La deuda pública en Veracruz, va más allá de un ´´simple” adeudo bancario. Hay una deuda mayor que no se atiende. La pública, precisamente. La deuda a los prestadores de servicios, la deuda a los empresarios, que ahora se ha convertido de una deuda económica-moral, en una deuda de la vergüenza, porque se han visto señalados el empresariado de corruptos.

La deuda al aislamiento social de miles de trabajadores despedidos, afectando no sólo a su economía financiera, sino también su estado económico de su condición social, como consecuencia de la incongruencia de una política desalentadora que trastornó la capacidad de Estado, en incapacidad, dificultando el orden social estructural como Estado, de proveer a los individuos que conforman a ésta población de lo elemental y necesario para la subsistencia.

Ésta anomia ha inducido depresiones económicas. Acontecimientos y alteraciones que deben de atenderse como una emergente urgencia social, ya que esta circunstancia ha estimulando severas alteraciones psicosociales en los individuos, con efectos adversos en el comportamiento de la estructura y seguridad social. Esto, es una deuda pública directa, inducida por acciones, en donde quedan fuera los mecanismo de racionalización de Estado, provocando alteraciones emocionales y temores a la sociedad, que incrementan los miedos internos y externos del individuo, alterando su fisiología. Este proceder gubernamental, aguijonea la psicologización que instiga la suma que desestima a las instituciones; relacionándolas con el poder y la corrupción.

El habitus que se generó en Veracruz, tiene que atenderse simultáneamente con lo financiero, como un factor determinante, ante la importancia del adeudo en dinero. Y es que la atención de lo  determinante; conlleva a mitigar la complejidad de la ambientación colectiva,  de un quebranto estructural que ha dañado y lastimado el bien común, la tranquilidad y la libertad interior y social de los individuos. Afectando severamente; la estructura psicosocial, con fuerte impacto en el estado emocional de la sociedad toda.

Este adeudo económico-moral-estructural-psicosocial, debe también de ser revisado en el proceso de entrega recepción al gobierno saliente por el gobierno entrante.

No se trata “sólo” de una deuda bancaria en dinero, sino de un daño más profundo, un daño al proceso de civilización, que constituye un agravio al desarrollo histórico, que se establece como violencia social, que tiene como fin dirigido, mantener una situación de poder.

En este proceder de los últimos gobiernos en Veracruz, cabe recordar las conclusiones del  sociólogo francés Émile Durkheim en el sentido del suicidio anómico, en el que las sociedades cuyas instituciones y lazos de convivencia se hallan en situación de desintegración, quebrantan al individuo, conformando una sociedad esclavizada, sometida a la voluntad de unos cuantos en el poder.

Este daño, creado por actos indebidos en el manejo de los recursos del Estado, deben de ser reconsiderados como parte del daño patrimonial a una sociedad, que le afecta en sus condiciones de salud-económico-sociales, alterando el todo de la convivencia de los individuos, a los cuales se les despojó de la atención como personas. Por lo tanto debe de ser sancionado, porque, se trata de una tortura  psicosocial, que lleva a una forma de esclavitud por deterioro económico, siendo esto un tipo de sometimiento y persecución a un grupo o colectividad. Acción que cabe bien en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, en donde México, por encontrarse inmerso en los Tratados  Internacionales, se obliga a considerar estos hechos, como de Lesa Humanidad.

Sintácticas

De la sabiduría popular:

Nunca digas todo lo que sabes.

Nunca hagas todo lo que puedas.

Nunca gastes todo lo que tienes.

 

Porque un día gastas lo que no tienes.

Un día haces lo que no puedes.

Un día dices lo que no sabes.

Anna Fedorova. Rachmaninoff: Piano Concerto no.2 op.18