En relación a la declaración a los medios de comunicación de quien funge como secretario de gobierno del estado de Veracruz, Rogelio Franco Castán en el sentido de que “en este gobierno nadie esta denunciado por corrupción”, “no hay una sola denuncia interpuesta en contra de algún funcionario por desvío de recursos”; el señor Franco, que no es tan franco, como es natural, no alcanza a visualizar la sentencia ya hecha efectiva por el pueblo de Veracruz al gobierno, en el que él colabora, el fallo fue dado el 1º de julio pasado, en donde el juzgador que es el pueblo, a resuelto que no deben de permanecer más en la administración pública quienes pretendieron ser gobierno; las acciones jurídicas están por venir, una vez tomé posesión el nuevo gobernante del cambio de la cuarta transformación de este País. Desde luego que por el momento no hay denuncias en contra de los funcionarios actuales, ya que el sistema de justicia en la entidad se encuentra cooptado por los instrumentos políticos en turno, de los que él ha sido protagonista. Los afectados, que es el pueblo mismo, con justa razón considera innecesario interponer denuncias, ya que al igual que las demandas laborales no procederían, por la complacencia entre autoridades administrativas y las del sistema judicial.

El intento de evadir responsabilidades se denota en el amago de entrega-recepción en el lapso de un mes, lo que a su entender del gobierno saliente, dificultaría al gobierno entrante por la brevedad de tiempo proceder para ejecutar acciones jurídico-administrativas  contra funcionarios que hayan cometido irregularidades en la función pública, argucia que se vendrá abajo una vez instalado el nuevo congreso local.

Franco Castán, aquél al que la señora Sara Ladrón de Guevara, otorgó titulación profesional ipso facto para que pudiera acceder al cargo de Secretario de Gobierno, no tiene los alcances o se los niega a sí mismo para profundizar en el deterioro económico-social y por lo tanto político, en el que se encuentra sumida la entidad. Vale aquí el texto aquel adjudicado a la puerta de entrada de una Universidad de Sudáfrica: “Destruir cualquier nación no requiere el uso de bombas atómicas o el uso de mísiles de largo alcance, sólo se requiere de un bajo nivel educativo, ignorancia de su historia y que sus estudiantes hagan trampas en los exámenes y ante cualquier barrera que encuentren en la vida; los pacientes mueren a manos de esos médicos. Los edificios se derrumban a manos de esos ingenieros. El dinero se pierde a manos de esos economistas y contadores. La humanidad muere de esos eruditos religiosos. La justicia se pierde a manos de esos jueces. El colapso de le educación es el colapso de la nación”.

Y ello sucede con el señor Franco, quien obtuvo un título de forma irregular, afectando la moral académica de la Universidad Veracruzana, que concedió en ello quien ocupa, en estos tiempo la rectoría de la UV, para ser complaciente con el gobierno que iniciaba en diciembre del 2016, y así prolongar su estancia en la Universidad.

Sintácticas

De un joven pensador:

Ahora que hay conclusión e inicio de nuevo gobierno, se sienten amenazados los unos con los otros.

De las reflexiones de Jevs:

Lo más profundo de nuestro ser se encuentra en el diafragma, el alma está ahí, es lo que da fuerza al espíritu, es el motor de la energía impulsora de la voluntad. Ésta energía que se encuentra entre la cavidad pulmonar y la abdominal. Coordinadas  con el pensamiento y la razón, son lo que otorga la existencia al hombre.

Por lo que las respiraciones adecuadas, liberan al ser humano de la confusión, la presión mental y emocional del hombre, y cuando en ello se ejercita, permanece en libertad o vuelve a ser sí mismo.

De la filósofa de la Plaza del Carbón frente a un templo:

Cuando la limosna es mucha, hasta los santos desconfían.

De San Pablo:

Desde que te conozco me he convertido en lo que soy, antes tenía futuro, ahora tengo destino.

De un perfeccionista:

Vengo dispuesto a cometer todos los errores del mundo y dejar de intentar ser perfecto.

De Unamuno:

El hombre es un ser enfermo de eternidad.

Gabriel Fauré. Pavane, Op. 50, Young Cracow Philharmonic Krakowska Młoda Filharmonia. Dyrygent: Tomasz Chmiel.