Con la noticia del hallazgo de la megafosa clandestina en la comunidad de Arbolillo, en Alvarado, familiares de personas desaparecidas de varias partes de la República han acudido a la Dirección General de Servicios Periciales para buscar entre la ropa y credenciales halladas, algún indicio de sus familiares.

Este es el caso de Verónica, que viajó por varias horas desde Hermosillo, en el estado de Sonora, a fin de tener acceso al archivo fotográfico en poder de la Fiscalía General del estado (FGE) y que comprende 144 credenciales y más de 200 prendas de vestir.

Esta es la cuarta vez que viaja hacia Xalapa para buscar desde hace dos años a su esposo José Manuel Ramos Ayala, que viajó a la zona centro del estado acompañando a Juan Carlos Espinoza, el hijo de un amigo suyo, de 29 años, que vino a comprar un automóvil.

A la mujer le cuesta trabajo recordar el nombre del municipio donde fue visto por última vez su esposo, pero recuerda que fue en un lugar entre Misantla y Martínez de la Torre, un municipio azotado por la inseguridad.

Ambos desaparecieron el 8 de agosto del 2016; la última noticia que tuvo fue que ya habían arreglado todos los trámites y que iban de regreso hacia Sonora, pero nunca llegó.

“Me habló y me dijo ‘en la noche o madrugada salimos para allá’, y esa fue la última comunicación que tuve con él”.

Dijo que supo del hallazgo de 32 fosas en Arbolillo por medio de las noticias, y que al saber en qué punto del estado estaban pensó en que había posibilidades de encontrar a su esposo.

“Viajamos ayer, mi cuñada y yo; llegamos con la familia del otro muchacho desaparecido y ahí dormimos”.

Y se quejó por la falta de atención a su caso por parte de la Fiscalía, pues tardaron seis meses en hacerle pruebas a la camioneta en la que viajaban los dos hombres y que tras su desaparición fue hallada calcinada en un camino llamado La Martinica rumbo a Misantla.

“A mí nunca me gustó porque el peritaje de la camioneta no lo hicieron luego, luego; levantaron la camioneta, pero no quisieron hacer el peritaje, puse una denuncia aquí y me dijeron que yo no tenía derecho a saber porque la camioneta no era de mi esposo, pero él viajaba en ella”.

Dijo que cuanto quiso interponer la denuncia en Misantla le dijeron que le tocaba hacerlo en Tlapacoyan y eso provocó retraso en el inicio de la investigación.

Consideró que dentro del actuar de la Fiscalía, a cargo de Jorge Winckler Ortiz, hay muchas irregularidades “es lo peor que le pueden hacer a uno porque no sabes realmente qué pasó con ellos”.

“Yo quisiera saber lo que pasó como sea, llevárselo a mis hijos como sea (…) No queremos y a la vez sí (encontrarlo entre las fosas) para poder descansar y saber qué pasó realmente con ellos”.

Señaló que por eso es preocupante que ni la Fiscalía de Veracruz ni las autoridades de Sonora la hayan apoyado hasta ahora.

“Nada, nada, no he tenido ayuda de nada; ni del Gobierno de allá, yo sola he hecho las cosas, con ayuda de la familia; no he tenido ayuda ni de aquí ni de allá”.

En casa, la esperan tres hijos que no paran de preguntar por su papá, que este año tendría ya 49 años de edad.

Por ello, pidió que la Procuraduría General de la República (PGR) atraiga el caso para que se investigue el caso.

“Cómo vamos a confiar (en la Fiscalía) si desde un inicio uno vio irregularidades, no se puede confiar”.

Perla Sandoval/Avc