Julio César López Jiménez, Brenda Esmeralda Viveros Aguilar y Fátima Guadalupe Márquez Silva, estudiantes de la Licenciatura en Pedagogía de la Universidad Veracruzana (UV), realizaron una movilidad estudiantil en el verano a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), la Universidad de Colima y Universidad Autónoma de Aguascalientes, respectivamente.

Al compartir su testimonio, los tres coincidieron en que se trató de un notable enriquecimiento académico, pero sobre todo de una maravillosa experiencia de vida.

Maribel Domínguez Basurto, directora de la Facultad, destacó la importancia de que los estudiantes desarrollen movilidad nacional e internacional para lograr una formación integral. Por ello, buscan socializar las experiencias de quienes han sido protagonistas, para motivar a más jóvenes.

Mientras tanto, la profesora e investigadora de la Facultad, Jessica Badillo Guzmán, encargada del Programa de Cooperación y Producción Académica, comentó que la intención de éste es que estudiantes y profesores se involucren en actividades académicas, así como en movilidades.

“Es un área que a la Facultad le interesa fortalecer para que los chicos puedan realmente tener una formación integral, pero además desarrollar competencias interculturales que les permiten allegarse a otros espacios, reconocer esa diversidad que existe, tanto en términos culturales como en las formas de aprender.”

Ambas destacaron que para los interesados en hacer una movilidad nacional o internacional hay un acompañamiento en el proceso por parte de la Facultad. Incluso, en el caso concreto de los tres jóvenes que la realizaron este verano, hubo apoyo económico. Es más, una de ellas no tuvo beca por parte del programa al que asistió y la Dirección General del Área Académica de Humanidades facilitó el recurso.

La Universidad es una zona de confort

Julio César López, estudiante del séptimo semestre, participó en la convocatoria del Programa Delfín, cuyo objetivo es fortalecer la cultura de colaboración entre las instituciones de educación superior y centros de investigación integrantes del mismo, a través de la movilidad de profesores-investigadores, estudiantes y de la divulgación de productos científicos y tecnológicos.

Su estancia la realizó con el investigador Neftalí Ramírez Reyes, en la BUAP, del 18 de junio al 3 de agosto. De inicio, su gran sorpresa fue que eran varios los estudiantes universitarios con los que desarrollaría sus estudios, provenientes de las universidades Autónoma de Sinaloa y de Guadalajara, cuyas disciplinas son la psicología, trabajo social y salud pública. En consecuencia, se conformó un grupo interdisciplinario.

Su estancia fue teórica y práctica. Contempló trabajo de política pública en el Instituto Poblano de la Juventud, concretamente sobre el proyecto ejecutivo Hospital de las Emociones; pero una segunda fase, la que más disfrutó, fue en la comunidad Cohuatichan, municipio de Cuetzalan, Puebla. Para llegar ahí, su compañero y él caminaban cuesta arriba desde la cabecera municipal una hora de ida y alrededor de 40 minutos de regreso.

Durante dos semanas impartieron en la Escuela Primaria Multigrado Bilingüe “Lic. Benito Juárez García” el Taller de Reforzamiento en Habilidades de Lectoescritura y Matemáticas, una suerte de curso de verano a siete niñas y ocho niños de entre seis y 14 años (uno de ellos ya era de telesecundaria, pero pidió ser parte de la actividad).

“Enfrentamos las dificultades que todo maestro rural enfrenta”, compartió orgulloso. Incluso, en su opinión, “además de crecer como estudiantes crecimos como personas, porque aquí, en la Universidad, estás en tu zona de confort; allá es fuerte llegar y enfrentarse a la realidad, te hace madurar académica y personalmente”.

Perdamos el miedo a lo desconocido

Brenda Esmeralda Viveros, estudiante del séptimo semestre y oriunda de El Copete, municipio de Naolinco, participó en el Verano de la Investigación Científica de la Academia Mexicana Ciencias (AMC), cuyo objetivo principal es fomentar el interés de los estudiantes de licenciatura por la actividad científica en cualquiera de sus áreas.

Ella hizo una movilidad del 25 de junio al 24 de agosto a la Facultad de Psicología de Universidad de Colima, donde trabajó el proyecto “Trayectorias de estudiantes con necesidades especiales”, especialmente los que tienen autismo o síndrome de Down. El trayecto contempla las trayectorias desde la educación primaria hasta la licenciatura y se tomaron en consideración también a los familiares, maestros y las Unidades de Servicio y Apoyo a la Educación Regular (USAER).

Con base en lo investigado, comentó que en Veracruz la inclusión educativa está más restringida y limitada si se compara con la de Colima. “Allá me encontré con una chica ciega y ya estaba haciendo su tesis; otra más no podía caminar y ahí anda; en la calle ves solos a los niños con síndrome de Down, sin un familiar a un lado; otro que es autista y va a una USAER hizo una exposición de fotografía”, expresó sorprendida.

Lo que más le enriqueció fue el convivir con personas que tienen diferentes capacidades. Y a manera de compartir con sus compañeros de la Facultad de Pedagogía, destacó que más allá de reunir los requisitos que se requieren para hacer una movilidad, “hay que tener ganar de irse, perderle el miedo a lo desconocido y atreverse a conocer y tener nuevas experiencias que nutrirán la carrera”.

En tanto, Fátima Guadalupe Márquez, también como parte del Verano de la Investigación Científica de la AMC, se trasladó al Departamento de Educación de la Universidad Autónoma de Aguascalientes para trabajar con la investigadora Rubí Peniche Cetzal en el proyecto “Estudio de eficacia y mejora escolar de bachillerato en el estado de Aguascalientes”.

La estudiante del séptimo semestre también se involucró con el tema a nivel nacional y entre los reportes que trabajó destacó uno que a su consideración es el más importante: la descripción de las condiciones laborales de los profesores (como el tipo de contratación) y el impacto que genera en los estudiantes. Mismo que será reforzado en aquella institución y tendrá seguimiento.

“Me dejó una visión más general de lo que pasa en el país con este nivel educativo y lo voy a retomar para mi tesis”, compartió. Por otro lado, “me acercó un poco más a sensibilizarme con lo que tiene que sufrir el magisterio”.

Sin embargo, “lo más impactante fue que tengo una mirada más detallada de lo que los profesores padecen en la actualidad, pero ya justificada, con una base sustentada en los resultados obtenidos de entrevistas y encuestas. Yo sí puedo decir qué es lo que sufre un profesor, en este caso los de contratación por horas o parcial”.

Karina de la Paz Reyes Díaz/Prensa UV