Curioso que ante el catastrófico resultado obtenido por el PRI en las elecciones del domingo pasado, en el carnaval de culpas se hayan olvidado de Javier Duarte, el villano favorito. Si bien la derrota ha sido atribuida a los escándalos de corrupción –el caso del ex gobernador de Veracruz como el más emblemático-, hay otros factores que pusieron en evidencia que el partido está cada vez más lejos de los electores.
La elección del domingo pasado pudo haber cambiado la suerte de Javier Duarte, de su familia y la de sus colaboradores. Sin mover un dedo, desde su celda ganó en tres frentes: la derrota del gobernador Miguel Ángel Yunes, una positiva referencia de su caso por parte de Cuitláhuac García y que se le haya dejado de mencionar como el culpable de todos los males que aquejan al PRI.
En el primer caso, de poco le sirvió al mandatario estatal mover literalmente cielo, mar y tierra para llevarlo a la cárcel; no se puede negar que sin la presión que ejerció durante meses, difícilmente la PGR hubiera tomado cartas en el asunto. Al final, el encarcelamiento de Duarte no generó renta electoral ni a Yunes Linares ni al gobierno federal.
Y no la generó a pesar de que administró el escándalo por varios meses. Sin embargo, como mencionábamos ayer, nunca quedó claro cuál fue el proceso legal por el que recuperó algunos de los bienes –hay que recordar que lo hizo incluso antes de tomar posesión, sin tener facultad jurídica alguna-, y cuál ha sido el destino.
De hecho, la forma irregular con la que presionó para obtenerlos -como sucedió con la casa de Tlacotalpan- y la certeza de que su gobierno terminará en cinco meses, cambia el escenario y podría dar lugar para que ahora sí se inicien acciones legales por parte de sus propietarios, incluso de los prestanombres si los hay, para recuperarlos. Ahora el ex mandatario parece llevar mano.
Y digo parece porque el único que ha mencionado su nombre ha sido el virtual gobernador electo Cuitláhuac García, quien en una entrevista con El Universal dijo que se ha abusado de la investigación en contra del ex gobernador Javier Duarte con fines electorales y aseguró que a Yunes Linares “le salió el tiro por la culata” en la investigación contra Karime Macías, esposa de Duarte, ya que sólo ha sido parte del “juego mediático”.
La declaración desestima claramente la investigación de la FGE. Cuitláhuac señaló que en la investigación hubo abuso, ya que la actual administración sólo buscó simpatías prometiendo cárcel para “fulano y sutano”. “Yo conozco la ley y no está esa atribución. El gobernador no puede meter a la cárcel, ¿quién sí lo puede hacer? Un juez”. Luego entonces, no será él quien lleve a la cárcel a los indiciados.
Para los malpensados, podría no tratarse de un hecho fortuito; el próximo gobernador estaría no sólo acusando los abusos de Yunes Linares y la Fiscalía, sino midiendo al mismo tiempo la reacción de los veracruzanos. Los antecedentes de la relación entre Cuitláhuac García y Javier Duarte son públicos.
Hace casi un año, el 31 de julio de 2017, el periodista Raymundo Riva Palacio publicó una columna que tituló: “Duarte y el dinero sucio”. De ella, cito la parte que se refiere al tema en comento:
“Duarte le daba a todos, en todos lados”, dijo una persona que lo conoció bien. Nadie se escapaba, ni siquiera Morena. El enlace con ese partido era Gabriel Deantes, subsecretario de Administración y Finanzas, aunque sólo en la parte económica, pues la política se la dejaba al actual presidente de la Fundación Colosio, José Murat, y a Erick Lagos, quien era secretario general de Gobierno. Pero las reuniones más delicadas las encabezaba directamente Duarte.
[…] En dos ocasiones habló en la Ciudad de México con el jefe de Morena, Andrés Manuel López Obrador, y en dos, en su propio departamento en Polanco, con el operador del dos veces candidato presidencial y actual delegado en Cuauhtémoc, Ricardo Monreal –una de ellas tras anunciarse la alianza PAN-PRD para la gubernatura de Veracruz a finales de 2015.”
Desde su celda, Javier Duarte debe estar feliz. Está –dadas sus circunstancias- en el mejor de los escenarios. Un triunfo de Pepe Meade, lo hubiera dejado en la cárcel varios años más debido a que su liberación sería interpretada como un acto de complicidad; si ganaba Anaya, el escenario era aún peor, ya que el gobierno federal aceleraría el proceso para dictar sentencia, en franco apoyo a Yunes Linares. En cambio, López Obrador podría incluso tener un gesto de indulgencia, acusando los abusos del actual gobernador veracruzano.
El propio AMLO, ha dicho que aplicará la ley sin venganzas, y hasta ahora en este caso –aun con todos los elementos de prueba existentes- se ha privilegiado precisamente eso, la venganza. El propio Cuitláhuac le puso el cascabel al gato con su declaración.
Habrá que ver que dicen los veracruzanos.
Las del estribo…
- El resultado de la elección en Pánuco es de pronóstico reservado, tanto que el propio Cuitláhuac García se lanzó para allá en apoyo a sus candidatos. En caso de que se confirmen las irregularidades y que la elección se anule o se revierta el resultado a favor de Morena, la familia Guzmán estará en serios aprietos porque al parecer hay denuncias sobre malversación de recursos públicos de algunos miembros del clan. Es mucho lo que está en juego, por eso hasta la SEGOB ya se metió al ajo.
- Un caso para la araña. ¿Cuál es la razón por la que la Coordinación General de Comunicación Social se niega de manera sistemática a entregar al IVAI la información sobre los convenios publicitarios que se contrataron durante el gobierno de Javier Duarte? ¿Acaso se negociaron adeudos? ¿Se maquillaron o inflaron cifras? Muchas cosas se sabrán a partir de diciembre.