Como comenté ayer, Miguel Maldonado vino a la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil a presentar su libro El vuelo de la rosa (Destrazas ediciones, 2017), un poemario concebido en Twitter y sujeto a los 140 caracteres que permitía esa red social en el momento en que lo escribió, en contraste, la versión impresa se hizo de manera artesanal. En la presentación explicó:

El vuelo de la rosa

«Este libro concentra seis siglos de historia de la prensa y de la escritura en occidente, es un libro que se hizo con el viejo estilo de los tipos móviles, ya saben, poner letras de metal —de plomo por lo regular— una tras otra hasta ir haciendo las líneas y poniéndolas en la rama —que es el marco de metal donde se ponen las líneas— y luego pasarla a la prensa vertical. Aquí lo maravilloso es esa gran elipsis que se da entre la prensa de Gutenberg del siglo XV con las redes digitales del siglo XXI.
«Uno de los recursos retóricos que hay son las elipsis, son estas formas de saltar de una realidad a otra de un verso al siguiente, recuerdo, por ejemplo, un poema de Pessoa en el que está reflexionando sobre su existencia, una existencia que él da por derrotada; cuando está reflexionando sobre la derrota de su vida se asoma a la ventana, ve que va pasando un vecino y dice ah, es Esteves. Lo saluda: hola Esteves, ¿cómo estás?, y empiezan a hablar de cosas cotidianas: oye, ¿ya pasó el camión de la basura? A mí me fascinó esta elipsis de cómo un poeta puede estar debatiéndose por su existencia, abrir la ventana y saludar al vecino de enfrente.
«Esta elipsis que se da entre la existencia interior y la realidad concreta es un recurso poético que yo quise llevar a la práctica pero en términos editoriales, ¿cómo conjuntar en un solo libro seis siglos?. No lo planee, no dije voy a hacer una elipsis, voy a poner seis siglos en un libro, no fue así pero al final del día, eso es lo que concentra este libro, fue escrito en las redes sociales, en formato digital del siglo XXI pero impreso con un método del siglo XV».
En esta segunda parte de la conversación, hace una serie de reflexiones sobre su estilo, sobre los límites que ha tenido siempre la literatura y sobre algunos otros conceptos, y habla sobre su libro por venir, Lobo de corazones.

De polvo y sueño

Cuando escribes siendo joven —al menos en mi caso y yo creo que en el caso de muchos— no tienes tanta experiencia de vida, así es que, en mi caso, la escritura se fundaba más en la reflexión, en la intuición, en la vida interior sobre todo. Con los años y con las experiencias vas definiendo si tu escritura integra la experiencia o sigue alimentándose de ese mundo reflexivo interior, en algún momento yo decidí escribir una literatura basada más en la experiencia o menos en el mundo interior, El libro de los oficios tristes es precisamente la culminación de esta postura de integrar la experiencia mía y de los demás a través de la observación.
Desde sus inicios, mi poesía siempre fue más coloquial, sencilla, mundana —por decirlo de algún modo— y así lo he hecho, aunque he escrito cosas que obedecen estrictamente a la imaginación como un bestiario que escribí que obedece únicamente al proceso de creatividad imaginativa. El vuelo de la rosa también es un libro que se funda en una pasión imaginativa reflexiva, aunque utilizando un lenguaje mundano y coloquial que es en el que yo me desenvuelvo y en el que yo creo como postura literaria artística.

Lo de menos, es lo de más

Existe un prejuicio, yo creo que mal fundado, que considera que la literatura hecha en las redes sociales o en formatos digitales nos constriñe tanto que inhibe la creatividad del proceso literario, y digo que es un prejuicio porque desde siempre, la escritura ha requerido de la tecnología; el lapicero o el carbón son herramientas tecnológicas, o sea, la escritura, por sí misma, desde su nacimiento se funda en la tecnología; he dicho muchas veces que los primeros textos fueron escritos por los chinos y los hallazgos más antiguos se encuentran en caparazones de tortugas, así que el primer escritor del mundo tenía un límite que era el de un caparazón. Con esto quiero decir que los límites siempre han existido, la tecnología y el límite son parte de la escritura, entonces, así como los primeros escritores de la humanidad tenían que hacerlo en los límites de un hueso, en los límites de un caparazón, en los límites de un pergamino, quise retomar ese reto y volcarlo en los límites que nos imponen las redes sociales y mostrar que en esos formatos, con esas limitaciones, se puede hacer poesía, no sé si lo logré o no lo logré, pero eso es lo que quise mostrar.
Obviamente no se trataba nada más de retar los límites de las redes, también se trataba de retomar un principio de brevedad que viene de oriente, la poesía oriental —japonesa, china— tiene diversos géneros pero uno de los fundamentales es el género de lo breve, se puede llamar haikú, tanka, tiene varios nombres y se da en distintas regiones, algunos son más largos, otros son más cortos pero digamos que este formato de la brevedad ha recorrido la historia de la humanidad y lo encontramos también, hoy día, en el propio Twitter.
La preceptiva literaria misma es una manera de constreñir, pero digamos que te limita pero también te libera porque cuando tú conoces las reglas del juego, conoces tus ámbitos de libertad. La limitación es una forma de liberación porque sabes que te vas a expresar en estos límites, entonces tu libertad también se define de algún modo.

