es la cifra de la incidencia delictiva en la entidad veracruzana desde diciembre de 2016, cuando Miguel Ángel Yunes llegó al gobierno estatal, a julio del presente año, último reporte que consigna el Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Si bien existe una reducción en la incidencia delictiva de la entidad, los números siguen reflejando la realidad de un estado con enormes problemas en materia delictiva.

El saldo del gobierno de Yunes Linares en Veracruz incluye 17 secuestros en diciembre de 2016; 172 durante los doce meses de 2017; y 89 de enero a julio del presente año; en total, 278 secuestros en 20 meses, casi 14 por cada mes de la actual administración.

Las cuentas del gobierno veracruzano en este bienio están lejos de considerarse satisfactorias en materia de seguridad pública: si a los 126 homicidios dolosos ocurridos en la entidad durante diciembre de 2016 le sumamos los mil 562 casos registrados en 2017 y los 784 de los primeros siete meses del presente año, encontraremos que la cifra está cerca de 2 mil 500 víctimas. Son 2 mil 472 para ser precisos.

Cada mes del gobierno de Miguel Ángel Yunes asesinaron de forma dolosa a 123.6 personas en promedio. Cada día, 4 víctimas; una cada seis horas.

Si se comparan esos números con los registrados durante los últimos dos años del gobierno de Javier Duarte, encontraremos que las cifras del presente gobierno son peores a las registradas por el anterior: entre 2015 y 2016 se cometieron en Veracruz mil 725 homicidios dolosos, mucho menos que en 20 meses del yunismo, cuando se registraron casi 2 mil 500; es decir, 800 menos que en los dos años anteriores.

Algo similar ocurre en los casos de secuestro: entre 2015 y 2016 hubo 229; entre 2017 y los primeros siete meses del presente año fueron 261… y eso que todavía no se completan los dos años.

En el caso de los robos, la fuente oficial consigna más de 33 mil casos en 20 meses. En robo de autos, casi 13 mil durante el mismo periodo.

Sin embargo, por su naturaleza, las noticias relacionadas con los casos concretos de asesinatos dolosos y secuestro son las que mayor escándalo provocan; son los llamados delitos de alto impacto, aquellos que condicionan la percepción social en el tema de la inseguridad. En esa materia, la realidad de Veracruz también resulta preocupante y una prueba de ello es la creciente ola de expresiones de inconformidad ante dicha situación.

Este martes, por ejemplo, en conferencia de prensa, los representantes del Partido del Trabajo en Veracruz se refirieron a “la total incapacidad para dar respuesta al magisterio veracruzano, mismos que han manifestado el temor con que viven por la inseguridad y por los últimos asesinatos de las profesoras de educación indígena Leticia Reyes García y Marisol Alonso Bonilla, en Zacualpan…”

“Esto es señal que la inseguridad ha rebasado la política de prevención en el estado”, apunta el PT.

Ese mismo tema fue abordado por el diputado Zenyazen Escobar, del grupo legislativo de Morena en Veracruz, quien condenó los ataques registrados contra maestros veracruzanos.

Incluso, el sindicato del magisterio veracruzano, representado por la Sección 32 del SNTE, difundió una carta abierta en la que denuncia el clima de inseguridad que se vive en Veracruz. Apunta el documento que por los constantes casos de secuestros y levantones en la zona sur del estado, los maestros viven “terror y zozobra”.

Mientras crecen y se multiplican esas expresiones de preocupación por la ola delictiva, el gobernador del estado apuntó que los indicadores de inseguridad van a la baja en 4 de las 6 regiones de Veracruz y dijo que los delitos de alto impacto han bajado en 30 por ciento, respecto a las cifras de 2017.

El problema es que tanto las estadísticas oficiales como la percepción social echan abajo el optimismo del discurso oficial. @luisromero85