Aunque el mensaje postelectoral que dirigió este lunes fue aparentemente para las y los veracruzanos, todo parece indicar que en realidad el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares lo hizo especialmente con dedicatoria para su abatido primogénito Miguel Ángel Yunes Márquez, luego de que la relación entre padre e hijo se fracturó seriamente tras el desastroso resultado para el ex candidato del frente PAN-PRD-MC, quien primero se negó a aceptar las encuestas de salida que le eran desfavorables al cierre de la jornada electoral del domingo antepasado, y al día siguiente amagó con impugnar el inobjetable y contundente triunfo del morenista Cuitláhuac García Jiménez.

Y es que después de autoproclamarse como el gobernante más demócrata que ha tenido Veracruz, Yunes Linares refirió que “a diferencia de esta elección –en la que ningún candidato ni partido impugnó el proceso– cuando fui electo como Gobernador todos quienes entonces participaron en relación con el mismo cargo, buscando el mismo cargo, impugnaron el resultado de la elección y trataron incluso de impedir que tomara posesión del cargo, a pesar de que había obtenido un triunfo legal y contundente, como lo confirmaron después los tribunales.

“Por eso, hoy, junto con la felicitación al Ingeniero García Jiménez, quiero también felicitar y reconocer  la madurez y compromiso democrático de quienes fueron sus adversarios en la contienda electoral y decidieron no impugnar el proceso, contribuyendo así de manera muy importante a la paz y a la estabilidad política y social de Veracruz.

“Nadie, nadie ha tenido la honestidad y generosidad de reconocerles su compromiso con la democracia y la estabilidad de Veracruz; yo lo hago, convencido de que lo merecen.

“July González Sheridan, candidata de Nueva Alianza; José Yunes Zorrilla, candidato de la Coalición PRI-PVEM, y Miguel Ángel Yunes Márquez, candidato del Frente PAN-PRD-Movimiento Ciudadano, merecen el más amplio reconocimiento por su compromiso con la democracia y con la estabilidad política de Veracruz.

“Nuestra más sincera felicitación”, enfatizó Yunes Linares.

Pero en realidad su congratulación fue para su junior, ya que ni el abanderado de la coalición priista “Por un Veracruz mejor”, quien sólo obtuvo alrededor de 528 mil sufragios –menos de la tercera parte de la votación conseguida por el contendiente de MORENA–, y mucho menos Miriam Judith González Sheridan, del PANAL, que únicamente sumó ¡36 mil 404 votos!, manifestaron su intención de impugnar el resultado de la elección. Inclusive Pepe Yunes, en conferencia de prensa convocada al mediodía del lunes 2 de julio, reconoció que tanto los resultados del conteo rápido como los del PREP, con un avance del 85 por ciento en los resultados preliminares de las 10 mil 585 casillas instaladas en la entidad, favorecían a Cuitláhuac García. “Son datos públicos que nosotros aceptamos como válidos”, afirmó categórico Yunes Zorrilla.

Sin embargo, el hijo del gobernador todavía se resistía a reconocer el triunfo de García Jiménez. Tuvo que hacerlo obligado hasta el martes 3, luego de que presuntamente su padre fue presionado por funcionarios actuales de la Secretaría de Gobernación y por la futura titular de la SEGOB, Olga Sánchez Cordero, para que en Veracruz no se generara ningún conflicto post-electoral.

Pero esta forzada claudicación, después de todo lo que maniobró para impulsar la fallida candidatura de su primogénito, Yunes Linares la ha querido vender ante la opinión pública como una histórica contribución de su régimen a la democracia veracruzana.

“En menos de dos años –puntualizó en su mensaje de este lunes 9–, Veracruz se ha transformado profundamente. Luchamos por el cambio para alcanzar la democracia.

“En 2016, los electores votaron por la alternancia, por el cambio, y exigieron democracia.

“Hoy vivimos en plenitud democrática. Con el cambio vino la democracia. Ése fue uno de los compromisos; cumplimos. Lo logramos”, afirmó sin hacer la mínima referencia al atropellado proceso electoral municipal de 2017, en el que la coalición PAN-PRD que lo había llevado al poder el año anterior, avasalló a la oposición, principalmente a MORENA, cuya representatividad en el Congreso local también menguó corrompiendo y cooptando a una cuarteta de legisladores lopezobradoristas, entre ellos a July González Sheridan, a la que impuso como candidata del PANAL a la gubernatura con la única misión de golpear en la campaña y restarle votos a Cuitláhuac García.