Sin música, la poesía sería un error

El verso libre, por sí mismo tiene bastantes peligros porque si no pones atención a la musicalidad, a los ritmos internos del texto, a las asonancias y a las consonancias, por solo dejarte llevar en el verso libre quizá podrías desviarte un poco de uno de los elementos más importantes de la poesía que es la musicalidad, el ritmo.
En mi caso, la verdad es que no noto ningún tipo de influencia musical, me guío, simplemente, por mera intuición auditiva, sí me preocupa como a todos los que escribimos en verso, es algo importante porque el sentido tiene su importancia pero si ese sentido no lleva un flujo rítmico, estás careciendo de un eje fundamental de la poesía.

La sombra del árbol

Todo cuento perdurable es como
la semilla donde está durmiendo
el árbol gigantesco. Ese árbol
crecerá en nosotros, dará
su sombra en nuestra memoria.
(Julio Cortázar)

Hay una cierta plasticidad en mis imágenes y un estilo en el que me siento muy a gusto es en dar cierta teatralidad en lo que sucede, yo no sé de dónde provenga pero creo que esta teatralidad te acerca a lo que tú quieres decir de un modo más matizado pero también haces que el lector entre a un mundo imaginario, que pueda tenerlo en su imaginación.
La narrativa no está prohibida en la poesía, yo creo que incluso El vuelo de la rosa tiene pequeñas historias, que tiene un pie en la narración. Considero que los cuentos nos gustan desde siempre; desde los primeros hombres, los cuentos han sido la base de la cultura, los momentos de ocio, de canto, de escuchar historias son la manera en la que la comunidad se desahoga, la comunidad interactúa. Yo pienso que la narrativa es la base de todos los demás géneros y que todo poema debiera contar un cuento.

El que con lobos habla…

Bestiario es un libro que alude a distintos animales con pequeños relatos, un poco escrito como escribió Ovidio Las metamorfosis, un libro en el que va narrando las metamorfosis en animales y cada poema alude al siguiente animal, por ejemplo, si está hablando de la metamorfosis en cerdos y el siguiente poema es, digamos, el toro, en el poema del cerdo alude al toro para que después venga el poema, así es en mi Bestiario, por ejemplo, en el relato del camaleón aludí a la jirafa y el siguiente relato es la jirafa, y en el de la jirafa aludí a al siguiente y así, retomando esa tradición de los bestiarios medievales, pero olvidé escribir sobre el lobo, una vez que se publicó el libro, escribí sobre el lobo y de pronto se abrió una puertezota y me fui con el lobo como metáfora de este lado salvaje, de este lado instintivo que llevamos dentro.
La rosa es como la metáfora de la perfección inalcanzable y de la tragedia que hay en esa búsqueda de la perfección, y el lobo es este lado instintivo que se suelta, que se contiene, que se deja ir, que se retrae y es este oleaje salvaje encarnado en la figura del lobo que no es otra cosa más que el lado salvaje de nosotros.
Escribí un libro que se llama Lobo de corazones en el que hay, inclusive, una pequeña obrita de teatro de tres páginas y varias cosas más, es un libro multigenérico que colinda con el teatro, con la prosa, con la poesía. Lo mandé a la Secretaría de Cultura, me dijeron que el dictamen es favorable y que se publicará el siguiente año.

Estrambote

Quiero invitarlos a leer poesía mexicana, la que sea, la verdad es que tenemos muy buena poesía en nuestro país y yo creo que siempre la tendremos porque la poesía juega en una cancha distinta, no juega en el ámbito de lo comercial y el hecho de que siga existiendo hoy día un género que no juegue en el ámbito mercantilista, de alguna manera le da cierta garantía al lector de que está ante algo que podría decirse que es más genuino, más auténtico, distinto que los demás géneros.

(CONTINÚA)

PRIMERA PARTE: El llamado
TERCERA PARTE: De magia, bestias, oficios y rosas

CONTACTO EN FACEBOOK        CONTACTO EN G+        CONTACTO EN TWITTER