¿Qué podemos recuperar en estos tiempos que nos atenazan? Porque nadie ignora que los hechos “civilizatorios” han rebasado la propia consciencia del hombre. Existe una orientación, efectivamente, hacia las entidades sin alma; como lo han descrito diversos pensadores. La pérdida de la vigencia del humanismo ronda al hombre y su sociedad, difícilmente se puede recuperar la orientación.

Las máquinas dominan la conducta y se van extraviando los ingredientes morales y humanos, y la capacidad de pensamiento se expresa sin profundidad y lucidez. El cambio de códigos obliga a la recomposición de la actitud “evolutiva” del hombre. Ensimismados todos ante el vértigo de las tecnologías, se olvida la primigenia identidad de la convivencia, entendimiento y compresión del hombre mismo, su entorno y del planeta en que habita.

Esta inconciencia le sujeta a la superficialidad de ser poseedor de las mismas máquinas que le sujetan.

Siendo así como se pierde el estado consciente de la vida, y el hombre vive tres irrealidades; la irrealidad de las máquinas, la irrealidad de su imaginario y la confusa irrealidad de la verdad verdadera, es esto lo que le trastoca el ser, que divaga disperso en un continente de dudas y aspiraciones no establecidas en sus posibilidades, y le trastorna.

Es por ello la morbilidad constante y en ascenso de los padecimientos mentales que alteran la condición del estado físico. Esta condicionante de padecimientos de trastornos del pensamiento, tiene sujeto al individuo en una dinámica mercantilista que le profundiza en una espiral descendente del “yo” irreal. ¿ Qué podemos recuperar?, mucho, conducta y existencia; vuelta a la naturaleza, los campos, el mar, los ríos, las estrellas, la luna, los árboles, las aves, las demás especies animales todas, el aire, la vegetación, caminar, platicar en presencia de otros, lo aparentemente simple, otorga existencia, manteniendo estabilidad física-emocional y ordena los pensamientos, que dan plenitud; la poesía, la literatura, la escultura, la música, la pintura, la fotografía, elementos fundamentales, de lo contrario continuara en ascendente el desequilibrio emocional con sus trastornos; insomnio, inseguridades, sudoración de manos, extrasístoles ventriculares, alteraciones en la piel, constipaciones intestinales, vejiga neurógena  ansiedad, temor, miedo acentuado y permanente, insatisfacción, dolores abdominales que conducen incluso equivocadamente a los quirófanos, entre otras sintomatologías “inexistentes” que son parte de la irrealidad, creada y provocada por el mismo hombre.

El hombre y sus máscaras provocan y conducen actitudes de comportamiento, que son medios o miedos de defensa; a cada instante, cambia de máscara, de comportamiento, un simbolismo reflejado en la evolución de la involución, y es que el tiempo que le dirige es la convicción de su propio ser, siendo que las entidades sin alma, las tecnologías le dominan.

Estas prótesis bio-tecnológicas tienen la necesidad urgente de ser reguladas, porque aísla al hombre del hombre mismo y le aliena bajo los interés equívocos del desarrollo.

Sintácticas

En un café de Plaza Museo:

Un parroquiano: éstos que ves aquí, no hacen nada, y poco han hecho en la vida, sólo se dedican a tener envidia.

El otro parroquiano: entonces, sí hacen algo, hacen envidia.

De Liliem:

Decretamos demasiado, el universo lo cree y conspira y lo hace realidad. Esa conspiración que el hombre realiza por sí mismo, evoca a un hecho que se transforma en realidad por la fuerza de su pensamiento.

De la mitología griega:

Era tan hermoso el pastor Endimión que la diosa de la luna Selene le pidió a Zeus que le concediese vida eterna. Todas las noches Endimión dormía contemplando la luna, y su corazón se nutría de amor, pasión y erotismo.

Sian Fenn, flauta. Craig Lake, guitarra. Pavane op. 50 Gabriel Fauré.