El presidente venezolano Nicolás Maduro, al comparecer en el Palacio de Miraflores luego de un atentado fallido en su contra, responsabilizó del ataque a la ultraderecha venezolana e implicó al mandatario colombiano Juan Manuel Santos.
El ataque fallido de este sábado 4 de agosto, aseguran fuentes cercanas a Maduro, se llevó a cabo mediante la liberación de drones explosivos. El presidente Maduro y otros mandatarios presentes resultaron ilesos.
Maduro indicó que fueron capturados varios de los responsables de los atentados y capturada parte de la evidencia, y aseguró: «hemos despejado la situación en tiempo récord y se trata de un atentado para matarme, y no tengo duda de que todo apunta a la ultraderecha venezolana y colombiana».
Maduro sostuvo que el presidente colombiano Juan Manuel Santos está implicado, tras recordar que en días anteriores, el mandatario del país vecino afirmó que el régimen venezolano se encontraba en sus últimos días.
El atentado se produjo cuando finalizaba un acto de conmemoración de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) «sin ningún tipo de problemas» en la avenida Bolívar, emblemática de la revolución y escenario del último acto público del extinto líder Hugo Chávez, indicó el mandatario.
Según Maduro, el ataque ocurrió «precisamente en el momento en que me encontraba denunciando el plan golpista de la ultraderecha venezolana, bogotana, mayamera (de Miami), en un acto de desesperación total, pudiéramos llamar premonitorias de violencia», alineadas con las declaraciones de Santos.
El gobernante venezolano indicó que cuando denunciaba el sabotaje al sistema eléctrico y pedía no bajar la guardia, «en ese mismo momento explotó frente a mí un artefacto volador, una gran explosión», seguida por otro estallido frente a la tarima donde estaban familiares de miembros de la GNB.
«A mí me protege Dios, pero aquí en la tierra me protege el pueblo y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana», dijo Maduro, quien pidió la colaboración de los gobiernos de los países del continente donde «se encuentran los reductos de la ultraderecha», en particular en Colombia y Estados Unidos.
Tomado de El Economista