No obstante, ahora dijo que “los veracruzanos debemos sentirnos profundamente orgullosos del proceso electoral que vivimos”, que “las elecciones se llevaron a cabo en un ambiente de paz y estabilidad”, como si en Pánuco los hermanos García Escalante, sus aliados, no hubieran hecho de las suyas sólo para ganar por un apretado margen las diputaciones local y federal, ya que el hijo del gobernador perdió la elección en ese distrito, debido a que como el propio Yunes Linares lo reconoció, “los ciudadanos salieron a votar con un fervor democrático sin precedente” motivados pero por el llamado “efecto López Obrador”.

Sin embargo, Yunes presumió sentirse cada día “más orgulloso de ser Gobernador de los veracruzanos y de lo que hemos logrado juntos en esta breve, pero intensa y perdurable historia.

“Sólo el alcanzar plena vida democrática, hubiera suficiente para un Gobierno de 2 años; pero tuvimos mucho más logros que ése.

“Esta etapa de mi vida ha quedado grabada para siempre en mi mente y en mi corazón, y seguramente en el de todos quienes me han acompañado en la reconstrucción de Veracruz.

“Nunca terminaré de decir gracias; gracias al generoso, al noble, al leal, al extraordinario pueblo veracruzano.

“Y la mejor forma de agradecer esta oportunidad de servirles, es seguir trabajando con todo empeño, honestidad y eficiencia hasta concluir el periodo para el que fuimos electos”, afirmó, soslayando los escandalosos casos de los millonarios contratos asignados al dirigente estatal de su partido, Pepe Mancha Alarcón, en la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP) y en el Congreso del estado bajo control del PAN, sospechosamente durante las gestiones de Julen Rementería y Sergio Hernández, ex candidatos panistas al Senado de la República y a la diputación local, respectivamente.

Pero lo que más ha llamado la atención es la especie de arenga que Yunes Linares hizo al final de su mensaje y que presumiblemente la habría expresado con dedicatoria a su primogénito, quien según algunas versiones periodísticas se encontraría descansando en Miami, Florida, lejos de su padre.

“La historia no termina, la historia nunca concluye, la historia no se escribe en un día y en un solo acto; hay mucho por hacer, hay mucha historia que construir en Veracruz.

“Que quede claro: la lucha sigue”, resumió el mandatario estatal del PAN, retomando la misma frase que por mera coincidencia, después de aceptar públicamente su derrota, su hijo Yunes Márquez y su staff de prensa usaron como eslogan en la intensa campaña difundida en redes sociales para agradecer el voto a más de 1.3 millones de simpatizantes que sufragaron por el candidato del frente PAN-PRD-MC a la gubernatura.

“La lucha sigue” ha sido interpretada como el grito de guerra que mantendrá en pie a los yunistas azules hasta la próxima elección, en la que Miguel Ángel Jr. o su hermano Fernando Yunes, actual alcalde del puerto de Veracruz, volverían a la carga para intentar suceder a Cuitláhuac García en 2024.

Sólo que serán otras circunstancias. El papá ya no tendrá el mismo poder ni dispondrán de los recursos y del aparato del Gobierno del Estado. Tampoco contarán con un fiscal tan colaborativo como Jorge Winckler, quien con la pura persecución contra Karime Macías de Duarte se llegó a ufanar de haberle sumado 5 puntos a la candidatura de Chikiyunes. Los que ahora se sabe que no fueron suficientes para remontar el tsunami lopezobradorista.

Pero, por lo mientras, ante el sonoro fracaso por la gubernatura, ahora Yunes y sus hijos pretenden apoderarse de la dirigencia estatal del PAN para sobrevivir y reposicionarse políticamente en la siguiente elección local y federal de 2021, lo que estaría por hacer resurgir aquella memorable “Muralla azul” que a finales de 2010 tuvieron que integrar los líderes de la mayoría de las corrientes internas del partido blanquiazul para cerrarle el paso precisamente al primogénito de Yunes Linares, quien de la alcaldía de Boca del Río quería saltar a la presidencia del CDE de Acción Nacional, luego de que su padre acababa de perder también la elección de gobernador ante el priista Javier Duarte de Ochoa.